• washington paez
aballay frisad
Estudio en la universidad central del ecuador, para profesor de lenguaje y literatura, tambien participo en los talleres de la casa de la cultura de mi pais,
  • País: Ecuador
 
  Casi siempre es el miedo de ser nosotros lo que nos lleva delante del espejo Antonio Porchia Estoy solo y no hay nadie en el espejo. Jorge Luis Borges Una meningitis aguda lo había enviado a la cama el día de anterior, al despertar el dolor había desaparecido, pero tenía otro malestar, apenas recordaba los detalles del día anterior, cosa extraña pues siempre había tenido una memoria prodigiosa,- soy como Funes el memoriosos-, solía repetirse, -Borges escribió una pequeña biografía sobre mi vida antes de que yo naciera-. Pero por mas que intentaba recordar los detalles del día anterior, no podía, máximo podía juntar los recuerdos hasta la hora del almuerzo, después de eso, el dolor de cabeza, corrompía todas las imágenes de su memoria.- lo  dejare para luego- se dijo mientras apartaba las cobijas con gran facilidad, un detalle lo hiso detenerse, esta mañana las sabanas pesaban menos. Sin darse cuenta ya había llegado hasta el cuarto de baño, pero algo no estaba bien, los diseños arquitectónicos no eran el mismo, variaban en pequeños detalles, el estilo barroco era alterado por un pequeño estilo moderno, la jabonera tenía un diseño triangular, también la posición del orinal variaba por varios centímetros, este detalle fue el mas lo perturbo, en su cuarto de baño había una grieta de unos 6 centímetros, y a unos 7 centímetros se encontraba el urinal, pero en este cuarto, el urinal se encontraba a 9 centímetros de la grieta, era obvio lo que pasaba, esta no era su casa, con un ligero suspiro pensó salir desesperadamente de ese lugar extraño, pero una sombra humana lo detuvo de golpe en la puerta del cuarto, era un hombre de avanzada edad, con  cabello blanco perfectamente cortado, y con una mueca que parecía una sonrisa, llevaba puesto  un traje negro entero, propio de los mayordomos  - señor Sánchez  veo que a despertado, dijo el anciano,- en unos 5 minutos le subo el desayuno. El hombre subió como lo había prometido, en 5 minutos, llevaba una bandeja con pan, un poco de café y dos huevos perfectamente cocinados, pues aun en esas extrañas circunstancia seguí teniendo su extraordinaria memoria, -señor lo están esperando en la sala el señor Páez y el señor Vázquez, dijo el mayordomo antes de salir de la habitación. El señor Páez y el señor Vázquez, se repetía incesantemente,- personas total mente desconocidas para mí, pero no hay ninguna razón para no salir a recibirlos. Abrió el armario, y encontró sus ternos, en el mismo orden en el que él los había colocado el día anterior, pero esta no era su casa él ya lo sabia, -cosa extraña-, pensó mientras se abrochaba la camisa,- si yo estoy aquí, entonces la persona que vive en este mundo, esta en mi mundo, espero que siga la rutina como yo-. La sala era igual a la de su casa, ningún detalle faltaba, el candelabro en el techo, y los muebles Luis XV, estaban ahí, al igual que dos señores con vestimenta militar, mi general dijeron los dos hombres, cuando lo vieron entrar, y continuaron, señor nos preocupamos por usted, las tropas rebeldes han invadido la ciudad del oeste, y he recibido  la información de han encontrado su paradero, en ese momento una mosca volaba entre el candelabro, rompiendo el silencio gris invadió toda la sala. –Señor-, hablo el segundo hombre, - es mejor que sea trasladado a otra locación, como lo a informado el mayor Páez, los rebeldes conocen su paradero y no tardaran en  venir y encarcelarlo  en el mejor de los casos, pero según los informes los rebeldes piensan en asesinarlo, - por eso señor lo mejor es llevarlo de aquí, lo mas antes posible, ya tengo preparo un camión que lo transportara de aquí, y lo llevara a la capital. En la infinidad de los hechos, solo pudo sentarse en el mueble más cercano, mientras su corazón volvía a la  tranquilidad, pudo organizar un pequeño esquema de la situación, pensó, - me quieren asesinar, ¿Por qué?, si yo no hecho nada, es al otro Andrés Sánchez al que quieren, no a mi, yo solo soy un simple contador, no soy ningún militar prófugo, es mas odio la vida militar siempre la aborrecí, pero ahora, si les digo que es un error, me tomaran por un loco, y me dejaran morir aquí, ¡no!, voy ha seguir la rutina, nada mas. La mosca paso desapercibida, por los hombres que se encontraban en la sala, cansada fue a posarse en un espejo. -bueno mi general, nos tenemos que ir, dejamos solitaria la guardia sur, no se olvide a la 2 de la mañana estaremos aquí,  procure tener todo listo. Los hombres se cuadraron se despidieron, otra vez la sala había quedado en un frio  silencio, propio de la dignidad de la muerte, un pensamiento volvió a golpear su siquis, - Cómo estará el general Sánchez ahora, espero que no este sufriendo tanto como yo. La claridad de la luna, alumbraba el pasto, un viento proveniente de la pampa hacia bailar a las flores que en el jardín de la casa se encontraban. Una silueta humana se dibujaba en el filo de la cama.  -  ya casi es hora, solo falta 5 minutos para las 2 de la mañana, ya mismo vienen por mi, ¿pero será lo mejor huir?,  y si solo me acuesto en mi cama, he intento dormir, tal vez amanezca en mi propio cuarto, y esto no será mas que una horrible pesadilla. Un sonido sordo, rompió el silencio, el sonido de disparos de fusil se empezaron a escuchar, eran los rebeldes pensó, mientras se persignaba, un temblor estremeció la  casa,- la puerta principal ha sido derribada, ya vienen por mi, unos pasos se escucharon en las escaleras, y voces de extraños inundaron la casa, - ¡esta aquí!, ¡el desgraciado esta aquí¡, la madera de la puerta cedió ante la fuerza del destino, un grupo de hombres armados entraron y lo rodearon,- así que usted es el general Sánchez, dijo el mas viejo de los hombres,-usted no sabe como lo hemos buscado, usted si que es una rata escurridiza, pero mira la perseverancia si sirve, por fin lo hemos agarrado-. Aturdido y nervioso, solo pudo pronunciar,-pues aquí me tiene-, una risa grupal invadió el dormitorio,-vea que usted sigue siendo muy gallito, pero bueno tengo órdenes de llevarle ante el tribunal, pero creo que aquí, se decidirá su suerte, el hombre saco una moneda sucia, y se la puso en la muñeca,-haber mi general cara vive, cruz muere. El hombre lanzo la moneda al aire y………..   Realmente no conocí al difunto, apenas lo veía cuando trabaja de interno en el hospital san juan de dios, pero eso ya es pasado, creo que se llamaba  Andrés Sánchez, falleció hace unos 2 días, según me dijeron mis antiguos compañeros, como todos sabemos su locura invadió  sus últimos días, pobre infeliz, era un gran contador, uno de los mejores, pero enloqueció, hasta el ultimo de sus días  paso repitiendo que era un general del ejercito. 
El sonido de la lavadora era abrumador, una mescla entre sonidos de llaves cayendo a un vació que se podía evitar, y un sodio de piedras que se mesclaban para dar forma a una estructura que estaba destinada a desaparecer, de igual forma, y como ataque siniestro el olor del pan recién horneado que provenía de 10 metros de distancia de su hogar, la panadería de doña clara, la señora con mirada de ángel y facciones de bruja que por más de veinte años había saludado con un simple “hola joven”, todo era tranquilo incluso su soledad se interesaba por su bienestar, es lógico pensar en objetos que se dibujan con nuevas formas o nuevos olores que ingresan al basto catálogo de reconocimiento de su olfato. Eugenio Ramírez perdió la vista mientras ingresaba por una dolencia de apéndice al hospital de san isidro, en el día de las fiestas de la independencia de ese país, los médicos como todos los galenos que alguna vez existieron, confundieron las intravenosas y los condenaron casi como una castigo divino a la total oscuridad, Eugenio Ramírez jamás se quejó de su condición, el solo se incorporó y siguió su vida con el mismo ritmo con que el antiguamente la vivió. Una grabadora era su único medio para escribir, como es común pensar, un escritor sin sus ojos no es nadie, pero Eugenio no pensaba de esa forma, tomaba el ejemplo del escritor argentino Jorge Luis Borges, y continuaba su vida, cada día era un nuevo inicio, una historia que se dibujaba con excelentes personajes carentes de la visión de un mundo globalizado. Los personajes de Eugenio Ramírez son formas de vida, no son humanos en todo el sentido de la palabra, solo son emociones que se componen de situaciones, y de acuerdo a cada situación, el alma de la emoción se torna en persona, esto claramente se ve reflejado en su cuento sobre la perpetuidad del quijote. Una obra que comienza con un dialogo poco productivo, teniendo como principales actantes a un mendigo y un literato del siglo XVIII, la trama se elabora entre esos dos objetos de sentimientos, el primero representa tal vez la locura o la  soberbia inspiración del hidalgo Don Quijote de la Mancha, el otro en cambio represente (y como no puede ser de otra forma) a Alonso Quijano, el docto hombre que había desarrollado su personalidad conforme a sus lecturas, como es de anticipar el dialogo se desarrolla con las situación de un recuentro nada original, es común que al final se termine confundiendo la trama, Eugenio Ramírez había dicho que el final de su historia quedaba abierto, pues un lector podía argumentar, que el hidalgo Don Quijote de la Mancha era el sueño de Alonso Quijano, y otros lectores podían argumentar lo mismo pero con los papeles invertidos.(click) -          Ya deja tu autobiografía para otro día, hasta la esquina del viejo Gustavo se te escucha esa voz de ultratumba, Eugenio. -          Déjame tranquilo, yo seré quien juzgue si mi vos levanta a los muertos, además tu que tienes que hacer aquí mujer, pensé que no ibas a volver hasta dentro de unas cinco horas -          Pues te diré que el bus casi se choca, por lo que doña Mariana, lo tomo como un anticipo de su muerte, ya sabes cómo es esa mujer, si un loro canta, ella piensa que mañana va a ganar la lotería. -          Ya me imagino el escándalo que debió armar. -          Tú no te imaginas, con decirte que el chofer quedo más intranquilo con los gritos de doña mariana, que con el efecto del mismo choque, bueno casi choque -          Yo si te dije que te fueras sola, ya vez ahora toca aguantarte toda esta tarde y yo que tenía planeado escribir. -          Escribir tú no puedes, hablar como un loco si, ganas un premio de locución con tus palabras, deberías contratarte para eso comerciales de compras por