Esta tragedia que llamo vida,
me conoce tanto como espectro
que no puede reconocer mi andar.
Veo a la tarde, impune,
llevarse el último brillo
que guardaban mis ojos
y entre risas, viene a buscarme
la oscuridad, que sólo quiere mostrar,
las heridas de mi muerte.

Y he muerto tantas veces...

Esta vida que llamo amor,
me ha tatuado tantas partidas
que no se puede distinguir,
los límites de mi cuerpo
de las fronteras rojas del adios,
donde el horizonte cae
cortandome la huída de la tumba.

Y he muerto tantas veces...

Este amor que llamo tragedia,
conoce la desnudes de mi alma
y el desprecio que el abandono,
ha sepultado en mi cuerpo.

Y he muerto tantas veces...