• Jaime Acuña Jorge
cinicus
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                             Para V.G.O.  Mi corazón desnudote pertenece. Hoy, es una flor cortadaque yace, desvivida, en tu almohada,como un poeta mudo.Mi corazón desnudo,es paraje interior que busca la salidahacia tu irresistible piel dormida,para usarla de escudo.Mi corazón desnudoes un ave sangrante que posa, sin usura,la esencia de mi amor en tu cintura;también cordón sin nudo.Mi corazón desnudo,en busca del salado secreto de sirenaque ocultas tú bajo tu piel morenacomo un poema mudo.
Canción IV
Autor: Jaime Acuña Jorge  515 Lecturas
En tu jardín de dudas,con mi certeza fieramente humana, reclinado ante ti,dejándome mecer por tu mirada.En tu llanura azul,navegando feliz por la espesurade tu cautivo mar,del océano añil de mi cordura.En tu casa encantada,desnudando silencios con los labiosy tejiendo madejasde recuerdos vividos con las manos.En tu interior oscuro,tratando de alumbrar con mis palabrasel ovillo de miedos que, como enredaderas, te atenazan.En tu cuerpo desnudo,tratando de mostrarte que mi abrazono es una cárcel de orosino la esencia de mi amor exacto.
Sinapsis
Autor: Jaime Acuña Jorge  524 Lecturas
Estoy encantado conmigo mismoy dejo a las olas jugar con otrabroncínea criatura desorejadasólo el tiempo preciso para el crimenPorque alguien se olvidó de apuñalarmey de robar los cardos de mi entierromientras una aborigen se empeñabaen desligar la sal de su hendiduraAsesinar a todas las palomaso desbancar políticos impúberesjamás sería un acto deshonestoo una injusticia más de nuestra historiaPor eso vivo con un pie en la tumbay una mano en el culo de la aurorapor eso mismo no defeco en viernesni desvelo mi rostro a las heterasEs un honor desvincular cadáveresrecomponiendo todas mis derrotasporque los héroes somos amoralesen este angosto mundo desvirgado
Cave canem
Autor: Jaime Acuña Jorge  559 Lecturas
Porque frotaste tus patas de moscapoco antes de envidiar el clavicémbaloque asesinó sin toscos miramientoslos oídos de cuatrocientos diosesY de no ser así como lo cuentoa las aladas hadas desalmadasles saldrá un desatino asalariadoen medio de las trompas de falopioTres millones de muertos no son nadacomparados con la triste derrotade una vida fraguada en salfumány endulzada con estiércol y berzasPero es hora de morir como cerdosen el matadero art decó del marde inocentes que escupen al consorciode los grandes bastardos del planetaY cuando me deje crecer el raboharé una orgía de heces y de sangredestinada a salvaguardar la honrade las penas los panes y los penesY con mi genio atrabiliario afirmono sin descojonarme de alborozoque desandando se abre otro caminoy jodiendo también es un gerundioPara jugar al gua con las estrellasy acariciar la arena sin auroravituperé a los ángeles centrípetosy divulgué el secreto de la lunaCuando cierre el averno sideraly el sol se vierta en el aceite hirviendofabricaré una estufa con tu clítorisy a lo mejor un nuevo clavicémbalo
De los malos recuerdos trepadorespor las ansias de ser menos que nadaguardo un luto aletargado en el tiempoPorque no puedo asir mares en calmani extirpar de mí tanta soledadme involucro en feraces simulacrosLa vida me empujó a la mala vidala muerte no me quiere ni en pinturay el deseo feroz me ha esclavizadoNo sé por qué respiro y siento náuseasde un mundo zombificado y abúlicoque me empuja a execrar a cualquier diosCuando llegue el gorrión ensangrentadome encontrará sentado en el zaguáncagándome en la aurora boreal
De los malos recuerdos trepadores por las ansias de ser menos que nada guardo un luto aletargado en el tiempo Porque no puedo asir mares en calma ni extirpar de mí tanta soledad me involucro en feraces simulacros La vida me empujó a la mala vida la muerte no me quiere ni en pintura y el deseo feroz me ha esclavizado No sé por qué respiro y siento náuseas de un mundo zombificado y abúlico que me empuja a execrar a cualquier dios Cuando llegue el gorrión ensangrentado me encontrará sentado en el zaguán cagándome en la aurora boreal
