Yo que tuve por costumbre
ser bandolero entre espejos
y reinventè los sombreros
tan solo para tertuliar.

Yo que jugue sin ases
con la poesìa al paso
de un croupier enamorado
de bohemia y clandestinidad.

Yo que fui capaz de acercar
entre lo romàntico a un lobolejano
para beber de la copas buenas
todas las haches de humanidad.

Yo que tomè prestada una nube
para osos y conejos de Rue
con la ilusiòn de agrandarla
y compartir la muchosidad.

Yo que me entretuve
con un cuadrado (o un par màs)
viendo como es en vano
buscar la esencia en donde no la hay.

Yo que me reì del tiempo
y de todo plumaje blanco
he llegado hasta aquì
con un par de canciones rotas.

Tan solo para nombrarte
a pura maldiciòn
yo te nombro poeta
adicta a la sin razòn.