Cuando pienso en ti te busco bajo mi falda, los dedos hurgan donde más le duele tu ausencia ingrata, tan alejada, cuando en ti me estoy diluyendo la masturbación me sale suave, como un rezo en templo solitario, con sombras vigilando tras los cristales, eres una proyección del sexo que sentí hacia mi padre, el liberador de mis tormentos amorales, un muchacho de tez pálida y verga amorosa que cuando me folla siento besos licuados, calientes gota a gota, esas tardes son de la intimidad disfrutada en el vórtice que me añadieron como una herida entre las piernas para que no olvidara que la soledad me matará como si me proporcionaran en pequeñas medidas arsénico por compasión... piadosa me estoy tocando, espatarrada ante el espejo. Insospechadamente me ruborizo cuando mi subconsciente me pregunta: ¿Por qué estás mirando a esa chica que su intimida disfruta con su roja flor dulcemente abierta? Abierta sola par ella, y para ti, el chico en quien estoy pensando como si fueras el último rayo de sol de la tarde. Me amo...