televisión. -          Sabes lo estado pensando, ya mañana dejo mi carpeta a ver si me contratan, me estoy quedando sin cintas. -          Porque mejor no te compras esos nuevos aparatos que graban, dicen que son una maravilla. -          Ya sabes que yo y el capitalismo no nos llevamos. -          Bueno entonces has lo que tú quieras, yo mientas tanto voy a cocinar. (click), (click). La poesía como medio creador de sentimientos humanos, es la fuente de todas las aventuras y desventuras de la humanidad. Ya lo vio platón cuando en la república, afirmo la idea de que los poetas no tendrían cabida en una sociedad perfecta, pues los mismos representan el encuentro de los sentimientos de los humanos, de igual forma la imagen de homero al igual que los poetas de la llamada época clásica, son seres cuya imagen fue elevada hasta el rango de lo divino, la pregunta que planeo es la siguiente, acaso ellos al final de sus vidas, en el ocaso del mar, se reavivo en ellos la idea un paraíso donde el ser humano es capaz de fijar sus emociones a su auto control.(click) El hombre soltó su libro, se inclinó en el sillón de sus padres (penosamente heredado de la época de la revolución), y soltó una suspiro que intranquilizo a toda la cuadra, el hombre del que hablamos nos es más que nuestro supuesto hombre de letras, el mismo que imagina los argumentos, el mismo que ha decidido morir por el bien del lector, que autor más devoto se dirá en su tumba que hombre más solemne, estas son los argumentos que desatan una idea falsa de grandeza. El hombre solo mira el horizonte  y piensa el mundo. -          Cuanto tú quieres, Eugenio Ramírez logras un poco de reflexión poética. -          Vaya sujeto, ahora piensa que es un poeta, Mi marido es todo un artista -          Y tu señora, eres toda una sepultadora de esperanzas, ¿Cuándo andarás por la calle libre de culpa? -          ¡jamás, Eugenio Ramírez!; prefiero ser tu eterno tormento, yo soy tu razón de vivir -          Eres igual que una estaca en el corazón mujer -          Si es cierto, pero vele el lado bueno, ya sabes cómo vas a morir   -          Menuda suerte que tengo, gracias a dios solo yo muero por tu mano -          Ven a comer que el almuerzo está casi listo. (click), Eugenio Ramírez se define a sí mismo como un lector corriente, y como un escritor de mediocre que ambigüedad, se ofende cuando lo describen con los adjetivos como: Él magnifico escritos, Él más grande de todos. Eugenio Ramírez solo se ve como un hombre normal, lo ha dicho miles de ocasiones, y lo ha resaltado en todas sus obras, “El hombre ciego que mira con los ojos del mundo, no es más que una soltura de sus propio pensamiento”; su más reciente libro se caracteriza por la utilización de relatos a corto plazo, es decir intercala la utilidad del dialogo, con ejemplos de pensamientos, una rayuela cortazariana que encuentra sentido en todas sus partes, de ahí el ejemplo del lector atrapado en el rol del escritor, la narración se comprende como una auto biografía, pero el relato es todo. (click) Y así sin más remedio termina el sonido de la lavadora, el suave golpeteo del agua al chocar con las paredes de una forzada evolución, el hombre es el dueño de su visión, aquel campo que se encuentra en todas las categorías, el quedar en la completa oscuridad no es el fin, sino el comienzo de la sabiduría. El olor del pan recién horneado, y el saludo de la señora de antaño son todas las sensaciones que un ser humano necesita para vivir, lo demás solo son imágenes que se encuentran en un libro, es lógico el pensar en un relato eterno compuesto por el pensamiento, la imaginación es el lugar de una convivencia social, yo  Eugenio Ramírez  admito, que lo antes escrito es una mentira, los datos de mi matrimonio están el registro civil, y el curioso lector que se aventure a conseguir mis hojas de matrimonio, ha de llegar a la penosa conclusión que mi divorcio fue necesario, han pasado diez años, y aun puedo imitar su voz. Quito-Ecuador- 1985     
    La vista nublaba sus sentidos, estaba acostumbrado a observar todo el silencio contenido en  sus parpados, mientras que sus ojos se apagaban, el sol del mediodía, la luna que se acercaba y la terrible oscuridad que comenzaba solo empeoraban su ya extinto sentido de la realidad, nunca sintió tanto temor, nunca nadie lo había acompañado por la estepa de concreto. Los transeúntes que lo miraban no reconocían a aquel hombre de barba blanca y cabello canoso, algunos como es la costumbre solo golpeaban su hombro para conocer si aquel hombre en verdad existía, otros un poco más rescatados preferían absorber el olor que del emanaba, y simplemente se alejaban con un poco de resaca, aquel hombre caminaba sin rumbo, tal vez y como muchos otros, luego afirmaron solo era el sol del mediodía que se negaba a morir en la noche. Juan Echeverría cruzo la calle de las magnolias, siempre prefería el camino  largo, su meta era deshacerse en sus pensamientos, una ambulancia, una sirena de la policía, y el olor del pan recién echo, era el placer más simple que él podía disfrutar, pero de igual forma que las otras personas el también vio aquel hombre que se disipaba por el camino contrario por el que él iba, el hombre que con cabellera gris y babar blanca era el centro de atención de aquel morboso escenario