Todas las tardes al regresar del trabajo pasaba por la casa de aquella mujer, me gustaba verla pues siempre tenía una amplia sonrisa y una palabra agradable, además de su innegable buen gusto para vestir, su cabello rojizo lucia impecablemente peinado, parecía la modelo de alguna revista de hogar y decoración, su jardín al que le dedicaba casi todas las tardes, era casi una imagen de una postal, pero extrañamente nunca se veía a nadie más en aquella casa tan grande.
Durante los últimos cinco años que tengo viviendo en este lugar, nunca deje de verla un solo día, ni repetir una sola prenda de vestir, un día me decidí a preguntarle por una hermosa planta de flores blancas que tenia y a mí me llamaba mucho la atención, así que me le acerque para preguntarle, en cuanto di unos pocos pasos para acortar la distancia; escuche una voz del interior de la casa que llamaba: "Aleida, entra de inmediato por favor". El sonido de aquella voz me petrifico, era realmente aterrador y no solo para mi...
La Señora Aleida entro de inmediato casi que dando saltos olímpicos, yo me fui con la inquietud de quien la llamaba y además con la frustración de no obtener la información acerca de la llamativa planta, algunos días después volví a verla  trabajar en su jardín, nuevamente trate de acercarme y volvió a pasar  la misma historia, cosa que aumento de forma desmedida mi curiosidad.
Entonces comencé a investigar con los vecinos acerca de doña Aleida, y todos decían lo mismo, nunca la han visto en un espacio diferente a su jardín todas las tardes, mi curiosidad crecía aun más con el pasar de los días, en el supermercado cercano a casa encontré a una jovencita que en varias ocasiones vi entrar en la casa de Doña Aleida, sin pensarlo mucho la salude buscando algún pretexto para hacerle algunas preguntas, la joven muy evasiva escasamente respondió mi saludo; en otras cuantas ocasiones más me la volví a encontrar pero nunca logre mi objetivo.
Aproximadamente seis mese después mientras almorzaba, miraba a la distancia un televisor donde pasaban las noticias y de pronto esta sorprendente imagen...
Mis ojos no le daban crédito a todo lo que veían, me acerque pensando que quizás mi cansada vista me estaba engañando, pero no, no era así... era ella, Doña Aleida. Una vez en mi oficina busque la noticia en desarrollo en internet y efectivamente la encontré... su verdadero nombre era Sonia Alvarez, la acusaban de secuestro de niños que luego eran utilizados en pornografía, la Fiscalía había encontrado en su jardín muchísimos huesos de niños y la jovencita que vivía con ellos era una niña que habían raptado 10 años atrás y que por alguna extraña razón le habían perdonado la vida, esa mujer y su paralitico marido eran los responsables de la desaparición 53 niños a lo largo de 12 años.
Sus hermosas plantas abonadas con restos de niños, regadas día tras día por las lagrimas de todas las madres que nunca más volvieron a ver las caritas de sus pequeños... y la justicia aun definiendo si los delitos por esta pareja cometidos son excarcelables!!