El autoexiliado
Publicado en Apr 03, 2011
El autoexiliado
Luego de cincuenta años, un avión lo traía nuevamente a su patria. Sabía que le quedaba poco tiempo, pero lo suficiente para afrontar sus recuerdos. Esta historia comienza en 1960, cuando Dalmacio Moreno decide ir a Europa para ejercer su profesión de arquitecto. No lo hizo por falta de oportunidades en su tierra, sino porque profesaba un extraño amor hacia ella, en niveles inauditos. Tanto la amaba, que emigra para extrañarla y quererla más. Primero vive en Italia, luego en Francia. En el primer país tiene un hijo, en el segundo dos. A todos sus vástagos les habla de su tierra natal, la Argentina: del futbol, del Racing Club, del tango, el mate, los asados, el culto de la amistad. Bajo la sombra de esos relatos, sus hijos europeos añoraban esa patria que no conocían, y terminaron radicándose en ese país del Sur, donde tuvieron hijos que fueron argentinos. Estos esperaban a su abuelo, que se había ido a probar suerte cuando joven. Cuando finalmente llegó, se dio cuenta que nada era igual, salvo el futbol, el Racing Club, el mate, el tango, los asados, el culto de la amistad.
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Esteban Valenzuela Harrington
Súper bien logrado, redondo, nada que decir, sólo felicitaciones como siempre.
Un abrazo,
Esteban
Mara Ester Rinaldi
Genial, Daniel...con el sabor de la nostalgia de un tiempo que pasó.
Es fantástico leerte.
Un abrazo.
María Ester.
MARINO SANTANA ROSARIO
FELICITACIONES,MARINO
Guillermo Capece
una vuelta de tuerca en tu relato, todo se da vuelta, y lo que es una realidad pasa a ser una "realidad" invertida, muy buen recurso.
Felicitaciones
Guillermo
Daniel Florentino Lpez
Un abrazo
Daniel
Daniel Florentino Lpez
Una alegría enorme leer tu comentario
Se te extrañaba
Como siempre demuestras sapiencia
y sensibilidad
Un abrazo
Daniel
sartre
Felix Antonio Esteves Fuenmayor
Mis más cordiales saludos
Félix
Daniel Florentino Lpez
Qué lindo comentario
Un abrazo
Daniel
Laura Alejandra Garca Tavera
Daniel Florentino Lpez
Un honor leer su generosa critica
Un abrazo
Daniel
Filiberto Oliveros
clara puesta en escena, cierta tensión en la trama (exigencia de E. Cortázar), un desenlace, que
en este caso es, circunstancialmente desesperanzador y escrito con buen manejo gramatical, ya proverbial
en la actuación del autor. Recibe mis felicitaciones, estrellas consagratorias y mis cordiales saludos.
Filiberto.