que se repetía constantemente. La ciudad para María torres eran los semáforos de la calle Constanza y el bailar de las fiestas que se repetían cada año, por motivo de la independencia de una país que no le pertenecía, ella como mucha gente estaba ahí solo porque era mejor trabajar que ser feliz, era su rutina caminar por la plaza América y luego girar en sentido de la calle Constanza solo para detenerse frente a la florería y comprar una docena de rosas, solo ella, ¡sí!, solo ella pudo ver al hombre que se detuvo junto a la ventana de la panadería, tal vez se detuvo para comprar un regalo, un pastel para su hija Eva Rodas, cuya afición por los dulces había llevado a su padre  a salir y dar un paseo por la intranquila ciudad que se dibujaba a carbón y hierro, compró el pastel que más robaba una sonrisa a su hija, y luego camino unas tres cuadras, se detuvo por un momento en el parque central, y lentamente como si iniciara un extraño ritual, encendió un cigarrillo y se dispuso a leer unas hojas de Cortázar. El escritor visualizaba las extrañas formas de las nubes de verano: eran un matiz suave de colores que se dibujaban conforme la gente olvidaba él porque del tiempo, el tiempo existían solo para que la gente vea que corta es su existencia, a quien le importa el tiempo si somos inmortales. Su inspiración duro por poco tiempo, el ruido de una ambulancia irrumpió en su ya gastada tinta, se dispuso abrir su pequeño balcón y observo como un círculo de personas se formaba de acuerdo a un centro. Los paramédicos gritaban que lo dejen respirar, pero el cumulo de gente se amontonaba más, ellos sabían, todos los humanos saben cuándo uno de los suyos va trascender, ellos lo saben, porque  en su libro lo tiene escrito así “NO HAY NADA NUEVO BAJO EL SOL”, nada inmortal puede haber en esta tierra, eso destruiría el delicado equilibrio de dios, el escritor puso esas líneas para continuar con su poema. El hombre de barba gris dio su último suspiro, su cuerpo descanso en la blanca camilla, al mismo tiempo que Juan Echeverría llego a su casa, o que María torres compro sus flores, pero más disfruto el dulce Eva Rodas, porque aquello lo compro su padre.
Común
Autor: washington paez  268 Lecturas
Al morir el alba,  el lento transitar de las manecillas del reloj indicaban que llegaba tarde a la invitación a cenar, hecha por su viejo amigo de la universidad. Cuya extraña aparición tres días atrás, había dado un respiro a la ya te diosa rutina que  ejercía como  un funcionario publico.  Apresuradamente  y con el tiempo aun en contra, arrojo  su maleta por entre los muebles de la pequeña sala, que conformaba una parte de su departamento.  Automáticamente y con un ojo siempre en el reloj de mano, tomo su abrigo de piel y deposito las llaves del automóvil y las de la casa, las cuales gracias al invento del  llavero jamás se separaban. Un segundo antes de cerrar la puerta de calle, recordó  que la costumbre, al momento de ser invitado  es llevar un obsequio de cualquier tipo, no importa cual sea, pero que bajo  ningún concepto, el  invitado podía llegar con las manos vacías, aquella norma de cortesía que había llegado de improviso como el canto de un gallo en la madrugada, lo hiso volver a recorre  por las escaleras y abrir de una manera estrepitosa  la puerta de su departamento, con una mirada rápida ojeo los distintos presentes que podía llevar, a la tan esperada  cena. De  pronto en su muñeca izquierda sonó  un Vic sórdido y vacío, el cual indicaba el  cambio de hora, aquella circunstancia  de atraso hiso desesperar a un mas, su ya excitado corazón  y tomando  el ultimo objeto donde su mirada se había posado, y salió apresurado a tomar el primer  taxi que pasara. El trayecto transcurrió, con los contratiempos que solo los semáforos y los policías de transito  pueden ofrecer al conductor urbano. Al momento de cruzar una concurrida avenida. Una extraña sensación invadió su cuerpo y provoco que posara la mirada en el objeto que había tomado de su casa.- un candelabro, entre las muchas cosas, que puede haber tomado, tenia que haber elegido un candelabro, voy hacer la comidilla en las reuniones sociales futuras y mas aun, jamás me volverán a invitar a ningún evento que requiera que el invitado lleve un presente, pero ahora ya no puedo hacer nada,  mas que llevar este viejo candelabro.  Después de  cinco minutos, el taxi  llego a una casa de color blanco con detalles barrocos en los marcos de las ventanas.  Con paso decidido y con una sola duda en la cabeza descendió del taxi y siguió avanzando por el jardín que al igual que la casa poseía un estilo de decorado barroco. Al llegar a la puerta principal, noto que la misma  estaba  decorada con molduras y arreglos de querubines,  los cuales poseían  un acabado perfecto como si hubieran sido terminados hace solo unos cuantos minutos. Arreglándose un poco las mangas del abrigo, y tomando el pañuelo que siempre llevaba consigo en su pantalón de tela,  se las ingenio para tocar el timbre, extasiado  por los maravillosos acabados que la puerta mostraba al publico, empezó a balbucear en voz baja sin que se diera cuenta.