Cuarenta años no es nada comparados con el universo. Cuarenta años son un grano de arena en el desierto. Cuarenta años no es nada pero es mucho. Por eso, cuando Pablo mira sus arrugadas manos y las de su mujer recuerda con agridulce nostalgia su juventud. Y es que cuarenta años son muchos años pero no son nada cuando se es feliz. ¡Ay! Si fuera otra vez joven – se lamenta. Cuantas cosas volvería hacer y esta vez las haría bien.