• alberto carranza
albertocarranza
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  • País: Argentina
 
 Habremos estado llenos de buenas intencionespero seremos juzgados por los hechos consumados.Habremos repudiado a esos mercenariospero nunca sabremos cómo perdonarlos,porque habremos caído de pronto en la cuentade que nada sabemos de los elefantes blancosni tampoco nada de los elefantes negros,absolutamente nada dentro del actual caos,absolutamente nada de lo que fuimos y seremos.Y cuando las imágenes se vuelvan inconcretas,tal huidizas, tan discontinuas y tan distantesque nos dará  pena y pavor al invocarlas,habremos perdido un tiempo preciosorecuperando el paraíso matinal de los pájaros de larosa, de los narcisos, de la blanca cala procaz y de la disyuntiva amorosa como el juego de ajedrez.Pero habremos recuperado el tiempo perdidodesandando resueltos por el sendero arbolado,por la extensión pujante de los sembrados,y a través de las cumbres heladas de vientos feéricos,porque  de nuevo habremos caído en la cuentaque a la hora de visitar a nuestros muertos,que a la hora de consumir rondas insomnes,que  a la hora en que el mundo entra en su cénit( con un faso apagado en mortecinos labios),con un rosario prendido a dedos insensibles,con un rostro espejado irreconocible en el baño,después del sueño marchito del que fuimos robados,y aún con el afán del amor insatisfecho,que seremos cien veces perdonadospor aquel que inclina la balanza del azar,por aquel que pierde con nuestras pobres mediaciones,por aquel guardián de nuestros 35.000 días vividos,vividos y soportados sin razones.Por los 35.000 días referidos a esta historia,- que pudo ser tuya, que pudo ser otra o pudo ser mía-.Y luego de vivir despechos extremados,injertados por esos dudosos héroes de barro,que dieron la espalda a la guerra fratricida,Y luego de ser ignorados y caer derrumbados,en el aciago despertar habremos exclamado:" ¡ Dónde están madres!¡ Dónde están hijos!"Y habremos salido del frío episodio con un:" No importa el milagro es existir."El milagro es respirar el universoconcedido a la aventura.El milagro es volvernos cabezas infantiles,rumores en las calles y en vocingleras plazas.El milagro es mirar a las novias invírgenes,tumbadas en plúmbeos lechos nupciales.Y habremos salido de aquel frío episodiohacia los tenues vagidos de la luz.Hacia la miríada de vagidos atemporales.Y habremos consumido de esos corazones duros,obstinados negadores de la propia sustancia,caricias, desplantes, absurdas instancias;de la tristeza triunfal al más triste fracasode cuando fuimos cruelmente vejados...Porque nunca sabré finalizar este poemaporque el final de este poema ya no existepero sí existe el palpable sentido de la vida,unida a la tortura de las épocas sombrías,porque sí existe la veladura de la verdad,y también existimos inciertamente vos y yo.Existimos quienes nombramos lo innombrable,Existimos quienes gritamos regularmentelos murmullos esenciales de la cegadora violencia,Y existe aunque más no sea nuestra Fe en Dios.En el milenario canon de poner la otra mejilla.En el milenario canon de aprender misericordia.En el milenario canon de aprender del Crucificado:" Amaos los unos a los otros, amaos...."Aunque el mundo anide de trampas amaosAunque el mundo sea torpemente desvastadoamaos lo unos a los otros, amaos, amaos...
Ofreces a mis brazos centelleantestus firmes contornos,Ofreces a mi intensidadla gran blancura de tu alma rica.Déjame entonces realizar el milagro:¡Que los cielos se detengan e ilumine la pasión!¡Qué los cielos se detengan y transformen en un haz de amor!
 Se parece tanto el odio al amor  quecomo idénticos espejos bajo palabra.no asiste el perdón para quienes aman.No habrá prolijo salir de una cama llenade seda y prendas frustradas que consumensuspiros o preciados sollozos o la envidiamalsana de quienes ven pecado en almassanas.En esa ambiguedad por el dolor vejada,se enquistan nuestros amores y antecedenalabanzas a la incomprensión de los frígidosque suelen guardan rencor sin medir el alma.
Esos sabores de lluvia sobre el marde pétalos vacíos,que se agitan como vajillas llenas,son clamores de tu nombreque me incitan a buscarte,en el fragante torrente de espaciosinviolables.Sin embargo por más que anduve no te encontré,y bajé de un árbol hasta la ciudad de los tormentos,donde todos lloran, gimen y tropiezan,hasta que terminan enredados en las algas del lago donde las moiras se enrevesancon iridiscentes peces de colores.Pero ya no me miro en esos espejosnarcisitas del agua sino que deambulo;y en ese deambular y cobijarme en el frondosoramaje de la sinuosa orilla, recorro los senderos cenagososy al no encontrarte ya no sé quéhacer. 
Porque la vida es tuya es mía,alcemos el vuelo.Porque el deseo de amarmetambién es tuyoy porque tu lo quieres,alcemos el vuelo.Y dado que tu me quieresporque tu me amas,y dado que yo te quiero porque yo te amo,y dado que existe el vinoy este amor es cierto,nunca habrá heridas que no cure el tiempo. 
Alcemos el vuelo
Autor: alberto carranza  959 Lecturas
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El amor fue doblemente lanzado a las furiasgriegas tanto como a los perros,y las cascadas apenas cubrieronaquel incendio.Los soles no pueden apagarse enmilésimos.sin fulgor las estrellas se fueroncomo durmiendoarrulladaspor extravíos que no comprendo.La plena claridad y su belleza secaronhasta el aliento.Estupores y desconciertos castigancon el venenoque va por dentro.Todo adorno a tu belleza es comovelase derrama y coagula.Simple certeza de brazos viejos.Al animal le urge la voracidady abrazado a tu piel se aferraal vientosin obtener perdón sino recuerdosde pupilas vencidas plasmadasy tachonadas en un desierto.