- pero mira que maravillosa obra de arte, los detalles son perfectos, parecen como si estuviera en algún viejo palacio de Madrid, y lo mas extraño aun es que las molduras y los arreglos, combinan perfectamente con los detalles del candelabro que he traído, tal vez a Carlos, le guste este vetusto candelabro, y no quede en ridículo por mi imprudencia. Un señor de unos veintiocho años abrió la puerta traía puesto un terno negro entero con una corbata a rayas.- Ismael, me alegro que ver que al final aceptaste mi invitación, y yo pensaba que ya no ibas a venir, pero hombre pasa que esta es tu casa, pasa con toda confianza. El interior  de la casa no se encontraba ningún detalle que atrajera la vista de un visitante, solo tal vez las arañas de cristal que colgaban del techo, pero como el ya sabia, a Carlos siempre le gustaban esos detalles exóticos, por lo que no le llamo mucha la atención.- Carlos te he traído este presente, como agradecimiento por tu invitación dijo Ismael con tono lúgubre como intentando apartar la vista de su  amigo,  es un candelabro que conseguido en uno de mis tanto viajes al extranjero. Lo compre en un mercado artesanal mientras realizaba unas pasantías por Madrid. Aun templando y con la mirada en el piso, Ismael entrego el vetusto candelabro, aun sabiendo que la historia que acaba de contar sobre su origen era una gran mentira, para disimular la vergüenza de su impuntualidad.- pero hombre no era que te molestes, los tiempos han cambiado, no era necesario que te molestaras tanto, ahora tendré que darte la mejor cena de tu vida, en compensación por tan bello presente, pero dejemos de hablar, pasa al comedor ahí esta mi mujer, quiero que la conozcas, ya que tu te has perdido por tu trabajo, pasa hombre.  Ismael todavía recuperándose  de la sorpresa de que su viejo candelabro fuera  acogido con tanta facilidad, siguió caminando por el estrecho vestíbulo, de pronto una luz,  ingreso por su pupila, y término  cegándolo por unos breves segundos. Ante él se encontraba una habitación amplia, en cuyo centro se encontraba un enorme comedor echo de roble y cedrón, en el extremo del comedor se encontraba, la figura de una muchacha de unos veintiocho años, que llevaba puesto un vestido negro entero, con un escote pronunciado.- Ismael te presento a mi esposa Alejandra peña, La mujer que logro que me quedara quieto en esta vida. Una pequeña risa reboto en las paredes de aquella habitación.- mucho gusto señor vallejo, mi esposo me ha hablado mucho sobre usted, y de sus aventuras en la universidad.- mucho gusto en conocerla, no tenia idea de que Carlos  ya se había casado, y me sorprende aun mas que tenga la valentía de contarle sobre nuestras aventuras cuando estábamos en la universidad. Un aire de fraternidad se empezó a respirar, Carlos adelantándose a su esposa dijo, bueno a cenar, que ya todo esta servido, pero antes que me olvide, mira amor, lo que nos a traidor Ismael  un exótico candelabro cuyo origen se remonta a la madre patria, España y ole, pero bueno pongamos el presente en medio de la mesa, sentémonos a cenar, que la comida se nos esta enfriando. La cena, paso sin mayores imprevistos, solo unas cuantas risas, y los recuerdos de los tiempos universitarios se hicieron presentes, en aquella velada.- bueno Carlos, ya se ha hecho tarde, y mañana tengo que levantarme temprano, asido un enorme placer a ver revivido aquellos tiempos universitarios, esta de hacer estas veladas mas seguido, pero bueno me voy, acido un placer conocerla Alejandra. Con esas últimas palabras, Ismael se retiro de la habitación y acto seguido de la casa. Carlos lo acompaño hasta que consiguió tomar un taxi y con un apretón de manos se despidieron. Que gran amigo que es Ismael, dijo Carlos mientras recogía los platos que se encontraban en la comedor, esta de invitarlo mas seguido. - Amor, acércate un minuto, es urgente, estoy aquí en la sala principal, grito Alejandra, la misma que hace unos veinte minutos se había ido a descansar a la sala, llevándose el candelabro, que había dejado  como presente Ismael. -Que paso amor, por tanto apuro en que yo viniera,  sabes que estoy ocupado limpiando la mesa. Un silencio  instantáneo invadió la atmosfera de toda la casa. El candelabro que te ha traído tu amigo, vale en si una fortuna, el limpión que sostenía, Carlos cayo en el piso como si una mano invisible lo hubiera arrojado, - Que estas diciendo mujer, que clase de disparates son estos, ¿Cómo va a constar una fortuna ese viejo candelabro?, estas mal.-¡No, Carlos Andrade!, te estoy diciendo la verdad, este candelabro data del siglo XVII en la época colonial americana, es una reliquia histórica, y por lo que se ve tu amigo, lo ha mantenido en buen estado, a pesar de sus años, lo que duplica su valor, toma y observa por ti mismo, y veras que no te engaño. Carlos sujeto el candelabro con extremo cuidado procurando no manchar ninguna parte con su sudor,- pues si es cierto que tiene los mismo detalles que nuestra puerta, y que su estructura parece haber sido elaborada en plata pura, pero me es posible pensar, que Ismael  nos obsequiara algo tan valioso, como un candelabro de la época colonial. – amor, y si se equivoco, y en verdad no conocía su valor autentico, no crees que eso puede ser posible.