ARTE Y MADUREZ
Publicado en Jun 09, 2010
El artista debe tener mucho criterio. Debe aprender a aceptar que hay arte que se sobrepone a sus capacidades, porque tiene un estilo propio que difícilmente podrá competir con uno distinto a su idiosincrasia y a su propio mundo. Es por eso que, en el mundo del arte, la envidia es un factor que sobreviene inevitablemente y con el cuál tenemos que aprender a vivir.
Las flaquezas humanas se reflejan en todos los ámbitos. Es curioso recordar que en la misma literatura hindú, tenemos un dios de la vanidad y un dios de la envidia. Estos suelen ser los ejes que mueven a las personas, muchas veces pierden el objetivo de lo que hacen, y se sumen en este ir y venir de emociones, donde la madurez brilla por su ausencia y los móviles se convierten en un juego de niños. Hay dos cosas qué aprender en este sentido: la madurez para hacer una crítica constructiva, donde realmente muestre mi admiración por una obra que lo amerite y realmente aporte mi sugerencia cuando ésta lo necesite, sin esperar con ello que el autor vaya a cambiar de opinión. Tenemos qué ser humildes y reconocer que no siempre vamos a ver la obra con los ojos del artista, por lo que mucho de lo que se escribe aquí en Textale es respetable en cuanto a contenido, siendo la estructura lo que falla muchas veces. Quien opina con envidia y saña, se nota, se deja ver e imprime en su perfil una mala imagen de sí. ¿Qué estás buscando en el otro que no has conseguido? Porque si no lo has conseguido no es para nada culpa del que lo tiene. Casi siempre es popularidad y fama, independientemente de la calidad, y es una lástima, pero eso es lo que mueve al envidioso. La otra cosa que hay qué aprender en la posición del agredido, es que entienda que la censura nunca irá más allá de su dignidad, a menos que responda a ésta. Existirá gente que le guste nuestro estilo y otra que no le guste y tenemos qué aceptarlo. Por desgracia nos acostumbramos al halago y a la aprobación por el sólo hecho de que nosotros lo creamos, independientemente del contenido. Mucha gente habrá que haga esto, más en un gesto de camaradería, que en un afán real de degustar la obra y dar su opinión. Nos debe quedar muy claro que cuando esto se contraviene se hieren susceptibilidades y se vuelve una afrenta personal. La solución es extremadamente sencilla, ojalá que la gente que ha caído en este callejón ain salida, deje de involucrar a los demás en el rescate de su autoestima. Recordar simplemente que la historia de la humanidad se ha movido en función de vanidosos y envidiosos. Enseñemos a nuestros semejantes a enfrentar eso que tanto les perturba si tanto les queremos, en vez de apoyar causas equivocadas. En conclusión; la fuerza que representamos los que somos más bien lectores (o admiradores del arte) que creadores mismos, es el rumbo que le demos a la obra misma y el crédito que otorguemos a su autor. Lw
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Laura Alejandra Garca Tavera
gracielacousin
Roberto Langella de Reyes Pea
Quiero decir, si te metés en la selva y te come un león, jorobate. Ahora, ¿no es un poco loco que te coman los leones en medio de la ciudad?, ja!.
Zapatero a tus zapatos, diría mi abuela, ja!. Saludos.
Elvira Domnguez Saavedra
Laura Alejandra Garca Tavera