LA LTIMA PROPINA.
Publicado en Oct 08, 2010
LA ÙLTIMA PROPINA.
Poesía del autor Raymundo Reynoso cama. Hoy quiero que mi pensamiento viaje como el mismo viento y recordar aquel pasado que viví con el ser amado. Cómo recuerdo a mi madre luchando junto a mi padre, digna de toda admiración por su sincera abnegación. Todo eso quiero recordar aunque me ponga a llorar por traer, justo a mi mente, casos que duelen de repente. Sufrió mucho cuando me casé por que, es cierto, me alejé para formar mi propio hogar, por su puesto, en otro lugar. Todos los días yo solía visitarla y la veía resignada a su destino, mostrándose con mucho tino. Nunca quiso dar a conocer, de su alma, algún padecer. Se supo contener por el bien de los que empezaban recién. Cuando cobraba mi salario, era como deber primario dar a mi madre su propina. Ella decía no ser digna… por que podría quitarle el pan del nieto que con tanto afán, todo papá pone esmero para protegerle primero. Así transcurría el tiempo sin penuria ni contratiempo. Pero un día de invierno se nubló su semblante tierno. Se encontraba en su cama, ya no se la veía sana, rehuía a nuestra mirada y ni siquiera ya hablaba. Fui a mi casa preocupado, ella había empeorado. Dormida estaba mi gente. Esperé el día siguiente. Después del banco, regresaba para ver si se encontraba mi madre, en buena condición, para que me dé su bendición. Era su costumbre , después de recibir esa propina, ganada con mucha honradez, observada por su vecina. La encontré agonizando. Mis hermanos, a Dios rogando para que no se la recoja. Sufrí la más dura congoja. De rodillas pedí al cielo que me brinde ese consuelo de seguir viendo a mi madre acompañando a mi padre. Luego regresé a su lecho. Había dolor en mi pecho. Exclamé: ¡Madre respóndeme! Pon tu mano y concédeme… esa dicha que me recibas, como siempre, este aporte que servirá como soporte para que, muy feliz, tú vivas. No te preocupes por los niños, tengo el pan asegurado, ellos comparten con cariño el favor que Dios nos ha dado. No escuchó, no me respondió. De pronto mi madre expiró. ¡Madre por favor no me dejes! ¡Todavía no…no te alejes! ¡Espera un poco más, aquí está tu engreído! ¡Mira lo que te he traído, recíbemelo… una vez más!
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