-no se, tal vez tienes razón, en ese caso lo mejor será que le regresemos el candelabro. – no estas loco, este candelabro a de valer una pequeña fortuna, lo mejor es que lo vendamos, ya así terminamos de pagar la hipoteca de esta casa, por que ya estoy harta de que me llamen, por los pagos atrasados del banco. Carlos descargo todo el peso de su cuerpo en la silla que estaba mas próxima, a sus manos, y con un leve suspiro dijo,- mujer que te pasa, ¡acaso quieres que te llamen ladrona!, no lo mejor es que lo devolvamos y nos evitamos problemas a futuro. – el que esta loco eres tu, acaso no ves que este candelabro puede ser la solución a todos nuestros problemas, y suponte que tu amigo si sabia el valor real del candelabro, seria una tremenda descortesía devolvérselo, es mas nos tacharía de mal agradecidos. Alejandra siguió viendo a su esposo y con un rápido movimiento se puso de pie y camino hasta donde él se encontraba, lo tomo de la mano izquierda y beso con ternura su muñeca. – Carlos entiende, si devolvemos el candelabro, tal vez se escape esta oportunidad que Dios en el cielo, no ha ofrecido, no seria justo que desaprovecháramos tal oportunidad, además tu amigo Ismael, tiene un buen trabajo, a él no le servirá el dinero del candelabro, a nosotros si. Carlos quito rápidamente su mano de los labios de su esposa, he inmediatamente se levanto de la silla. – que estas diciendo mujer, sé que nuestra situación económica no es la mejor, y se también que oportunidad como esta de ganar dinero, no se va a volver a presentar, pero mi conciencia no me dejaría vivir, si no le devuelvo el candelabro a Ismael. Alejandra se alejó de donde se encontraba su esposo, ya en las escaleras dijo, - si tu entregas el candelabro, yo me divorcio de ti.   Aquella noche, Carlos no  pudo dormir, un fuerte cargo de conciencia lo atormentaba cada vez que cerraba los parpados, tampoco subió a su recamara, por el temor y la molestia, de escuchar las reiteradas amenazas de su mujer, si el regresaba el candelabro a su amigo. A las doce de la noche y para evitar que sus pensamientos le recordasen la historia de su amistad con Ismael, y el gran amor que su esposa sentía, decidió abrir una botella de vino importado, que la había estado guardando para una ocasión especial,-bueno, Carlos Andrade, que hacemos, devolvemos el candelabro, o lo conservamos y evitamos que Alejandra se divorcie, que  hacemos Carlos Andrade, igual cualquiera que sea la decisión, yo quedare como el malo de la película, pero bueno hasta que eso pase, lo mejor será que siga disfrutando unas copas mas de este vino. Cuando Alejandra despertó, y bajo a ver si aun seguía el candelabro en la mesa donde lo había dejado la noche anterior, se llevo una gran sorpresa al descubrir que ya no estaba el candelabro, ni tampoco su esposo, en su lugar solo había una botella vacía de vino, y una nota, Alejandra corrió hasta donde se encontraba la nota y con sumo cuidado la abrió, en su interior solo había 6 palabras, “El que se divorcia soy yo “. En el ministerio de educación, como en todas las mañanas, se encontraba el abogado Ismael vallejo arreglando los papeles que su secretaria había olvidado de archivar, de pronto y sin ningún aviso el guardia de la puerta le indico que había un señor, de apellido Andrade que necesitaba urgentemente hablar con él. Ya en la resección Ismael reconoció a su amigo y se apresuró a tenderlo,- que gusto verte aquí, Carlos, me sorprende verte, y mas cuando recién son las ocho y media, pero dime, en que te puedo servir. Carlos saco el candelabro, de una funda negra que llevaba  consigo.- toma amigo, te lo devuelvo, no sabes, como me a causado la de problemas, tu querida broma, de anoche, toma, y en tu vida vuelvas a llamarme amigo. Ismael aun confundido tomo el candelabro y antes que pudiera decir algo, Carlos salió corriendo, y tomo el primer taxi que vio, Ismael aun confundió por los acontecimientos sucedidos, solo dijo,- Al final creo que no le a  gustado  el candelabro.    
El candelabro
Autor: washington paez  263 Lecturas
El balón multicolor rebotaba incesante por toda la casa, un golpe en el marco de la puerta de caoba era el indicio de que Adriana se dirigía al patio, su única  ilusión era provocar el  rebote de aquel objeto esférico, que se negaba a permanecer estático en algún lugar de la casa. María Urrutia, empleada de oficio y confidente de la señora de Balladares por designio de la misma, había terminado de lavar la ropa, y se disponía a subir a la terraza para colgar la misma, en su trayecto de no más de diez minutos, se encontró con la pequeña Adriana, la cual con una sonrisa le informo que se dirigía al patio. María Urrutia con un gesto que informaba lo cansado de su labor, solo le devolvió a una pequeña sonrisa, que luego Adriana recordaría como una mueca que proyectaba alguna alegría, María Urrutia se despidió de la niña, continuo por las viejas escaleras de adobe y ladrillo pulverizado. Adriana llego con tres sonidos de su balón, el patio de color café con unas líneas de color blanco, se dibujaba como el inmenso campo que un día vería en su viaje a la Argentina, ahí estaba Adriana con su balón disfrutando de cada esquina que le proporcionaba una aventura diferente, de pronto y sin ningún aviso el balón fue a dar a la tina, que María Urrutia tiempo antes utilizo para lavar la ropa de sus patrones. El balón mecido por las pequeñas olas de un agua turbia y jabonosa, suplicaba el favor de algún rescatista que la salvara, así Adriana se apresuró a rescatar