 Una fuga debe ser muy bien planificada.deben ser bien hechidos los espacios implicados,bien exprimidos hasta conseguir labios resecos.Una fuga bien puede volverse interminable,con un nombre ya esculpido hasta el espanto,si aún clavado a sus ardientes pupilas no escapas,te evaporaras sin morir en  esa doble instancia.Una fuga debe volverse siempre interminable,debe tejerse como telaraña irresistible.Después de la fatiga amorosa en entrepiernas,que fueron tibias, embriagantes y sedientas,te debes hundir en las tinieblas babeantes,para ser saltimbanqui del carnaval de la víspera,y con sigilo dar comienzo a esa fuga interminable.En una fuga bien planificada siempre escapas,igual que un fantasma de una silueta desbocada,que masacrando el sentimiento más puro,ha empalidecido con el azar irrespirable,que enturbiando con llamas la fosa de vidrio,ha roto candados de hierros fraguados,en la única fuga que soporta el aviso insoportable.  
 Cada vez que el dolor te hiere el alma,y en el desierto estás con una sedque ningún oasis apaga,cada vez que el dolor te hiere el alma,y atisbas algún vestigio de templanza,o te parece conquistar la brisa clara,en verdad te engañas,sólo pereces y yaces en casi nada. 
 Éramos muy pendejos todavía cuando, al volver del baldío, fuimos fatídicamente atraídos por las fuertes emanaciones de la áspera casona. Era la más ignorada del arrabal y no supimos nunca cómo nos atrevimos a entrar ni por qué descendimos la crujiente escalera, acompañados por el perenne gorgoteo de la alcantarilla y los ojos huidizos de los grandes Hurones que seguramente perviven.El cuerpo del malevo Contreras yacía bocabajo; el brazo derecho se angulaba y la mano entre miasmas aún apretaba el facón que lo hizo famoso; y no sólo tenía orificios de balas en su espalda cubierta por el saco enlutado, también se evidenciaban en el costado de su cara y su cabeza a merced de la carcoma. En murmullos nos preguntamos por cuanto tiempo habría estado allí y uniendo nuestro fervor en un mismo miedo, escuchamos el ulular repentino del viento y en lo alto fragmentarse la tempestad. No supimos entonces hacer otra cosa que quedarnos inmóviles al pie de la escalera tapando las narices con nuestras palmas, memorando su paso recio por los barriales de Pompeya; su idas a los tugurios, a los boliches donde los parroquianos, conocedores de sus andanzas y de su mirar indescifrable, se apartaban presurosos de su camino con el mismo temor que ahora se adueñaba de nosotros al salir de allí persignándonos porque ni aferrados aquel pánico podíamos aceptar aquella desgracia. En realidad nunca habíamos creído al malevo Contreras un perdulario servidor de comité, ni que fuese protegido por la extraña justicia del caudillo Páez.Pero sí creímos en los mentados enfrentamientos donde su figura heroica aguantó la embestidas del guapo Díaz, finalmente postrado con un corte en barbijo que lo desangró como a una bestia. Sí creímos en las escaramuzas y enfrentamientos con adversarios de la talla del cordobes Lucero que gustaba batirse con un puñal; o ante el porteño Pereyra y el rosarino Lemos, quienes fueron estremecidos uno tras otro por sus fintas precisas, por su movimientos rasantes y endiablados cortes de su facón que, en las noches más tristes, al nutrirse de los pechos enemigos, relumbró sangrante bajo los faroles esquineros. Sí creímos en su gesto inflexible al limpiar la sangre tibia del acero sobre las ropas de sus muertos. Y creímos en su impavidez al entrar de nuevo al boliche de Sáenz a calmar su sed con mucha grapa y creímos también que acodado en el estaño con su cigarro entre los labios, esperaría en un silencio tenso, paciente, la próxima vez.Al ser el malevo Contreras un orillero, fervoroso jugador de truco y de taba y apostador consumado en el reñidero, lo regía el odio, el eterno rencor y no algún legado político. Nunca iba a olvidar que era primogéntio del otro legendario malevo, muerto también a traición.Éramos muy pendejos todavía cuando le veíamos pasar por la calle, con sus tacos resonando en el angosto empedrado, orientado hacia las luces titilantes, hacia los sonidos de la milonga del inmediato tugurio.Y no se sabe a ciencia cierta pero se dijo que, siendo hijo de mujer de prostíbulo, le tocó por propia una mujerzuela, una arrabalera falaz a la que sacrificó en la cama junto a otro perdulario.No obstante ninguno jamás dudó de su temple; y nosotros tampoco pues lo entendimos en cuanto miramos con pudor y respeto la cabeza de melena grasienta destrozada. Mucho después, ya hombres, a veces abrevamos en el viejo boliche de Sáenz. Lo curioso es que en cierta ocasión lo vimos ( o creímos verlo), acodado como siempre en el estaño esperando el próximo embate. Quedamos atónitos al observar la recia figura, el perfil impasible en su mutismo, el fungi de ala fina, el lenge con monograma... De pronto, finalizó decididamente su trago y al salir nos cruzó con una mirada siniestra que opacó nuestras almas.
Te llamo y nunca estásentonces ¿ qué haré cuando me sienta solo?Reclamo en vano una respuestay de pronto apareces y desapareces,¿acaso te escondes detrás de alguna puerta?No hagas, amor mío, un dolor de tu ausenciaNo hagas , amor mío, que me duela tu amorcuando ya no estés en mi presencia.  
