Mis horas, mi tiempo, que no es mío porque te has robado todo, llevándote mi calma y mi paz. Tengo sed de vos, por momentos quisiera poder percibirte con mis sentidos y llegar hasta lo más hondo de tu ser.
Explorarte en cada uno de tus laberintos, perderme ahí, no poder escapar, no hallar otra vez la salida. Desintegrarme  adentro tuyo y palpar tus emociones, tus miedos, tus dudas, tu todo. Y tus ojos, esos que sólo pones para mí, en ese instante y yo viendo tu búsqueda, vi también tu grito, fue  un momento ¿Cuánto?¿Unos segundos? Y si, supongo, fue como dije antes un instante, toda la vida.
Mi alma agoniza esta espera, te busco a veces, porque creo que nací para encontrarte, para darte todo, si, darme entera: cuerpo y alma.
Temo cuando te perdés, cuando no me ves, pero estoy aquí, y voy a seguir estándolo, porque quiero, porque te quiero.
Y aunque me pierdo en este mar a veces, y también me ausento y no te busco, no te confundas creyendo que me he ido, sigo ahí, aquí, a la espera de la única fuerza que atraviesa mi alma,
la tuya.