Otra forma de morir
Publicado en Jun 11, 2009
Mirando tranquilo el infinito azul, comenzó a descansar en paz, acogido en un sueño perpetuo. Espero el fin de su existencia, al aire libre, en su amada parcela, acostado sobre una superficie hecha a base de hueso de palma, la cual era soportada por cuatro escuálidos troncos, la estructura era tan débil que si se miraba de perfil parecía, sólo un dibujo de tres líneas: dos verticales y una horizontal, dando la sensación de que un faquir enfermo estaba flotando en el vacío. Su último trance llegaría cuando doce cuervos se posaran en una de las ramas de su preciado árbol de ciruelo. Con sorpresa, y extraordinario asombro, casi al fin del desconcierto, se observaron llegar uno por uno, esos pájaros con color a hora suprema, mientras él sonriendo espero a la muerte, subiendo lentamente por la parte contraria, donde llegamos a una nueva vida, después de estar protegidos durante nueve meses en la envoltura maternal que nos dio blindaje, es decir, por los pies.
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Verano Brisas