Porque frotaste tus patas de mosca poco antes de envidiar el clavicémbalo que asesinó sin toscos miramientos los oídos de cuatrocientos dioses Y de no ser así como lo cuento a las aladas hadas desalmadas les saldrá un desatino asalariado en medio de las trompas de falopio Tres millones de muertos no son nada comparados con la triste derrota de una vida fraguada en salfumán y endulzada con estiércol y berzas Pero es hora de morir como cerdos en el matadero art decó del mar de inocentes que escupen al consorcio de los grandes bastardos del planeta Y cuando me deje crecer el rabo haré una orgía de heces y de sangre destinada a salvaguardar la honra de las penas los panes y los penes Y con mi genio atrabiliario afirmo no sin descojonarme de alborozo que desandando se abre otro camino y jodiendo también es un gerundio Para jugar al gua con las estrellas y acariciar la arena sin aurora vituperé a los ángeles centrípetos y divulgué el secreto de la luna Cuando cierre el averno sideral y el sol se vierta en el aceite hirviendo fabricaré una estufa con tu clítoris y a lo mejor un nuevo clavicémbalo
Llegó desbaratando los asuntos, aquellos cotidianos asuntos tan banales como la vida misma. Llegó y la cristalera del patio del hastío se hizo añicos sin rastro del adoquín o piedra. Llegó -¡maleducada!- sin avisar siquiera, como arriba una carta inesperada al descreído muelle de la irritante espera. Y fue primero luz: una aurora insolente; fuego fiero, fulgor que enceguece los ojos de algún pequeño dios. Y después se fue sobre sus pasos, serena y descarada, como si nunca hubiese, ¡joder!, pasado nada...
Una bandada de pájaros íntimos sobrevuela mis órganos exhaustos bajo una mortecina luz Pálidos recuerdos de dulcificados días de dejarse ir como si ya nada pudiese tener sentido sin un no Sería relevante dejarse crecer las venas macerar arterias y dirimir tantas cuentas pendientes en busca de paz Porque la vida no es sino un ajuste de cuentas de todo individuo consigo mismo una rosa podrida desde dentro mas No una rosa cualquiera de ese ramo de las rosa rosae sino una rosa azul como el intenso mar Como el cielo ideal para un ateo donde lo inalcanzable se deja viciar por una gota de pis Es gracioso tener un alma sólida y más gracioso aún dejar volar la mente en desbandada hasta el fin
Disquisiciones
Autor: Jaime Acuña Jorge  578 Lecturas
Y súbitamente desde ayer es siempre jueves ¡Jueves! Hoy vivo en un no viernes camino de un no sábado y no están acostumbrados mis pies a pisar un día poco auténtico un día casi falso carente de referencias claras Y todo es por amor ¿por qué si no bajar las escaleras de un día inexistente y pisar las baldosas desbordadas de recuerdos nonatos? Que todo es jueves y jueves y jueves pero no hoy no mañana no ayer Que yo pongo en mis pisadas el tiempo sacudido por tus pasos de jueves Pero me alegra poder caminar con tus pies de futuro en este terco y jovial jueves joven Por Júpiter o Thor buscaré el rayo de tus pies descalzos en el trueno de tu mirada negra Y para siempre jamás seremos jueves
Jeudi
Autor: Jaime Acuña Jorge  521 Lecturas
Malicia Casanova: todo es nada... Nada te ofreceré. Te daré todo. La espina de mi vida en tu mirada. La palpitante luz que extingue el lodo. Bajo tus pies descalzos pondré el cielo de mi universo azul. Y en tu barbilla, bendita redondez que emprende el vuelo, la sustancia, el fulgor, la maravilla. Seré un gusano por tu piel desnuda, viajero que se arrastra infatigable buscando entre la seda alguna duda, algún rumor secreto, impenetrable. Olvídate de la vereda muerta, de preguntarte dónde, cómo y cuándo; levántate y camina hacia la puerta: Es el amor, amor, que está llamando.
