La emociones internas
se marchitaron
ardieron dentro
en suciedad.
La cólera interna
gritándome en seco
murmullos que me hacen saber
que muy en el fondo algo se pudre
y que los ojos no sangran con el desamor
que solo se vacían cuando la soledad es inevitable.
Me arrastro en lo que me queda de muerte
la que anida en mi
para recordarme que hay algo peor que esta
y es estar muerto en vida...suspendido
entre la estela de un tiempo congelado
y un sentir que agrieta el alma en cada sollozo.
La ira interna
sofocándome la esperanza
este llanto que es profundo
que jamás se oyó
se enterró
a donde van los alaridos abisales.
Los gritos solo fueron ecos
que adornaron el paisaje haciendo juego con la sangre
y mi cabeza sumergida en un charco de elegía que salió sin brío
por mi boca...
-voy a hundirme y nunca salir...me enterrare y sin respirar
las cicatrices me protegerán-
Todo se fue...todo se fue...se desvaneció en el primer golpe...se esfumo
¿y que hay con mi mirar?
A quien decirle -calcinaste mi interior.
si estoy en las tinieblas -¡¡calcinaste mi interior!!
si se me ha ido la voz -¡¡¡calcinaste mi interior!!!
tu pensabas apuñalar a un féretro -¡¡¡¡calcinaste mi interior!!!!
pero dentro y escondido estaba yo. -¡¡¡¡¡MATASTE!!!!!
¿Como no saber si uno es invisible cuando nadie te toma en cuenta?
Late en el fondo y sobre de mi piel
todas las agujas que de ti trague
todo esta oxidado desde mi mirar
gotea y gotea...no para de sangrar...
Tú no eres nadie
para postrarte encima y dictaminar mis movimientos.
Tú no eres nadie
para poner riendas y obligarme a mirar hacia arriba como si no supiera de que color es el cielo.
Tú no eres nadie
para violar mi mente con tu risa.
Tú no eres nadie
es que simplemente no lo eres.
Embelesado y crédulo me entregue sin pensar en la muerte
por unos cuantos dulces de ausencia
y pútridos olores de verano.
Ni aun rezando con fuerza
como lo decía mi madre
ni escondiéndome el alma bajo la cama
ni desprendiéndome de mi en los sueños
ni implorando piedad a los cuatro vientos...
y desembocarlos de su felicidad...
¿Qué culpa tienen los trópicos de esta melancolía que se aloja en mi cuerpo
como espasmos malditos?
Se fue...
se esfumo...
se desmorona...
poco a poco...
Se robaron mi tiempo
me ultrajaron la vida
despellejándola con los dientes
y no importa cuanto rece
ni importo cuanto rezara
porque el Cristo sobre la cabecera del dormitorio
me delataba
el se escondía mejor que yo
era horrible verlo reír cuando le pedía auxilio
y una tortura hacerme llorar cuando no le guardaba el sueño
el se ríe
se esconde
y huye
mejor que yo...y a veces pienso;
mas que por ordenes divinas de no entrometerse en el ciclo natural
lo hace
por voyerista....