Fue un rayo de esperanza,quien nos cobija en su cieloy con presteza inauditainduce nuestra marchahacia algunas de esas calles donde las luces no se apagan.Fue un rayo espontáneoun refuciló breve sin sañaquien con infinita pacienciatanto como el agua clara de un sólo y simple soplido despabiló esta mañana, y con igual mansedumbreconque las palomas zurean en nuestras ansiosas almas,o con la misma ansiedad conque los gorriones construyennidos de barro, de saliva y de paja,o con la placidez de esta tardeo con la placidez de esta noche,que hoy nos acompaña,y que nos permite un beso,que deja un pasmo en nuestros labiosun pasmo del dulce gusto a nada,que arrebolan nuestras mejillas,de rubores indómitos,de inesperada pasión ingenua,de inocencia jamás programada.Y es por eso, tal vez sólo por eso,que con sinsabor de soledad hastiadacaemos demolidos y trituradospor tales amores que matan, e inducidos a un solitario silencio en esta noche que de tan oscura ya mismo nos parece tan clara. 
 Ayer, con las hadas y ninfas sustraidas del bosque tapaste tus ojos y fuecomo si los espejos de agua te cegaran. Fue como tratar imagenes rezagadas,que inauguran fiestas absurdas porqueno te apropiaste de un corazón lacerado,porque no pudiste modelar conjuros,o reconciliar la diversidad del amorcon herejes mortajas ebrias,que no ansían perfumes enervados,ni caminos sin dioses,que no se visten de seda ni de terciopelopara deslizarse con la lentitud del caracol,o para derramarse en el placer más idiota.Ayer, los ruidos falsos del desamor,repercutieron en el aire viciado sinlograr arruinar las hermosas amapolasNi volar bajo ni alto fue el vuelosobre esas rocas dispersas en el río.Ayer, tus ojos no vieron nacerlas montañas nocturas que lloran,ni en la entrega fueron sobados tus senos, ubres de lunas clandestinas,que nunca se reconcilian contigo.   
Ni bien cesó la cadencia de los boleros se creó un suspenso y Ludiana y M.O. se miraron  un poco turbados. ¿Qué hacer?Desviaron hacia la barra. El amante de Lucy Prat indiscretamente los había espiado todo el tiempo  y ahora se decía con malicia: "Estos dos ya se conectaron y queman naves de pasión". Los vio venir y con aire pretendidamente indiferente prosiguió su invariable tarea de entretener y servir bebidas en las copas de las sedientas parejas allí reunidas. Lucy Prat no había cejado de darle directivas a troche y moche, pero al acercarse la acaramelada pareja se detuvo. Los notó tan amorosamente abstraídos que no pudo evitar enrojecer de envidia. Sin embargo combatió esa subjetiva impresión y con esforzada elegancia esbozó una sonrisa casi deslumbrante. Siempre quería sentirse segura y activa. Lo lograba ejerciendo su rol de anfitriona el cual se patentizó en las llamadas vehementes a los invitados apiñados ante la barra incitándolos acomodarse en los mullidos sillones del living.La ahora solitaria pareja necesitaba pasar inadvertida, lo cual no era sencillo ni fácil si se tenía en cuenta que llamaban la atención de todos. M.O. estaba familiarizado con todos esos chismosos, pero Ludiana era novata y se sentía algo picada, de modo que en medio de esa atmósfera intrascendente, densificada por el fluctuante y acre humo de los cigarrillos, el optó por conducirla al porche donde podrían charlar y beber tranquilamente los tragos. Allí, él hizo hincapié en su torpeza durante el baile agradeciéndole que ella la hubiese disimulado.El murmullo que llegaba amortiguado de la sala- que poco después sería alterado por otro ruidoso zarandeo musical-, era propicio para conocerse más. M.O. estimó la sonrisa blanca con curiosidad: ¿ Acaso esos ojos oscuros, brillantes y redondos que indagaban en su alma hasta derretirla lo amarían para siempre?Avistaba placenteramente los labios pulposos entrecerrados y evocaba que de esa boca hermosamente diseñada- que le había entibiado el cuello y acelerado el pulso-,había surgido la sensación de estar atrapado en un fuego tan potente como un sol.
 En el sombrío interior del castillo de piedras, en su andar eterno, late un único recordatorio: ¿Quién me dio el permiso a la vida? Se llama Quien Sabe y desde entonces vagabundea, recorre en estado de alerta y en completa desnudez todos los recintos y las remotas escaleras. Muchas veces mira con aprensión hacia todas partes husmeando una amenaza pero todas las partes del castillo estan desiertas, salvo su gran habitación donde hay muebles vetustos que nunca usa porque cada vez que lo intentó le resultaron insoportablemente incómodos lo mismo que la ropa que nunca pudo ponerse. Y ya que todo le es enorme y dificultoso, salvo el peremne andar, va de un lado a otro y esto lo redime un poco, pero nada más. Cabría decir que no tiene más remedio que caminar o que sólo quiere caminar ya que nunca pudo acostarse y por lo tanto desconoce las restantes acciones. Las comunes, las habituales, son constantes enigmas que jamás podrá resolver. Su peso no lo explica todo porque no es un mastodente ni un gigante, podría decirse que no es casi nada; cualquier brisa que se filtre por las rendijas o imperceptibles aberturas lo eleva como una pluma y eso cambia su modalidad a un vuelo incierto, sin derrotero. En realidad es como un animalito gastado por los siglos pero sigue sin poder recordar que sucedió tan siquiera un rato antes. Como carece de la facultad de pensar reflexivamente, una vez en el suelo continúa su camino sin ton ni son. Cierta vez, en forma casual, estuvo colgado de un ventanuco que le permitió enterarse de un foso que rodeaba al gran castillo de piedra aislándolo del fértil valle no muy lejano donde vivían toda especie de animales, muchos de ellos depredadores, salvajes, agresivos y perentorios. También se enteró de un río, más bien- por su pacificidad- de un lago que se ensanchaba constantemente y de árboles que inclinaban su ramas para beber de él. Pero, a Quien Sabe todo eso le está vedado. Ha buscado, es cierto, ser diferente de como es y raspó las gruesa paredes con un metal que no les hizo mella. También descubrió en forma inesperada diversos juegos escondidos Quien sabe por quien, arrumbados en un desván gatero.  Se detuvo y miró las piezas incógnitas del juego y al fin lo dejó con estupor; hizo igual con los dardos que no asoció con el blanco destinado donde se dibujaban simétricas circunferencias de color, y que estaba adosado a una manpara reluciente y de gran espesor. Como no supo qué hacer todo aquello lo importunó. Es evidente que Quien Sabe, no sabe nada, salvo que tiene permiso para vivir. 
