Donde hubo fuego...
Publicado en Jul 22, 2020
Donde hubo fuego…
Habiendo sido mi alma hecha con sensaciones fue la causa de haber caído en tu planeada y dulce trampa, cuando inocente me sorprendiste, desnuda de muros intrínsecos, despojada de resguardos y enteramente dispuesta. Porque tus labios me arrastraron hasta la locura, mientras con tu sonrisa me ofrecías el cielo y con tus brazos me dabas abrigo. Creí en tu mirada sincera y salté encantada al abismo con toda mi historia, sin dejar cabos sueltos, ni medir consecuencias, porque desde allí en adelante todas las siembras serian nuestras, incluidas las tormentas. Risas y dolores fueron mezcla de emprendimiento y mientras pegábamos ladrillos, reía yo con tus locuras y tú, galante, me abrías románticamente todas las puertas. Fueron días inolvidables de juventud fecunda, grabados a fuego en el alma. Mas hubo tiempos desgraciados con vientos de olor de azufre, cuando diste un mordisco en manzana ajena y evidenciaste la vulnerabilidad humana… Cruel paréntesis que dejó dudas porfiadas. Para mí desapareció la risa y el dolor se convirtió en lágrimas. Los días fueron eternos y las noches demasiado heladas. Sin embargo, viejo es el dicho que reza: “Donde hubo fuego /bajo las cenizas /brazas quedan…” El grueso bagaje acumulado entre ambos me hizo arrojar anclas en el océano de los recuerdos y bajé la guardia, evité las refriegas y atendí a tus palabras… Si hay arrepentimiento puede haber olvido... y se perdona… Asi volvió el abrigo de tus brazos y yo, dichosa, te entregué la suavidad de mis besos… La reconciliación ha hecho que se me abulte el vientre…
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