al pequeño amigo que rebotaba con ella en el juego, se subió en un banco cuya textura se percibía como cedro, y tomando un fuerte impulso salto al mar en busca de su amigo, lo que nunca comprendió Adriana era que el agua cuando se mescla con el jabón, se convierte en un espeso océano, que niega cualquier posibilidad de rescate, por eso la pequeña Adriana se vio hundida por su propio peso en el  interior de aquel océano que se negaba hacer mar, y ahora Adriana era quien tragaba agua y pedía por un rescatista. “Le entrego dos libros, el primero Gargantua y Pantagruel, el segundo pero no menos importante el curso sobre el Quijote de  Vladimir Nabokov, ella para no perder la línea de aquel evento donde los libros se observan, se perciben y se consumen, a la par también compro un Curso sobre el Quijote. Esta anécdota la relataba mientras sus estudiantes despejaban la mente de un curso eterno sobre el mejor de todos los mundos. El Licenciado mientras tomaba una silla, y se disponía a depositar toda su humanidad, continúo con su plática. -Mi mujer se compró otro libro, porque pensaba que lo nuestro no iba a durar, que todo iba hacer pasajero, pero ahora ya vamos diez años. -Pero está seguro, que va a continuar, dijo un alumno que se encontraba cerca del escritorio.-Claro, va estar conmigo hasta la muerte, o hasta que yo me ponga más viejo. Una estridente risa invadió el ambiente del aula, el licenciado subiendo más la vos de lo que las risas de sus alumnos pueden alcanzar, soltó  la palabra silencio acompañada en perfecta conjugación con un muérganos, que provoco un silencio, y posteriormente otras risas. Después de esto, la clase continúo con la explicación sobre la enciclopedia, inmediatamente otra anécdota asalto la mente del licenciado, y continúo. “El niño Jorge Luis Borges, se encontraba tranquilo en su casa, nada lo inmutaba, todo en su universo estaba organizado con la perfecta simetría de lo que va hacer su posterior vida, también y como un constante recordatorio el niño Jorge Luis Borges durante las mañanas  recordaba los constantes sueños sobre laberintos y animales fantásticos, su vida a la igual que la de los demás niños se debatía entre juegos y un tablero de ajedrez. Pero él tenía algo que no tenían los demás niños, su padre un profesor, poseía la colección completa de la enciclopedia Inglesa, por lo que el niño Jorge Luis Borges, pasaba horas enteras de su niñez leyendo cada fascículo. Su erudición creció a la par con cada tomo que su vista logro grabar.” Miras la sorpresa de tus alumnos, adivinas que ellos no saben nada sobre el tema, tal vez, y solo por casualidad aquellos dos alumnos que te observan, con una mirada que induce al conocimiento, tenían una mera especulación sobre la erudición de Borges. Pero te detienes, tomas un sorbo de café, este día el café está en su punto máximo, un sabor como a nostalgia y determinación, una idea cruza tu mente, el retiro, estás pensando en cómo vas a  vivir cuando ya no este ese aparato donde tenías que meter tu pulgar, pero tranquilo, tranquilo los libros son infinitos. Ahora todos están murmurando, te miran, algunos consultan su reloj, otros solo sacan sus celulares por la costumbre de la tecnología, otro razonamiento asalta tu mente. ¿Acaso ellos no pueden vivir sin luces de neón?, esa duda te la guardas para ti, ves ahora tienes que analizar cuando aquel aparato infernal del pulgar deje de estar en busca de tus huellas. Es todo te levantes, empiezas por la parte más difícil, ellos explicaran lo mismo cuando tú ya no estés, y así ellos harán lo mismo, por los siglos de los siglos, dices amen casi impulsivamente, todos lo dijimos. Es hora, como lo sabes, es por el sonido de tu celular, ahora tú no puedes vivir sin las luces de neón. Te despides con una broma, algunos se ríen otros no, continuas por el pasillo, te detienes porque alguien te saluda con tono amable, le devuelves sus palabras y sigues. Entras a la sala de los tuyos, ahí está la máquina infernal, el dios cronos solicita tu presencia, te acercas extiendes la mano y lo pulsas, el sistema hace lo demás, esa es tu salida, ahora puedes morir con la paz. Te suena el teléfono es Adriana, te dice que va a venir por ti, tu solo sonríes, te preguntas como te casaste con ella, sientes felicidad, tienes sesenta y cuatro años, y sigues siendo adolecente. Te despides de todos, y bajas por las escaleras, ya en la puerta miras al cielo, la luna hoy no se puede ver. En la oscuridad del mar, unos brazos levantan la marea. María Urrutia vio desde la azotea como Adriana caía en el inmenso mar de espuma, ella que nunca fue muy atlética se preguntó mientras secaba a la pequeña Adriana que aun reclamaba por su balón multicolor hundido todavía en el mar de la espuma, como hiso para bajar tres pisos en menos de cinco segundos, se repitió mientras rescataba el balón multicolor que los milagros solo ocurren una vez y eso porque dios está de espaldas viendo a otro lugar del mundo. Adriana que solo pudo entender en parte lo que había pasado con su aventura en el mar de espuma, seguía pensando en aquel sueño que tuvo, el profesor que estaba en esa clase, que dijo el nombre de un escritor que ella todavía no conocía, y aquel aparato infernal del pulgar, ella como niña se olvidó de todo cuando su balón multicolor fue salvado.