Dijiste:Es alusión apropiadadecir que el amor incendió nuestras almaspúes me sentiste y te sentípues me amaste y te améY dos pájaros volaronunidos hasta la muerteque es vana ilusión de la vida.
 Juntos esperamos volviese el perdón,pero tantas cargas nos pesan,tantas voces nos anidan,tantos ecos inundan nuestro jardínque sólo podemos mirar pasarla solitaria brisa de la mañana.Si voz amases esas mañanascomo yo las amo,hallaríamos espadas de silencioSi vos amases estos instantescomo yo los amo,tal vez sabrías que soy dos,unido por un hilo sutil,y por una sutil influencia, del que pide perdón siempre soy dos. 
En esos supremos momentoscuando la tierra se sacude y estalla,cuando los miedos te atrapan,cuando las fragancias lastimadasinvaden tus bellos ojos oscurosy a golpes rotundos de puertas- inmensas puertas cerradas -trituran emociones, caen nostalgias.En esos supremos momentoscuando se funde  la trama urdidapor manos locas afiebradas, observa si queda algo y si quedala ternura es la única esperanza.
Debajo del olvido
Autor: alberto carranza  853 Lecturas
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Los días sombríos -no como el de hoy domingo en el que las nubes grises de plomo se tiñieron de cierto matiz de blancura revistiendo el cielo de un raro y deslumbrante aspecto- tienen que ver con evocaciones. En ellas veo parcializadas, instancias de mi propia niñez. Recuerdo que comenzaba el solsticio de Junio con lluvia y granizo y que el vecino sentando a la puerta, en la vereda de enfrente, miraba con idénticos ojos soñadores la inundación de la calle de nuestro barrio. Esa inundación periodica procuraba distracciones muy placenteras; cuando amainaba el vendabal podía jugar con barquitos de papel e imaginar que viajaba en ellos hacia ignoradas latitudes. Los días de fuertes vientos ocurría más o menos igual: con hojas de diarios o de cuadernos ideaba aviocintos cuyos derroteros seguían rumbos empecinadamente inciertos. La matáfora consistía en apropiarme de la fugaz libertad.Cuando mi calle se inundaba tenía siete años y disfrutaba como todos los niños con esas pequeñas distracciones que procuraban algunas respuestas a las incipientes curiosidades y emociones. Hoy escribo mi literatura con la misma sensación de apropiación fugaz. Hoy, llevo vividos muchos días desde aquellos hermosos momentos en los que sobraban las horas para ser yo mismo y las pasaba resolviendo los primeros dilemas significativos para mí. Hoy lo significativo es carecer de tiempo, incluso es significativo que esa carencia de tiempo para el ocio, por ejemplo, incida para no hacer algo mejor de mí mismo. No importa, aún vale la intención y la posibilidad. Lo trágico sería haber vivido pocos días o pocos años, como Miguelito que murió exactamente al cumplir los cinco. Un camión sobrecargado con cajones de tomates se desniveló y esos pesados cajones cayeron sobre su cuerpo ínfimo. Lo trágico es lo infructuoso para siempre.Cuando uno ha pasado los cincuenta se asombra de ciertos episodios de la propia existencia. Por ejemplo, si uno dedicó muchos años a conseguir tenazmente el sustento para su familia, y sin poder disfrutar de tiempos libres, salvo excepciones, es poco probable que haya conseguido desarrollarse con la plenitud necesaria, y lo dejo ahí.Al visualizar la calle de mi barrio inundada, retorno también a mi orfandad, a ese primer contacto con la realidad espuria y lo más parecido a mi primera incursión en el verbo. Esa asombrada visualización de las hormigas sendereando en el umbrío Jardín del Orfanato, me permitió cincelar un argumento: las diminutas hormigas, cargando enormes pesos, cumplían las exigencias de sus vidas sin la menor queja, simplemente armonizadas con el destino común. Las rejas altas que cercaban el ala interna del parque, separaban mi pequeñez del exterior.Recuerdo esa calle y las siluetas de paso que probablemente ya son fantasmas.La curiosidad es innata, gracias a ella evolucionamos hacia la creatividad y hacia formas complejas del pensamiento. De ese tiempo también puedo evocar la domumental naturalista: bandadas de pájaron gritones y en formación plasmados sobre un cielo espléndido, luego pelícanos- criaturas mutadas-dominando con sus pesados cuerpos el aire donde navegaban majestuosos. El niño que miraba esa y películas similares, dominaba la angustia y la timidez impregnado su retina de cielos bellos emanados de la enorme pantalla. Recuerdo el triste sentimiento del final, cuando la portentosa formación abandonaba el jubiloso cielo y dejaba el telón en blanco hasta el domingo siguiente.Cuando se es mayor, sucede como con la historia del viejo pintor que se acaricia las manos. Pone un lienzo en lugar de otro, que ya es obra de arte, y ese lienzo es pintado con la mirada del recuerdo, que es la mejor mirada poética de que es capaz un hombre que se acaricia las viejas manos mientras mira por el ventanal la arboleda dorada -verdoso-dorada del comienzo del bosque que cada vez que lo recorre tanto ama y que sabe dejará de apreciar inesperadamente en algún momento.Los recuerdos, revividos por la elusiva memoria aunque sean tristes son magníficos en su verosimilitud. Lo extraño es que no haga falta ningún atributo material para que puedan ser reinventados y contemplados despojadamente. Sin embargo, a medida que se acerca el fin, el lienzo pintado con el recuerdo si bien anticipa también rescata de la muerte.
