Cuando la sensualidad se viste de inocencia
Publicado en Feb 23, 2010
Claudia, entra en la tienda de lencería fina y le pregunta en voz baja a la chica de la tienda... ¿será que aquí podre conseguir un disfraz de colegiala? _. No, aquí no tenemos, pero ve a esta dirección. La vendedora le larga una pequeña tarjeta de color rojo que dice... "Romance, sex shop".
Visiblemente avergonzada Claudia se apresura a guardar la tarjeta, pero de inmediato se dirige al lugar, allí encuentra un nutrido surtido de sexy lencería, juguetes eróticos, películas, accesorias, mascaras, cremas y de mas menjurges que prometes unas cadentes e interminables noches de pasión. Eso era lo que ella mas deseaba, rescatar toda esa pasión que paulatinamente había ido desapareciendo de su matrimonio, cada vez mas monótono y desaliñado; para Jorge la rutina diaria era leer la prensa y fumar un cigarrillo en el balcón con la mirada fija a algún lugar de los muchos que ofrecía el panorama, luego se metía a la cama y en menos de cinco minutos comenzaba a roncar. Una noche en la que luego de salir del trabajo se tomo unas copas con sus amigos, y regreso a casa evidentemente mareado por el efectos de los nada pocos vasos de old par que tomo, sin leer la prensa se dirigió al balcón fumo su marlboro, se metió en la cama y quedo profundamente dormido, como siempre ella de inmediato a pago la luz, pero como no tenia sueño, decidió llenar la tina de agua tibia y esencias marinas para relajarse, se sirvió una copa de vino blanco, encendió velas aromáticas de esas que prometen relajar. Se desnudo haciéndose a la idea que lo hacia su amado marido, se sumergió en el agua, tomo un trago de su copa y cerró los ojos, buscando ahogar sus deseos. Pero su mente se lleno de imágenes y recuerdos de noches de amor con Jorge, velas, música y champagne, podía sentir como su piel se erizaba solo con el recuerdo, su corazón se agitaba mientras la necesidad aumentaba... en medio de aquel instante de erotismo mental y silencioso, escucho la voz que repetía una y otra vez... "continua mi colegiala sexy...mmm... nadie lo hace como tú" Sorprendida, pues eso era real, definitivamente no era una jugarreta de su atormentada mente, salió de la tina y aun goteando y desnuda camino asía la cama. Ya más cerca, escucho con más claridad la frase acompañada de gemidos y movimientos leves del cuerpo de Jorge; sintió dentro de su corazón un impulso por acercársele, besarlo y hacerle el amor con toda la fuerza y ganas que su aun joven y bello cuerpo le permitía. Tímidamente se acerco y toco con sus dedos los labios de su dormido esposo, quien en un movimiento casi autómata, sujetó la mano de Claudia y le dijo: "ahora es mi turno". Asustada por esa reacciono de él y sus ojos cerrados que evidenciaban un profundo sueño, le retiro su mano. A partir de esa noche no dejo de pensar en lo mismo, esta vez sí tenía la pista para lograr su objetivo, seduciría a Jorge con un disfraz de colegiala y volverían hacer la pareja amorosa que nunca debieron dejar de ser. Ya con el disfraz comprado, llego temprano a su departamento, realizo todos los rituales de belleza que las revistas sugerían a sus lectoras, lleno la habitación de velas, globos rojos en las esquinas, fresas en la mesa de noche, miel con la intensión de esparcirla en lugares sensibles de su cuerpo y porque no del cuerpo de Jorge, se vistió con el sexy disfraz y arreglo su larga cabellera rojiza en dos largas coletas, destapo una colombina de esas que salen en los comerciales para chicos. Al sentir que abría la puerta de la habitación, se coloco en una insinuante posición sobre la cama. Jorge pensó que se había equivocado de casa... y hasta de mujer!, sorprendido y a la vez complacido, se tiro sobre su mujer como un sediento que llega a un oasis, esa fue una de las noches más fogosas de la vida de Claudia. Al amanecer de esa noche era fin de semana y su esposo Jorge quería sorprenderla con algo especial, así que salió antes que ella despertara a la floristería para hacerle llegar el ramo de rosas rojas más lindo que pudieran hacer. Claudia despertó, y de inmediato se dio a la tarea de recoger todo el reguero que había quedado de la noche anterior, con una sonrisa en la cara, hacia pausas para suspirar y volver a sonreír. del pantalón que Jorge se había quitado en medio del pasional encuentro, se cayó al piso una pequeña nota de papel rosa y perfumado que llamo la atención de la feliz Claudia... decorado con dibujos de corazones una nota que decía: "Gracias por amarme y hacerme sentir mujer, esta noche estaré en mi ventana para mirarte antes de dormir y soñar contigo... te ama... Adrianita".
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Delfy
Saludos
Delfy
Delfy
Alejandro
Bueno y yo creo que Claudia con su disfraz de colegiala, es capas de mover el mundo...jajajajajajajaja
a sus pies mi ingeniosa escritora... cada vez mejor!!
Alfonso Z P
inesperado, mírame a la vecinita!.
Pero sucede de verdad, el hombre que sin motivos aparentes se aleja y la mujer que
busca por todos los medios para reconquistarlo. Felicitaciones.
Abrazos: Alfonso