Malicia
Autor: Jaime Acuña Jorge  561 Lecturas
A la deriva cuando el mar se agota en tu piel incrédula sin rumbo fijo navego por tu costado con mi barco ebrio yo venciendo soledadades concretas yo amparado en tu contorno cálido Morirán las penurias asombradas bajo tus pies descalzos Extirparás cien dudas inquietantes entreabriendo y cerrando tus pestañas ese será el suicidio de la tormenta negra No permitas que acabe la resaca que ondee tu saliva sobre mi calavera y haz que el viento no pueda avivar la tristeza
A la deriva
Autor: Jaime Acuña Jorge  568 Lecturas
La mierda es arte y el arte es una mierda pinchada en un palo Esa tonalidad marrón caca en la cima del insulto al que contempla toda la basura post y posterior envasada al vacío Todo lo post por detrás ese gran ojete apurado hasta las heces Hay quien cuelga grandes cagadas en las paredes de su casa como un gran monumento al culo y a su zumo y qué es la belleza al fin y al cabo? una forma de esconder lo descompuesto lo podrido que está todo apenas arañado lo superfluo Y así concatenando zurullos nauseabundos asistimos al parto de lo feo de cojones para mayor gloria de los dadores de premios enlatados No existe peor mierda que la que se perfuma huele este poema y que te jodan
Mierda
Autor: Jaime Acuña Jorge  593 Lecturas
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No sólo tu silencio me hace daño esta tarde anuda mi garganta una melancolía de muerte de descenso al abismo asombrado No hay luz porque te has ido y no hay sangre en mis venas sólo me quedan lágrimas lágrimas ensartadas ensartadas y yertas sobre sombras ridículas Acaso las estatuas vierten lágrimas negras? a ras del suelo pasas a ras del suelo dejas negritud y silencio y distancia y olvido Florecerá el hastío sobre mi cráneo extinto Brotarán las raíces sobre tu calavera por culpa de otro dios degenerado y vacuo Y lo que más me duele lo que a mí me envenena no es el no tenerte es que ya no me tengas
Desertar de esta vida sin conciencia Desconocer el llanto y la amargura Ahogar en su sangre a la violencia Convertir el desierto en agua pura Hacer un dios de la concupiscencia Reinventar el amor y la impostura Regalarle mis dudas a la ciencia Aniquilar la fe de cualquier cura Trastocarle los versos a la aurora Anular de una vez a la tristeza Perseguirte feliz hasta la luna Arrancar tu pasión de donde mora Arrojar tu sostén a la maleza Poder ser tu veneno y tu vacuna
Soneto V
Autor: Jaime Acuña Jorge  588 Lecturas
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Vosotros, ciudadanos, los que hurtáis a la Vida lo que dais al Trabajo, los que os habéis perdido tantos amaneceres que sólo sabéis de la luz eléctrica, vosotros, continúo, heredaréis el cielo y la tierra y los mares: Os usarán de abono. Vosotros, Oh, personas, después de tantos siglos escondiendo lo que sois, os miráis al espejo y sólo veis la máscara. Incapaces de asumir la derrota que significa vuestras vidas huecas, fingís sin dignidad que sois lo que no sois. Vosotros, coetáneos, discípulos correctos de toda teología, escupís alegres el paternóster del mono; vomitáis excusas para amasar papeles de colores e hipotecáis presentes a medio o largo plazo. ¿Qué sabréis del futuro?