 Sospecho que no hallas el modo de escucharme,ni el modo de virar la lluvia que chamusca lágrimas,pero interiormente no te cabe duda de la brutal fierezaconque mi alma se corporiza en tu alma y tu cuerpo en mi cuerpo.Esta tarde aguardaré hablar contigo una vez más,y no sabré si es un premio o es un castigo sentirtan odiado amor...En el abismo vacío, donde me arrojé sin miedo,no pude escuchar más que sonidos de alondrasque atacan y tienen el sabor de tus ásperas estocadas,estocadas que dan de pleno en mi corazón abatido,por la fuerza oscura, por la fuerza negra que derribade antemano.Y aunque yo no quiera, aunque me resista, será inútil.Igual moriré a traición.Y como ya sabes, responderé con un estúpidointerrogante, que tal vez apacigüe el empalagado fuego del amoren éxtasis.
Hoy es como si no nos viésemos,el ídolo fue aplastado por el cienode un corazón impiadoso y polar.La vida se voló de todos los balconesy tu dolor se deshizo en madejas,dudas que complacen las dudas,perdones que rechazan perdonesy en ese acendrado rencor te alegrasde no renacer y dejas las cuitas porculpas, lágrimas silenciosas y secretasensucian tu hermoso rostro rehuído.No mires, ya que no puedes, la marchitezdel tiempo, no inclines tu faz desencajadaporque los molinos son piedras que trituran.No mires el amor que no te apetece,ni arrastres la sed del Universo diseñadosólo por Dios para que vivas con sueñosque has roto creyendo en tu pobre razón. 
La fuerte lluvia sembró calles vacías,sin embargo despertó verdores en los parques,en las extensiones de campos y en las plazas.Una bella brisa tuya inundó con suaves aromasel instante en que pasaste por mi alma y yaen plena calma de un pasajero violín se apagóesa luz que tanto amas...¿Sabes? Quisiera ser gaviota; alcanzar de prontotu figura y apenas  rozarla, apenas como apasionado fantasma.¿Me dirás por fin que me amas?¿Por qué me lleno de Litof y añoranzas?Frecuento estas noches tu voz seductora,frecuento tu risa de manantial serrano.Y esa voz tan dulce, ya cansada es unbálsamo para mis  revueltas entrañas.Al evocar tus palabras evoco tu Patria,porque cuando los corazones se unennada, tampoco la muerte los separa.Por ello; cuando sueño sueño que sueñasy siempre que sueño sé que me amas... 
Un mapa me sugiere adónde estáspero al absorverlo entontezco por quenunca se adónde ir, nunca seadonde estoy ni de adonde vengo ni tampoco adonde voy.Así, parece que perdí un monton de partidas,idas y vueltas, idas y venidas que una llamada no rescata.Un mapa supuestamente útil nunca rescata,Se difumina en el horizonte donde cae la lunadonde cae el sol igual que una estrella fugaz.los espacios vacíos raramente sirven de aposento,un mapa es un objeto, un objeto irreal si no te veo,por eso idas y vueltas son meras ilusionesque ni siquiera alguna palabra consuela,que ni siquiera ninguna llamada rescata,porque no hay barcas disponibles queconduzcan el pecho húmedo al salvataje, de un corazón descalabrado, de un reloj en desuso,de ese reloj sin agujas desgajado en lento ardorpor los poros irrespirables que ya nada esperan,a un puerto donde hallar la redención.
Si el aire cae derrotado por el color púrpura, y con el te has sentido mancillado y manchado,o si cuervos malignos dan vuelta en derredor,o si al exponer tu pecho caes desgarrado sin oportunidad siquiera de conseguir perdón.Y si con ojos desvelados llegas a un amanecerdonde parezca despiadado hasta lo más sagrado,no temas que has ganado un lugar en su corazón.Si vuelves la espalda a la locura o a la infamia,si ves vana la esperanza o la vergüenza espuria,y no encuentras en nadie mínimo destello de amor,no temas, la Beatriz de Dante supo más que nadie adonde habitar hasta expurgar tamaño dolor...
