Una dama encantadora
Publicado en Dec 31, 2008
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Anoche la muerte golpeo a mi puerta. Vestía un ceñido vestido negro y lucia enormes labios rojos color sangre. Era una dama encantadora. Indescriptible. Solo que cuando fruncía el ceño se le notaban las arrugas de siglos que ocultaba con suma coquetería bajo un largo cabello de color indescifrable. Como ofrenda me traía una bolsa interminable de cocaína.
-Vengo a cumplir tu deseo, me dijo susurrando sensualmente y helándome la sangre.
-Nadie la invito, conteste asustado y mi temor se reflejaba en mi semblante pálida y la voz quebrada.
Miro a su alrededor, contemplo mi absurda soledad, el fatigoso rictus de mi existencia.
-No lo creo, contesto. Me llamabas.
Me tentó. Se desnudo y contemple una belleza que me dejo sin aliento y extasiado. Mientras en su vientre brillante y perfecto, se intuían las cicatrices de matanzas, violaciones, catástrofes, matrimonios, fábricas y oficinas.
Tome fuerzas y le exigí: -¡Fuera de aquí!.
-No. Dijo con certeza y confianza en si misma. -Tú me amas. Tenía razón.
Decidí enfrentarla sucumbiendo a su convite. Tome toda la noche de aquella blanca y cristalina cocaína que me provocaba delirio y me colocaba en el extremo de la demencia. Y decidido a vencer o ser vencido, como aquel personaje de Ritton de Jean Genet que obligado a ser el chulo de Hitler, seguro de su final, decide torcer el rumbo haciendo del culo del mismísimo Führer  su objeto de salvación, me la coji -y la ame- de mil maneras. Su sexo era indefinido, pene, vagina, vagina y pene, se adaptaba a cada momento de mi deseo y me desafiaba a por más. Mi sudor era continuo y frío. Yo tenía en claro que era ella o yo y que todo lo que ofrecía era una trampa. Mi mente viajaba por miles de años, mi vida era una película donde el dolor más profundo y desgarrador me llamaba a terminar con tanta insensatez, el hedor a sangre y carne quemada en la historia, hogueras y mesas de tortura, los infiernos de las mutilaciones en hospitales y campos de batalla, cadáveres flotando en el río con los ojos vendados, el momento del suicidio. Un coro de sirenas al pie de una guillotina.
Cuando acabe, yo había encanecido y avejentado y terminado al borde de la locura. Pero la muerte era ya una vieja decrepita y sin gracia que había perdido toda su energía. De su droga nada quedaba. La eche de mi casa y dormí dulce y placenteramente.
Cuando desperté llovía.
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Foto del autor facundo aguirre
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Miembro desde: Dec 24, 2008
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Descripción

La muerte me invita se seguirla.

Palabras Clave: muerte belleza sexo cocana lluvia

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



Comentarios (14)add comment
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Oscar Franco

Alucinante hermano, deseo que la blanca navidad inspire tus escritos.
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December 26, 2009
 

Aete

buen relato, pero desconfia, porque volvera y esta vez no jugara
saludos
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December 26, 2009
 

Ana C. Velasco Martin

me encanto aquel escrito, realmente deslumbrante aunque el final no me convencio mucho...
pero lo demas realmente felicidades!!
Responder
December 26, 2009
 

doris melo

Ohhhhhhhhhhh buenisismo cuento moderno diria. La voz que hab la es la de un narrador implicito en el relato, hay inatertextualidad en lo de hitler y mucho humor en la descripcion de la mujer y hasta diria carnavalización ya que en este cuento hay mucho del grotesco cómico del que habla Mijail Bajtín. La voz narrativa es la de un hablante culto que tiene conocimientos pues no solo habla de Hitler sino de Genet y se cuela en esos segmentos intertextuales algo asi como experimental del cuento post moderno. Es mi humilde vision de mundo dentro de este corto cuento pero me parece interesante para un analisis de tus escritos. Me van gustando mucho . Saludos
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August 22, 2009
 
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