LAS ANORMALIDADES DE MI CUERPO IV.-
Publicado en May 18, 2010
MANOS.-
IV Mis manos rotas alguna vez quisieron servir para mucho pero sobre todo, si tan solo sirvieran para dos cosas me bastaría; enroscar tu cintura en la aureola de su contorno y presumirte mía y sentirme encarnado, el más afortunado Goliardo tatuado a la brevedad de una cintura, y que estos dedos que carecen de la gracia eléctrica de hacer llover de entre tus piernas y de un solo tirón que el índice y el medio provoquen en el baile circular para encontrar otra, otra puerta abierta de tus adentros, sean habilidosos para invitar también al anular a tan apretada fiesta. Pero para tener la delicadeza de cristal de una caricia que anide en tus caderas se necesita más que hombres deambulando en las calles solitarios que agnomenten la fortuna de mis áridas manos, para que sea inolvidable el rose frutal de esta no basta tan solo con mis tres astronautas dentro de la órbita de tu media luna hace falta algo más...para verte en todo el esplendor de tu rojiza cascara al final de tus fases. Se necesita más que una buena intención...más que el respaldo de bien logradas carnes que hagan más suave el vértigo. Se necesita más para poder presumir y presumir que te tenia, que te tengo que te sostenía desde mis palmas y aprovechaba las manos de músico para crear melodías en tus muslos de leche sobre las teclas rosas de aquellas protuberancias de tu carne. Aprendí a esculpir toda mi vida para moldearte en serpiente cual cola de libélula al fuego, retorcida como truenos, pequeños truenos en una trusa de algodón bien frotada por los aplausos de estas, 10 pequeñas larvas cursivas que se escurren de inmediato y pasan corriente al fondo de ti. Estas manos rotas alguna vez quisieron servir para mucho pero menos para el arado, a no ser que se llevara a cabo plantar semilla en tus tierras sin necesidad de primaveras, solo noches y medios días con nada que ver en televisión. Sentirte mía, nunca fue más bello cuando descubrí el verdadero don de mis manos...pues al ver que eras mía por el simple hecho de que nunca te soltaba...y no quiero que cuando desmaye y te suelte vueles como globo de gas hacia la primera boca que pase sin importarte un abrazo y es justo ahí donde entiendo que mis manos no se hicieron para el arte... si aun no puedo convertirlas en abrigo hasta tocarte el alma desde el útero. Y es que es la anormalidad de mis manos que no se hicieron para tenerte eternamente por una caricia o el vaivén de mis dedos mis manos se hicieron para escribir todos los días e impedir que todo el cauce que arrean sobre tu cuerpo no se quede atrás...como un arcaico recuerdo
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Hoz Leudnadez
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