       " La trampa cerrada fatalmente es inexorable" Con toda la impiedad transcurre otro día,y el miserable  del crepúsculo aún espera,que una corriente del Ebro, del Támesisdel nilo- ya no importa cuál río-, concurraa la citade parejas que con su pasos la bordean.Por eso, el solitario no contiene sus lágrimas,lágrimasque manchan la nostalgia y sus zapatos.Hay un imaginario -que explica con sensatez-que al mundo se lo agarra de las patascomo a un recien nacido.En una ochava,en un umbral alguien acecha,si reconoces su nombre nunca será anónimo.Se arrodilla,musita ruegos incomprendidos,se arrodilla,y otra figura se suma a la vera del río,sentado esperará que la brisa venga,La superficie quieta alude a la virginidad,porque así nace el cielo,huevo sideral.Porque así entrega la hembra el placer carnal.Los ruegos suben copiosamente,y en lugar de volar,de irsechasquean, como gotas apagadas por el viento,chasquean y dan besos a la tierrade lenguas partidas.
Cuando ningún tiempo cierra las heridascomo una guillotina enloquecida que caesobre un cuello de bardana,sobre un hombre de máscaras,tu corazón es partido por el hacha inesperada.Cuando la flor estrujada por manos innobles,por manos de guantes oscuros,con agujas de puntas aguzadas,con la tempestad que arrecia en las entrañas,dejando un tendal de rosas asesinas,debajo del tronco seco,con la lluvia atenazada,y sin ninguna cordialidad frente a tu puerta,entonces será para siempre cerrada la mortíferacala, pues un eficaz encierro inunda esta casa.      
Desde que la memoria pertinazno alcanzaa cubrir el fruto tibio de lo prohibido,ni el intenso pesar que he sentido alolvidarlos abrazos de tus anillos dorados.Con esas mejillas que derrotaronla ceremonia del amor.Dejando mi pecho al abrigo de laausencia,con la presteza que retuerce y desgarraen un momento de frío a la intemperiedonde el corazón, que ardió tantas veces,prosigue anillado en tus llamasy supo que no habrá más penas,tampoco olvidos,ni desbocados deseos salvajesni muecas extrañas,ni entradas al sitio donde guardascon temor reverencial,el delicado ultrajede una noche solitaria de rasgosimpresos,en un suelo de desencantos y poemasahora desparramados en los senderos,en las dispersas hojas otoñales,poema resistido....Resistiendo en vano a la pulida   negativa que tiene cierto alcancey resbala por tus mejillas asustadasy al final, al finalen la oquedad del día cuando se queno estarás...
Porque fuiste herida y deshonradavolaste con premura dulce pájaro entre nubes informes, en suspenso,sin pedir nunca hojas perdidas.Tu mudez no adoró jamás falsosídolos escondidos con pena encada instante preciso cuando yacías de espaldas aprensiva.No proclamaste clemencia y unamúsica noble hendió la afilada espinaen tu ultrajado corazón de rosa.Volaste hacia un mundo diferente,dejando respuestas inconclusas,odiabas la carroña del pasado,odiabas cualquier desafío inútil.Sólo en el silencio vos creías,sólo en el frío prenatal vos creías,y desapareciste con un estertorsin dejar huellas de tu alma.Se que te despediste de mí,en esa ráfaga postrera quepesó mílesimos imaginarios yque estremeció mis entrañascon un recuerdo perenne, para siempre inolvidable.
En noches impertérritas se instaló de pronto la infamia,forajidos ansiosos de sangre irrumpieron las calles,hicieron añicos faroles, parabrisas, luces, debían ahogarlas ideas con sus armas, debían matraquear con mentes cerradas a quienes pensaban distinto y con sus sablesdebían dejar el tendal de caras  rebeldes destrozadas,a esos vacilantes pájaros muertos que aleteaban libresles abrieron tumbas en las frías calzadas, los hundíana patadas, a trompadas, en un soberbio festejo de poderles abrieron jaulas donde figuras sombrías martirizaban,jaurias demoliendo encrucijadas, torturas refinadasy cuando estaban inertes los cargaban, los drogaban,  los metían en aviones y los tiraban al río inapacible,los convertían en entes, en figuras negadas...Durante esas luctuosas madrugadas un desgarrode silencio nutrió de sangre la hermosa nocheestrellada...
Ese murmullo manifiesto en la soledad nocturnade noches insomnes que distrae horas  y es cantotenue, o es fuego suave, suave de paloma tenue tenue aleteo de alondra enderredor de mi casa,es de tu voz que a su modo siempre de ti escapa.Ese murmullo que mueve las flores enhiestasen extensos pedestales unidas a la brisa matinales naturalmente de tu voz que apacigua flores.Ese mumullo que amanece con el sol y acariciacon su savia es de tu voz que ya no se cansa.Ese murmullo semejante a la seda más preciada que pegado a mis labios como si nada los rescata,- de manera que es un murmullo que se agiganta-,que fácilmente trepa montañas y desciende hondonadas.Créeme: ese murmullo sólo es el eco de tu voz amada. 
 Si en este derrotero ignorado de principiosy finalesHe caminado hacia tus ojos esquivos comosi afrontase laberintos en un trendetenido ligeramente en esas estacionesesteparias de las que nunca regresas,sin tener respuestas inconclusas o en todo caso,  vuelves con piadosa resignación y comienzas otra vez aentregarte a sueños sin despreciosmediante hilos del corazón ya amortiguado.Y en ese derrotero confluyes en libertadde abrirte a la ternura reflejada tal vez en este pobre y mísero verso para quede una vez por todas luzcan desnudaslámparas de papel de arroz y de cuarzosobre este lecho dormido de cuerposque estuvieron al acecho de las venasembravecidas cuando fueron azotadospor el oleaje de todos los mares, de todoslos huracanes y al fin enmudecieron,como si fuesen tenues voces o gritos regulados de ternura y de martiriosya en el olvido, ya en el silencioso andardel amor que pacientemente esperacongelarse de frío....