Vosotros
Autor: Jaime Acuña Jorge  747 Lecturas
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A fin de cuentas ni los amaneceres ni la luz de la luna son asombrosos siempre Por qué iba a esperar que tú lo fueras Si en realidad no existes? No eres más que un deseo o lo que es mucho peor una idea sólo ese no sé qué de platonismo que no puedo despreciar todavía A fin de cuentas ni las ninfas que amé apasionadamente fueron mucho mejores que las que me follaron de rodillas en la cama como perras en celo unas se desentendieron por listas otras por puro hastío incluso puede que por asco alguna A fin de cuentas tampoco es que me importe como un gato me lamo las heridas y me río de cuantos Paraísos he echado a perder por culpa de mi falta de egoísmo por querer ser el único en la vida de todas las mujeres de mi vida
No hay alrededor sino vacíoy el aliento helado de un aire espúreoPero dentro es peor El desalinetoamenaza las ruinas desoladasLa isla es un desierto seco y ajadoajado por el tiempo y el espacioy toda plenitud es negativacuando no decididamente vanaAsí los hombres huyen al nombrarlacon el miedo dibujado en sus rostrosNo saben que la isla se les pareceporque piensan que son privilegiadosPero la terca verdad siempre asomalas narices y enfrenta las falaciasTodo hombre es la isla y ella es todossingularmente la isla es cada hombre
La isla
Autor: Jaime Acuña Jorge  526 Lecturas
Como la lluvia empapas y luego marchas tranquila elemental Como la lluvia sonora sin estridencia ligera y lateral Como la lluvia que baja y limpia todo discreta después se va Como la lluvia sujeta por una nube selecta volando vas
Como la lluvia
Autor: Jaime Acuña Jorge  527 Lecturas
Qué decir de la vida? que pasa sobre mí inexorable sin pedirme permiso Gasto mis energías resolviendo presentes falsos o equivocados con la solemnidad de la oratoria fúnebre y mi cuerpo se arquea señalando hacia el suelo exhausto No fundaré una moral del hastío ni una filosofía para cerrar la boca del espanto La soledad es más fea que la muerte
Canción III
Autor: Jaime Acuña Jorge  563 Lecturas
Abrazador de vasos acechando ebriedades huérfanas y siempre el mismo anhelo helado Por mis venas se arrastra la muerte prematura de un sueño de un instante inmortal sellado Como sólo otro cuerpo puede asir mi contorno te llamo para que nunca vengas aléjate Que mi falta de ti no vomite las sobras inútiles de mi ser desechado y seco Cuando llegue mañana no tendré tu recuerdo ni a ti tan sólo melancólica tristeza Ni un futuro pasado ni un presente infinito ni nada de la nada a la nada un paso
Nada
Autor: Jaime Acuña Jorge  511 Lecturas
Yo me llevé la vida por delante, inscrita en el rumor azul de un cuento. Galopé a rienda suelta contra el viento. Fui el hacedor de mi destino errante. No serviré jamás de ejemplo andante al corazón que escapa del lamento. Mi fuero interno es terco y arrogante y el más fiero dolor es mi alimento. Del mundo he aprendido cuatro cosas, a saber: que el amor es sempiterno; sin espinas, las rosas no son rosas; que no hay felicidad sin desgobierno y en todo vientre danzan mariposas. Esto os puedo enseñar. Este es mi infierno.
Soneto IV
Autor: Jaime Acuña Jorge  832 Lecturas
Se ha ido la luz: se me pudrió en las manos la flor azul.
Haiku II
Autor: Jaime Acuña Jorge  537 Lecturas
La lluvia acecha. Puedo seguir viviendo sin primavera?
Haiku I
Autor: Jaime Acuña Jorge  513 Lecturas
En una noche incierta dibujada la cúpula con esos puntos blancos que tú llamaste estrellas yo me vi sonriente bajo tu abrazo cálido Señalando la luna con una mano erguida me dijiste entre dientes que el deseo se cura y tomando mi mano la acercaste a tu vientre Y en esa noche incierta desgastamos los labios vaciando la saliva con las bocas abiertas y mi lengua arrastrando a tu lengua encendida Hacia el último averno Luego se hizo el silencio y mientras yo jugaba a peinar tu cabello una sombra de duda se instaló en tu mirada Y ya no hubo más noches te llevaste el deseo guardado en un bolsillo y ni un solo reproche sólo pude quedarme tu sabor y tu olvido
Canción II
Autor: Jaime Acuña Jorge  507 Lecturas
Cuando se acaba el baile a dónde van las mariposas muertas? dónde se instala el hambre? qué misterio sucede en la cuneta de un corazón inane? Cuando termina el juego quién reparte las culpas inherentes a su fracción de tiempo? por qué te das la vuelta indiferente y huyes en silencio? Preguntas sin respuesta quién recoge el cadáver del amor y a dónde se lo lleva? por qué resuena el eco de tu voz aún en mi cabeza?
