Quise ser esa mujer,
amante fiel,
la que tu mirada esculpió
cual estatua viviente
dibujando lineas
de contornos tenues,
surcando  horizontes
en praderas púrpuras,
entregada al placer
de la seducción,
amparada a la sombra
de tu universo de ternuras,
adonde nuestras siluetas
vestían sus pieles
al resplandor de la luna,
embriagados en besos,
exudados y exánimes,
emanando fragancias dulces
de un verano tibio.
Quise ser esa mujer,
tu amante fiel,
como doncella de ensueños
delineando tu horizonte de caricias,
robándome el paraíso
para ofrendártelo.
Mujer amante
en la vigilia de tus noches,
extraviada en tu esencia.
cautiva de tu universo.
La perfecta consorte
que entibie tus sábanas
sin codiciar promesas.
Quise serlo,
y en todas ellas
estoy ausente de ti.
Te devoraron  las voraces llamas
de un crepúsculo de fuego
y quedó mi estampa pretenciosa
abrazada a las garras
de la decepción
como rocas de hielo,
naufragando su agonía
a  la penumbra de mis sueños.