Se cuela en un apenas 
al borde de mi almohada
rasgando suavecito
la dermis de mi sien.

Es punto interrogativo
sin miras
ni merecimientos
de evolucionar. 

Y de pronto, 
y sin embargo,
y sin querer, 
se estira
y ondula, 
se adentra
y engancha, 
irrumpe
en mi lecho neuronal. 
Pesca alegrías 
con cebo de dudas, 
devuelve incertidumbres, 
sin despinar. 
Manso lago de 
calmas ideas, 
se agita
y 
comienza a tiritar. 

Se retrae, 
se enrosca, 
descansa, 
y de nuevo, 
se lanza a la mar, 
con preguntas 
de señuelo. 

¿Por qué su ausencia, 
cuando su ida, 
de cada año 
al terminar/
cuantas más pescas, 
de botas sucias, 
botellas llenas 
de arena y mar?

Y sin respuestas, 
el alma a cuestas, 
penando amores, 
quiero irme ya. 

Irme del todo 
poquito a poco, 
en una barca 
partir sin rumbo, 
y finalmente
naufragar.