Canción I
Autor: Jaime Acuña Jorge  574 Lecturas
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Horas apoltronadas bajo un sol de justicia en la vereda azul de tu sonrisa si no en la negritud de tu mirada Y el deseo de ser lágrima viva descendiendo despacio por tu espalda y esta sed de beber que es infinita de esos labios de carne desbordada Horas inmateriales bajo una luna austera por el sendero triste de tu ausencia ese camino gris pesado y grave Y esta ansiedad de alzar al fin las velas sin trazar ruta alguna en este viaje y que el vaivén salvaje de tus piernas no me impida lanzarme al abordaje Horas desagradables bajo una nube etérea en el rellano añil de tu conciencia exhalando suspiros irritantes Y estas ganas de asir tu cabellera reconocer tu pulpa ingobernable la impúdica raíz de tu corteza la suavidad serena de tus carnes
Acostumbro a dormir donde el sueño me atrape bajo un puente romano vencido por los siglos quizás entre la hierba o la ceniza bajo un árbol tal vez con su coro de pájaros y sueño con la vida y nada temo del unicornio negro del orco maloliente ni de la ira terrible de un dios absolutista que clama venganza contra el descreído quiero decir que duermo tranquilo e impasible sin esperar siquiera que vengan a buscarme fantasmas del pasado armados de silencio o demacrados zombies con sotana Pero hoy me retuerzo intranquilo entre las sábanas y no puedo dormir me asalta tu recuerdo las horas impagables de charlas y de risas la imposiblidad de darte un beso un delirio febril me atenaza por dentro congelando mis órganos con su temida nieve pátina de terror y de desasosiego paralizante blancura encrespada y maldigo mil veces tu inevitable ausencia y detesto la vida y la muerte y la espera la horrible sensación de ser menos que nada ese miedo mortal de no tenerte porque quiero poder mirarnos frente a frente dormir entre tus piernas el sueño de los justos buscando en tu cintura el calor de tu boca y sólo despertar cuando tú me despiertes
I ( Prefacio) Yo pronuncio tu nombre lentamente, lo susurro en mis sueños noche y día, me asalta a cualquier hora de repente, se escapa de mis labios: ¡Anadía! Me ocurre estando solo o entre la gente, sin freno, sin control o alevosía, y aunque quiera apartarlo de mi mente, mi mente escupe terca: ¡Anadía! ... II Tu nombre no es de flor pero parece azul como la flor que nunca se marchita y se mantiene intacta mientras todo revienta Tu nombre sabe a cielo y sabe a infierno el cielo de tu boca el infierno de un beso y tus dientes perlados mi propio purgatorio Tu nombre se parece al amor que te tengo en que ambos son regiones del ignoto universo inabarcables e imperecederas Tu nombre es el lamento de un poeta en sus primeros versos tus ojos y tu boca son la estrofa y tu cuerpo encendido es el poema III (Epílogo) Anadía lo escrito escrito queda negro sobre blanco ni el viento más feroz ni el tiempo en su vertiente de letal asesino podrán borrar jamás las palabras que he escrito y que te nombran palabras que acaricio para tenerte cerca para evitar el hastío del abrazo imposible para ganarle la guerra a la tibia espera que me mata parsimoniosamente por eso nunca dejo de pronunciar tu nombre
El ansia de sentir el roce de tu mano tu mano voladora fina y suave contra una mano mía diosa que me estremece y me devuelve terca el mismo sueño El ansia de sentir el roce de tu mano Quiero cantar sin voz a tus manos desnudas hacer la apología de tus dedos de tus dedos pequeños tus dedos como imanes quiero decirte que amo esas dos manos como se ama a un amor largo tiempo añorado Sólo aspiro a morir bajo tu mano amable en una noche azul como las flores que crecen en mi pecho y de mi pecho salen camino de tus uñas como dagas para morir al fin al término del viaje Y renacer recreado por tus dedos expertos mi silueta febril perfeccionada por la memoria táctil de tus dígitos sabios pariéndome de nuevo cada tarde dibujado en el aire con un gesto elegante Quiero que me recorra el eco de tus manos quiero sentir tus huellas dactilares emborronar mi piel sedienta de ese instante y besarte las manos en silencio para darte Anadía las gracias por tocarme
