Miré la ciudad por última vez y luego me fui contigo porqué me dijiste que eras Dios. Cogidos de la mano nos adentramos en el desierto. Mis padres y hermanos lloraron por mí y los recuerdos se borraron de mi mente como una cruel agonía. Me dejaste sola, en mitad de aquella tierra infértil, una vez tuviste lo tuyo me dijiste que no eras Dios y yo me derrumbé sobre la arena caliente.En tu camino de regreso a la ciudad no pensaste ni una sola vez en mí. Lo sé. Eres sólo un hombre, un cazador. Cuando te conocí ví la sombra de un guepardo en tu mirada, pero me encogí de hombros y dejé que te acercaras.Shona Lee. 13 de diciembre. 2010.