Textale

JAJAJÁ

Publicado en Jan 21, 2011

El diminuto ratón ha escapado de un tigre.
Siente que se ha salvado,
pero existe una condena.
Ha salido a pasear sin tanto miedo;
la ciudad lo recibe en carcajadas.

Oye voces que nunca se callan;
mira siluetas tristes dibujadas en asfalto;
odia a los criminales que piden perdón.
Se esconde entre los muslos de un buen amor perdido.

Siente que el alcohol impregna las aceras de siempre,
sonríe a dos niños protegidos por un perro moribundo.
Y de nuevo cruza la avenida.

Va fumando un cigarrillo con desgano,
le llega un verso malo a la cabeza
y trata de arrancarse la raíz, pero no puede.

Ve la plaza llena de promesas
y escucha a lo lejos la canción desgastada del burdel.
Muchos ojos le indican donde ir y él obedece.
Siente dolor. Se toca el pecho bañado de sangre:
¡De nuevo mal herido por mentiras!

(Escucha un jajajá, pero camina)

Tropieza un par de amantes envueltos en saliva:
La mujer le guiña el ojo en un descuido;
el hombre lee en su celular mientras la besa...
El ratón probó del vaso abandonado un buen tequila.

Llegó por fin al teatro semi derruido.
El teatro por dentro es una iglesia,
la iglesia por debajo es un burdel,
el burdel en las mañanas es un cementerio,
y el cementerio en las noches es un hotel silencioso.

Le recibió un portero con sotana y antifaz;
le dio un beso en la boca y dijo amablemente:
"Bienvenido al burlesco estruendo jajajá
¿Es usted el actor que hace al payaso triste?"

Y el diminuto ratón no alcanzó a responder,
se dio un pase de blanca y leyó el texto sin pensar,
como su madre rata muy bien le había enseñado:

"¿Quién te dijo que podías volar?
¿Quién te dijo que el amor era verdad?
¿Quién te enseñó una oración para rezar?
Pues, todos han mentido. Jajajá."

(Llorar y hacer pucheros. Luz blanca sobre el rostro del miserable payaso)

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