Me quedé sin luces tanteando saltosfluyendo hacia lo ilógico y lo absurdo,entonces me liberé de quedar atrapadoen la razón de tus apasionados brazos.Y en esa absoluta oscuridad atrapé luciérnagas del parque que se llenóde indefensas y titilantes músicas...Debí esperar paciente, en suspenso,que un beso tuyo sellase mis labioso que un beso mío sellase los tuyossúbitamente fríos esta noche en la quese posó el invierno más crudo...el delmudo hollín de tu desprecio...¡ oh, amante ingentil que giras en unbaile sin nombre abandonda ya tu rebeldíae imagina otra vez que el amor no ha muerto! 
Si tu espada destella con el solmiles de corazones en uno imploran"haz lo posible para que no estalle"Ahora es imposible...imposible...se impone la estrechez del tiempoy sin embargo cada uno trae al nacersus horas fijas para vivir y la del morir...Ya no implores destellos esperanzadosa ninguna utopía sideral, a ninguna...deja las ansias del recuerdo quietas, en muda miopía como aguas mansas.Ya no espero nada del  presente, esuna trampa y se vive como se puede,se vive a como den tus fuerzas o conel coraje y la esperanza que te prestes.El pasado es nada más que incertidumbredel futuro. Grande es el Universo y no se,hoy no se más que contar conmigo sinexcecrar angustias ni torpes ilusiones...¿Gratitud a quién...? Un remanso eso si.Pues los milagros siempre los hace Diosy yo parezco ahora un excusa de El...A veces eso causa pena pero nada más.
Y en este derrotero camino fútilmentehacia tus ojos y veo el tren ligeramente detenido en estaciones invernales y note veo y digo: ¿por qué nunca regresas?Lleno de piadosa resignación vuelvo a entregarme a sueños sin despreciosa hilos invisibles de tu rostro felizen un derrotero hacia la ternurahacia la libertad reflejada en espejosde acero y en desnudas lámparasque lucen como tu luces desnuday al acecho sobre la alfombra dondenuestros cuerpos fulguraron azotadospor  las embravecidas venas del oleajede un mar ignoto y de todos los mares que me abandonaron enmudeciendoenmudeciendo en ese final silenciosoque es un olvido aparente y previsibleen el que fui cobijado por la ternura.
Venas saladas
Autor: alberto carranza  831 Lecturas
+++++
Miserable angel demoníaco:Eres brasero esculpido a palospues hallas en un caldero hirvienteel mono cultivo para la venganza.Pero además de brasero esculpido...eres un corazón manchadomerecedor de azotes con látigos de fuegopues las cien parcas furiosasanidan en tu espíritu fraguado.Banal bestia furiosa ,que bebesdel cáliz más amargo, merecesla hostia esclava del solitario.¿o acaso eres invocante irremediablede una vida sin sentido?¿O simplemente un renegado de laversión Divina...?
Porque padecí derrotas y me amparé en el fracaso.Porque atravesé el desierto sin sentirme solo.Porque emprendí el peregrinaje y di con el mar.Porque rendido en tus brazos pude besar un lunar.Porque me puse de pie con un poema de amor.Porque admiré el cielo, el de ahora y otro después.Porque desperté contigo y me llenó tu sonrisa.Porque nada ocurrió vanamente ni porque sí.Porque aprendí a sofocar el llanto gracias a ti.Porque aprendí a beber sin caer borracho. Porque de mañana nada se sabe ni de hoy tampoco.Porque mi sangre no se enfría si en tu corazón palpita.Porque contigo encontré un alma afín, un sosías.   
Urgencia del amor
Autor: alberto carranza  1034 Lecturas
 Cuento de antes y después.                                       Autor: Alberto Carranza Fontanini.                               " Todas las horas hieren, la última mata"                                                    ( P. Romano) Había una vez un hombre común que se arrepintió de ser y resolvió dedicarse a contemplar el tiempo. Su mujer se enojó mucho con él y habló con sus hijos. Estos, le vieron allí, sentado a la puerta de su casa, con la vista puesta en la distancia y le preguntaron cuanl era la causa por la que había cambiado tanto. Pero no obtuvieron  respuesta y el hombre siguió imperturbable, mirando los ocasos y amaneceres siempre cambiantes. La mujer, aunque decía amarlo, ya no quería estar con él; no quería volver a su lado y para justificarse decía a sus hijos: "¿Cómo podría continuar viviendo con semejante hombre? Y después de cierto tiempo buscó otro hombre que estuviese en sus cabales. Cierto día los hijos también lo abandonaron y la casa quedó desierta. Ellos creyeron preferible dejarlo tranquilo con su manía; además les pareció imposible sacarlo de sus trece, el padre no los atendía ni se dignaba a hablarles.El hombre adelgazó singularmente. Los ojos asomaron de la arrugada faz como ascuas apagadas y la barba, abundante, caía desprolija hasta su pecho. Allí, siempre sentado a la puerta, casi sin respirar semejaba una estatua pensativa, muda...es un decir, pues nadie podía segurar que respirase tal era su postura de quietud infinita. Los vecinos en un principio, fueron considerados y corteses al acercarle platos con comida y también al preguntarle por su salud. Pero también se cansaron de sus ojos vacíos y de su mutismo inconmovible. "¿ Pero quién se cree que es" comentaban entre sí, ofendidos, casi indignados y a la vez confundidos. Y se alejaron de él. De manera que si debían pasar ante la puerta de su casa rehuían mirarlo y saludarlo.Desde su resolución de detenerse a contemplar el tiempo pasaron cuatro años; entonces alguien dijo haberlo visto levantarse para estirar los miembros y enseguida volver a su postura habitual, temeroso de que todos se enteraran.Pero en verdad, el hombre jamás se movió, ni siquiera después de un siglo, transcurrido el cual descubrió dentro de sí quien realmente era.
