Crimen en la calle Pringles - Parte (3) el Final
Publicado en Dec 04, 2009
Al paso me encontré con Perla, una morocha de clase media que me tenía loco, pero nunca la pude invitar a salir dada mi condición humilde. Me guiño un ojo, y cuando la iba a encarar me salió al cruce su vieja, una estirada que se la daba de ricachona “Vení para acá que ese solo te puede dar pulgas y mala vida…”
Mi corazón se volvió a romper; solo sin dinero y a pié, me dirigí a mi casa a la pasada Andrés, un pibe del barrio me dijo “che hoy se junta la crema de la crema en el baile la tierrita, Venís?...mirá que va Perla..” Entonces sin nada que perder me preparé. Me bañe, engomine mi pelo, lustre mis zapatos y me fui para La Tierrita. Las luces de Colores y los banderines le daban aire de fiesta a la noche, a la entrada como era de rigor el Negro Chiche te palpaba de armas, pero yo era un tipo tranquilo y ya me conocían entonces me miró y me dijo “Pasá pibe..” con esa voz aguardentosa, que denotaba largas noches de alcohol y faso. Sonaba los ritmos de Alberto Castillo, del maestro Troilo, entonces entró Perla, hermosa deslumbrante, acompañada de la arpía de su madre. Me acerco para cabecearla como es costumbre y se me interpone un dandy bien peinado, de traje a rayas y zapatos de charol. Se me adelantó y la invitó a bailar, la madre me miró mientras decía “Dale Perla salí a bailar con el caballero,..”. No hice mas que tragar la amargura y me encaminé al Buffet a tomar unos vinos, sabios bálsamos para el olvido. No se cuanto bebí esa noche, no era un tipo acostumbrado a la amargura del alcohol, a la salida de La Tierrita, me ataja el Negro chiche, pone su inmensa mano en mi hombro y sin decir ni una palabra me miró a los ojos… y me dijo todo, asentí con mi cabeza como pude y me fui a la calle. Caminé y caminé, doblé la esquina de la calle Pringles y los encontré a los dos jugueteando al amor. No podía controlar mi ira y me acerqué precipitadamente lo dí vuelta del hombro y el respondió con un golpe, caí al piso y un perro me empezó a ladrar como desesperado, Perla ya había corrido hacia su casa como alma que la lleva el diablo. Me incorporé y le reclamé “No podés hacerme esto, primero la guita y ahora Perla…” a lo que el mudo respondió “ Yo te dije que te enseñaba unos trucos, pero los mejores me los dejé para mí…Ja ja..” no terminó de decirlo que mi puñal atravesó su garganta y bajó súbito hacia su estomago. Limpié mi cuchillo y corrí hasta la casa de Pedro, mi amigo, y le dije “ Ya está hecho..” La mueca de su cara denotaba una media sonrisa, al otro día partimos hacia Uruguay con el botín y nadie más supo de mí.
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haydee
Muy bueno, con todos los ingredientes requeridos y un final que te anuncié.
Ya me parecía que tarde ó más temprano ibas a ocupar su lugar.
Todavía te queda algo del botín'?
Ricardo Fernndez
gabriel falconi
esto daba para una novelita
creo que tenes que seguir en esta linea
me resulto interesante la epoca en que ubicas esta historia epoca que me hubiese encantado conocer
los trole t el tango los boliches todo menos .....ese cuchillo..claro