Decimos que los jóvenes, son el futuro. Y sin embargo no nos ocupamos de su presente.
Los empleadores piden jóvenes capaces, con experiencia. ¿Con experiencia? Si a duras penas terminan los estudios ¿cuántos trabajos pudieron tener hasta el momento?
El comentario general hacia los adolescentes es: “La juventud de hoy está perdida”. Sin embargo ¿no era responsabilidad de los adultos a cargo, educarlos, contenerlos, escucharlos, encaminarlos?
Lo que decidamos como adultos, a favor o en contra de un adolescente, seamos responsable de él o no, lo puede marcar para todo su vida. Su entorno es el que va a marcar que clase de adulto será (obviamente como muchos deben estar pensando, hay excepciones a la regla, pero son los menos).

En 1907, un joven de 18 años quiso entrar a la escuela de bellas artes de Viena. Auque no era el mejor, tampoco era el peor. Pero después de todo intentaba entrar a la escuela, para perfeccionarse. Después de intentarlo dos años consecutivos y ser rechazado, lo olvidó. Esta fue la historia de ADOLF HITLER, es cierto que sus genes macabros ya estaban, pero quizás si se lo hubiera mantenido ocupado en algo positivo, el mundo no hubiera sufrido tanto. No es complicado comprender a los adolescentes, lo complicado es darse el tiempo para ver que necesitan y, así, mantenerlos ocupados en cosas positivas.
No criticarlos, sino ver por que reaccionan así.
No criticar a sus amigos, sino enseñarles a elegirlos.
No exasperarlos, sino saberles llegar al corazón.
No criticar su moda, sino a ver que se revelan.

La ciencia detrás de ellos es simplemente dedicarles tiempo de calidad. Es cierto que el tiempo no sobra, pero no esperaríamos que un niño pequeño se cuidara solo. Ellos auque grandes físicamente, son pequeños emocionalmente.
Es sumamente grato ver como todo el tiempo dedicado da buenos resultados y se convierten en personas de bien.