La Realidad
Autor: washington paez  245 Lecturas
Pero, qué haces  aquí, te ves, ese no es tu reflejo, no sé qué será, mira lo que alguna vez han sido tus manos, ¿Qué son ahora?, yo solo veo dagas, con incrustaciones de color carmesí, parece sangre, es sangre, las reconoces, claro, como no vas a reconocerlas, toda una vida, lo viste, son machas en lo  que algún día fueron tus dedos, ahora piensa que hacemos, no estamos  en ningún lugar conocido, es absurdo pensar, que puedes comunicarte, con aquellas sombras de formas amorfas, que ves, es una puerta,  no pienses en abrirla solo ábrela, no puede pasar nada más, recuerdas el miedo que sintieron los estudiantes de aquel refugio, si nunca pensaron que esto podía suceder, por eso se escondieron en su escuela, creían que con una pared blanca, y un dibujo de su dios, podían ser salvados, que tontería, mira como terminaron, lo bueno es que tu huiste, te refugiaste  en el viejo pozo, a tres metres del granero del señor Estupiñan , recuerdas el olor a pólvora y azufre, lo recuerdas, que vas a recordar, tu misión era protegerles, pobre chicos confiar, en alguien como tú, mira si antes de encender tu cigarrillo ya pensabas en huir, “ahora que hacemos señor, se escuchan ruidos extraños en la aldea vecina, nos refugiamos en la escuela, señor, señor”, ahora lo recuerdas, extraño verdad, que te paso, eras alguien valiente, mira que dejar a esos niños morir como perros a su suerte, es algo sin nombre, si es extraño que esto pase, pero que esperas abre la puerta, lo máximo que podría pasar es la muerte. Eso es muévete con tranquilidad, acicálate tus nuevo ser, camina lento, no mires, el rojo del techo, lastima ya lo viste, es un dibujo extraño, mira las formas se organizan, en orden semi disfuncional, ya has observado eso antes, en una galería, era un cuadro extraño, la muerte del tiempo creo que era, no lo recuerda, pero si las formas se organizaron en tu mente, en realidad tan mal estas, no importa sigue con tu camino, ahora da un paso, ves que no es difícil, respira, deja que el silencio ingrese por tus pulmones, siente el color rojo, lo has recordado, tal vez ahora puedas recordar algo, si ya lo veo, mira ese olor en el pozo, es asqueroso, es una mescla de orina y azúcar, que es, dime que es, es sangre, claro que sí, eso de la escuela fue una matanza, no salgas del pozo ahí no hay nada para ti, solo intenta imaginar  las paredes de tu casa de verano ahí en la costa, imagina el romper de las olas en el cañaveral, mira a las gaviotas que caminan por el cielo, ese caracol, de color carmesí, que un día encontraste en la costa, verdad que era hermoso, no veas el horizonte ahí empezó todo, la ceniza de tu cigarrillo se desgasta en el cenicero, no puedes hacer nada, esa resolución se dio en el parlamento, no en tu casa, no en tu patio, pero acaso es justo, nadie pide algo así, quien quiere morir con una bala incrustada en el pecho, “ señorito, se nos acaba de informar, que debemos evacuar de esta zona, no es segura,”, y tu dijiste, “ pero que sucede augusto, que sucede, porque tengo que irme de mi casa”. De ahí han pasado  cinco años, y esto no termina, ya nadie recuerda como era antes, el pasado es eterno, pero sufre un cambio, por el presente, si, es verdad, han nacido personas, en estos cinco años, pero lástima hasta estos días no han podido ver la luz del sol. Mira tú reloj, ya han pasado dos horas desde que te escondiste aquí, no crees que ya es suficiente, y debes salir, así mismo espera tus músculos tomaron una posición muy peculiar, la posición del miedo, escala, lucha, ya  estas afuera, mira que el panorama sufrió un cambio, ya no está la escuela, al parecer, no han avanzado por tierra, solo por aire, mira no debieron sufrir mucho,  camina, nadie se enterara que te escondiste, camina, mira por tu izquierda, al parecer, no queda nada, eso no era la tienda del viejo Bolívar, pobre viejo, toda una vida de lucha para que esto sucediera, al diablo, tú no eres de aquí, de igual manera quedo tu casa, ahora solo hay arena, camina, no debes quedarte aquí, pero que está golpeando tu pecho , sácalo, de tu bolsillos, pero si es la carta de tu superior, “ se le informa que su siguiente misión, es en el pequeño pueblo, la Elvira,  su objetivo principal, es entrenar a los ciudadanos, para una eventual maniobra defensiva”, que estupidez, aquí nadie estaba preparado para tal amenaza, solo eran campesinos, que no tenían mayor objetivo de vida, que alzar un azadón y surcar la tierra, no estaban preparados para esto, y tan poco tú. Sigue con tu camino, arruga ese papel, y tíralo, ya no sirve de nada, solo camina tal vez todos creen, que estás muerto,  es una ventaja no lo crees, solo camina, no mires atrás.  Que es lo que circula por tu rostros, es rojo, tiene el mismo olor que percibiste en aquel poso, es sangre, pero porque, tu solo caminabas, de donde ha venido, que es eso, no sientes tus piernas, te han dado de lleno, menudo estúpido, solo miraste a tu izquierda, si eres estúpido, te olvidaste de tu derecha, de ahí ha venido, ya nada puedes hacer, tírate al piso, tal vez ellos crean que ya has muerto, no mira,  más dolor, ahora es en tu pierna derecha, en tu brazo izquierdo, no puedes respirar, te han atravesado un pulmón, ellos son más experimentados que tú, ya nada queda, mira recuerda, esas palabras del niño de la escuela, “Si niño, todo va a salir bien, no se atreverán a venir a esta zona, estamos seguros en la hacienda la Elvira”. Abre esa puerta, ya has muerto nada va a pasar, mira tus manos, que son, no importa, ahora solo abre esa puerta, ves, te dije que el picaporte y la bisagras no van a sonar, ahora solo empuja la puerta, y ve, sé que miras un camino.

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Estudio en la universidad central del ecuador, para profesor de lenguaje y literatura, tambien participo en los talleres de la casa de la cultura de mi pais,
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