I Las estrellas del cielo se han podrido de envidia de tus brillantes ojos y yo busco la luz que ilumine mi vida en tus brillantes ojos y camino sin prisa buscando entre las sombras la luz de tu mirada y tú te abres de ojos mostrándome entre bromas la luz en tu mirada II Tu mirada exquisita en tus ojos castaños limpios claros profundos como el agua de un río yo me baño en tus ojos con mis ojos cansados cansados de haber visto lo terrible y lo críptico Tu pupila redonda libertina y perfecta es reflejo seguro de tu esencia más íntima y tus párpados finos guardan una secreta comunión con las aves y las rutas marítimas Tus pestañas danzantes aletean con gracia dando al viento el poder de esparcir la semilla de un amor decidido que se mira a la cara y se enfrenta en voz alta a la melancolía
Tus muslos son laderas encumbradas en las que quisiera trasnochar siempre y ser un caminante entre las brasas camino de tu sexo y de tu vientre Tus muslos son la patria que deseo la tierra que horadar con la mirada la puerta que me abres en silencio el surco de mi vida en tus entrañas Tus muslos son el muro que separa mi mundo de tu mundo y de ese mundo del futuro feroz que nos depara esta ansia insufrible de estar juntos Tus muslos servirán como alimento como fruta prohibida que repara a esta alma sólo cuerpo que poseo el día que nos veamos cara a cara Tus muslos me envenenan Anadía en las noches de sueños enredados morir entre tus muslos no sería menos dulce que hacerlo entre tus labios
Imagino tu vientre torturado por las mariposas ciegas que torturan mi vientre y tu estómago destrozado por una duda feroz que lleva mi nombre escrito en un costado. Imagino tus pechos desbordados de besos aún no dados, de caricias suaves que las yemas de mis dedos te darán sólo si quieres sentir tus pezones erizados por un deseo en flor. Te imagino así... Imagino tus manos renunciando a la nada; tus dedos afilados acuchillando fieramente mi espalda mientras te ríes del mundo con tu sonrisa amable. Imagino tu boca sentenciando mi vida entera entre tus labios perfumados de sexo; la humedad profunda de esas alas sangrantes desvistiendo mi alma airadamente, con la certeza de las balas. Te imagino así... Imagino tu desnudez interrogante destrozando mi mirada, despojándome de mí mismo con la misma sencillez con que te quitas las bragas. Imagino tus ojos descarados encontrando la respuesta que ya conoces en mis pupilas: Mi desnudez colgando de tus pestañas. Te imagino así... Imagino tus dientes dándose la bienvenida al festín de la piel, devorando mi carne con el ansia violenta de la necesidad y la fiebre impúdica de la pulsión sexual. Imagino tus muslos incitándome al baile de sombras entre sábanas, atrayendo mis caderas a tu infierno apenas entreabierto. Y yo hundido entre tus llamas. Te imagino así... Imagino tu voz a viva voz cambiando mi mundo desde tu garganta; el eco sonoro de tus palabras acariciando mis tímpanos como cantos de sirena. Imagino cómo sería perderse en ti y no encontrar jamás el camino de vuelta. Vivir perdido entre tus brazos y no salir jamás al mundo...
Corazón desnutrido la silueta del terco funcionario amador regurgitará un día floreciente carroña del sobaco de dios en el zaguán soleado del día de mañana brotará sin remedio sin esperanzadora fe de peluquería esa vana ilusión que me obliga a temblar en el zaguán soleado del día de mañana toda filosofía se caerá por su peso cual manzana podrida con toda gravedad y la legión infame devorará a sus vástagos mientras los enculados por los amaneceres esos analfabetos de las dicotomías ebrios de sus quehaceres producirán sus mierdas en proporciones bíblicas consumidos por su ego y vencidos por su ira entre el todo y la nada el gran ojete núbil que algunos llaman orbe se morirá de envidia mirándote a los ojos y sabiéndote mía porque cuando reviente esta puta mentira tú estarás para verlo sentada en un sillón en la primera fila con las piernas cruzadas y con las mariposas revoloteando ecuánimes dentro de tu cintura hasta que llegue yo corazón desnutrido desnudo devaluado metódico asesino de momentos pasados a la sombra del tiempo y tú bajo mi abrazo de matador de osos entre el polvo infinito corregirás la mueca de tus hambrientos labios iluminando el mundo con tu feroz sonrisa y ese será el principio del resto de tu vida