 El milenio me aprisionó;dejó librado al azar el pasaje de ida y vuelta,una mariposa revolotea ajena a las flores,raudosdesfilan los soldados debajo de los bombarderos.Nada terminó, nada terminó pero rondan los Kamikazes.La multitud se agolpa, presta a ver los suicidios en masaLa multitud cae sumida, pero puedo amarte a pesar de todo. 
 Esas matas y canteros florecidos que de pronto entretienen la vista, en un tonificante domingo de festejo patrio en el que me dirijo al extremo de la plaza que enfrenta de un lado la transitada catedral y del otro (donde la banda de música entona con sus instrumentos esa hermosa sinfonía por lo que los paseantes se detienen embelesados a escuchar las variaciones interpretadas por esos artistas sin nombre que aspiran el aire y el leve sol que les entibia las mejillas), el palacio municipal desierto, de paredes opacas, percudidas, ajenas, mientras un grupo de escolares rompen formación frente a la bandera y arman un bullicio hermoso debajo de los copudos árboles, cerca del busto principal del héroe patrio que todo lo ve con ceño adusto y cerca del símbolo alegórico- un mapa con forma de bife de costilla-, en ese especial día de conmemoración por la masacre en las Islas de vientos feéricos. Los bancos de piedra ocupados por algunos ancianos reflexivos y hundidos en sus pesares, reciben la perspectiva total del verde cambiante del ámbito en su plenitud, reciben pensativos el movimiento irregular de los paseantes, reciben con agrado la vista de las madres ocupadas en el parloteo incoherente y recuerdan esas viejas madres que aún lloran por los hijos masacrados en las invasión a las Islas del Sur; las madres lloran: por qué hijos míos fueron a morir  en trincheras en las que padecieron hambre, miedo, frío, protegidos precariamente con unos guantes sostuvieron las armas en desuso y asomaban los cascos impulsados por las órdenes de unos trastornados que les gritaban como si fuesen perros sarnosos. Entonces vuelve el frágil equilibro de la vida a una realidad diferente, a una plaza alegre a las hamacas que se mueven con la algarabía de los niños amados que llenan sus zapatitos con arena del sector de juegos y al parloteo que encanta a los ancianos, y tal vez, como a testigos mudos, se nos revela el devenir incesante, el principo de todo,aquel despelote sideral de estrellas que explotan, de gas que se condensa, de negrura que no es vacío, ni nada, simplemente es algo inintelegible aunque después de eso deviniera la vida,y mucho después se poblara la tierra, y muchísimo después en el mar tumultuoso surgieran esas islas, escenario de la brutalidad y la estupidez que embola y nubla la razón y el sentimiento. Ellos, los ancianos, ven con otros ojos el pasado, ven fragmentarse el oleaje contra los riscos, ven las lomas oscuras y los pozos de los muertos, ven los gestos procaces de los mercenarios, de los mutiladores, de la guerra bastardeada en artículos mentirosos que recorrieron el continente, ven los barcos torpedeados, los gritos de la impiedad, la sangre que oscurece las piedras, los pibes carajeados,las súplicas... Dios...¿dónde, dónde estás...por qué me abandonaste? No te achiques carajo, sos macho, che metele el cuerpo a los gurkas asesinos, sacá tu facón y matá, sé valiente che para morir por esas... islas endiabladas que son nuestras qué joder..." mamá, mamita," POR QUÉ , POR QUÉ ME ABANDONASTE. Pero y después de morir ¿ QUÉ? Fue una vida cancelada, amortizada por la locura y el frenesí sangriento, del desamparo de  la vida que se conduce como una potra salvaje, de esos pibes que nunca volverán a ser besados por sus novias, que ya no podrán escribir cartas a sus madres, madres que jamás podrán olvidar,  padres ancianos que miran pensativos a esos chicos correr por todas las plazas del mundo y no pueden evitar la punzada en el cuore, que quién sabe hasta donde resistirá la  tristeza de haber perdido a un hijo, a un nieto, a un hermano de la patria, a un ser humano cuya vida tronchada quedó en tierra propia pero ajena aún. La vida sigue su derrotero y los verdugos quizá ya sean fantasmas.
 Hablaré desde mi alma hacia tu alma,hablaré bien despacio de aquellos mestizos,de los criollos y patizambos y de los negros que jamás fueron exonerados.Hablaré de los aborígenes que son hermanos y fueron impadiosamente masacrados.Hablaré de la poesía y de los instrumentosque lloran de pena por tanto estrago.Hablaré de quienes duermen en las estacionescubiertos de harapos, tapados con diarios,de los que piden limosnas en las esquinasy son atropellados sin verdes semáforos,y de ese viejo que noche a noche esperauna mezquina moneda ante las opulentas puertas del Supermercado. Hablaré del corazón humano que ya no amaporque se hizo añicos con tanto daño.Y hablaré a los hombres que se sienten hermanosy de los otros, los mercenarios, que todo destruyenen la inclemente furia de lo malsano.Hablaré de los ricos que son humanos,y de los pobres ricos que son nefastos,y hablaré de América y de mis hermanosy cuando ya no pueda hablar, ni hacer estrofas,soñaré que un día fui y atrás quedó el llanto amargo.
Ese mes murió mi alma con tu alma,fue una canción de violines que treparoninfiernos, ocultas miradas se abalanzaronrenuentes a la desesperanza y al jugar conlas emociones, al caer inadvertidamente,sube la cumbre, transforma una musa,rompe cualquier lustre de piel desaforada.Ese fue el mes: tu alma murió con mi alma.  
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