Ya no te busco con incertidumbre en la espesura de este bosque humano ya no es mi voluntad ir a buscarte siguiendo el eco de mis propios pasos Sí te busqué con rabia en el pasado escudriñando ansioso entre el follaje con la tonta esperanza adolescente de dejarme la vida en encontrarte Quizás te tuve entre mis torpes manos en alguna ocasión afortunada y te dejé marchar sin darme cuenta de que se iban contigo mis entrañas Pero a día de hoy pienso y declaro cansado de este esfuerzo improductivo que es inútil buscar lo que no existe aunque el corazón diga lo contrario Ya no te busco y me parece triste que tu luz no ilumine mi camino aunque también es cierto que no abjuro de haber perdido tanto tiempo en vano
Ya no te busco
Autor: Jaime Acuña Jorge  497 Lecturas
Si el amor no fuese una mentira, vana expresión de sentimientos vanos, quizás mi corazón tendría vida, vida que yo pondría entre tus manos.   Si el amor no fuese una falacia, un no sé qué de tirios y troyanos, tal vez este rincón sería Arcadia en lugar de un horrísono pantano.   Si el amor no fuese un puro invento, un juego que jugaban los enanos, un vomitivo en flor, un triste cuento que nos gusta contar a los humanos...   -Y si fuese verdad, sencillamente?   Sencillamente yo, creyente ufano, prosternado en silencio ante tu vientre, volvería a vivir aquel verano.
Aquel verano
Autor: Jaime Acuña Jorge  519 Lecturas
En tu cuerpo desnudo he olvidado mis miedos, infantiles horrores que en las noches sin luna corrompían mis sueños con terribles argucias, obligando a aquel niño, a aquel ángel sin vuelo,   a vivir temeroso, ojeroso, discreto. Las pasiones humanas, las ardientes e impuras, las guardaba aquí dentro en mi edad inmadura, como dicen que oculta el avaro el dinero.   Crecí a golpes de vida, deshojando mis sesos, modelando mi carne hasta hacerla armadura con la cual yo pudiera, sin la mínima duda, trastocar mi apariencia convirtiéndola en hielo.   Pero un tímido día (delicioso recuerdo), caminando sin rumbo por una senda oscura, una luz solitaria despertó la ternura que hibernaba silente en mi gélido pecho.    Esa luz eras tú, provocando el deshielo de mi vieja coraza, hasta entonces robusta.  Esa luz eras tú, derogando la injusta, la tiránica ley, que me impuse hace tiempo.    En tu cuerpo desnudo he enterrado mi cuerpo. ¡Y he sentido mi piel tan pegada a la tuya, que el temor de no ser una piedra futura, arrumbada, indolora, se ha tornado en desprecio!   Y tu cuerpo ha venido a salvarme del tedio. Y tu cuerpo desnudo: breve canto de espuma.
Oh, el agón! Dos cuerpos se pelean. ¡La batalla! Tus labios espadañas Pezones retráctiles que arañan Oh, Eros y Oh, Thanatos!   Pero antes de darme la patada Comprueba que el deseo no respira Y mira hacia el mañana desnudo corazón.... arrepentida.
Arrepentida
Autor: Jaime Acuña Jorge  517 Lecturas
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Sumido en los trasiegos de un ego irrenunciable No habitado por nada ajeno a sus enjundias, Discuto con mis huesos sobre el valor del aire Y escupo un conjugado de sangre por sus grutas.   Escucho los latidos de un corazón amable - apócrifo doctor ... pero perito en dudas- Y saco todo en claro sobre lo inevitable Y llego a conclusiones que arañan a la angustia.   Con la muerte disputo mis asuntos vitales Ungido por amor anárquico a la turba, Y desprecio a los cerdos que derraman la sangre De algunos hombres buenos que aúllan a la luna.   Me divierte pensar que cuando acabe el baile Y el compás de las horas se detenga en mi grupa, Habré dado que hablar. Y las autoridades Temerán que los niños imiten mi conducta.
Prometeo
Autor: Jaime Acuña Jorge  534 Lecturas
Sin embargo el espejo devuelve una figura de obsidiana y el puto tren fantasma arriba a la estación de la inocencia   Y tú de tan pura, tan etérea y tan soñada me resucitas con un   B E S O
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