TABACO NEGRO Y CHOCOLATE
Publicado en Jul 22, 2009
Abrí la puerta del departamento y me extrañó sentir olor a cigarro. Yo no había fumado desde la noche anterior, e incluso había dejado encendido un incienso antes de salir temprano hoy. Me envolvió ese particular aroma y lo reconocí... una agradable y suave mezcla de tabaco negro y chocolate.
Sabía que era imposible que él estuviera ahí, pero una sensación excitante me permitía pensar en esa inalcanzable posibilidad. Caminé dando pequeños y cortos pasos tratando de alargar esta mezcla de ansiedad, temor y curiosidad. A medida que avanzaba por el pasillo, que ahora me parecía unos metros más largo que esta mañana, pude ver la luz colándose por la puerta de mi dormitorio. Los segundos parecían avanzar en forma vertiginosa mientras intentaba ordenar mi enredada cabeza y me esforzaba para recordar si la había dejado encendida esta mañana. Empujé la puerta lenta y suavemente, sintiendo el temor que me inundaba hasta intentar dar la vuelta para salir huyendo, sin saber claramente de qué. Me decidí a entrar para quedar casi sin respiración al verlo. Estaba sentado en mi cama mientras leía el libro que había recibido como regalo en mi último cumpleaños. Le pregunté al borde de tartamudear que cómo había entrado y, sin dejar de leer, respondió que como siempre, mientras dejaba el humo salir un poco por la boca y otro poco por la nariz. Levantó la cabeza para mirarme y sonreír, entonces me dijo que había encontrado la llave que yo solía esconder para que entrara antes de yo llegar. Sin cerrar el libro, lo dejó sobre la cama y me extendió los brazos, como pidiéndome que me le acercara. Y así lo hice. Al caminar hacia él, sentía los latidos de mi corazón casi reventándome el pecho. No podía casi respirar. Mi cabeza daba vueltas en un huracán de pensamientos. Acaricié su pelo mientras él apoyaba su cabeza en mi pecho. Sentí el suave perfume que me inundaba, y casi sin pensarlo, tomé su cara. La levanté para besarlo... fuerte... y suave... con la impaciencia de una adolescente, como solía hacerlo antes. Besé su frente, su boca, su mentón, su cuello, su pelo... Se puso de pié y me tomó entre sus brazos para levantarme. Como quien levanta a una niña, sin el mayor esfuerzo. Sentí sus brazos rodeándome, sus manos tocando mi espalda, soltando mi pelo y quitando mi blusa. Y lo escuché decir mi nombre... una y otra vez. Al abrir mis ojos sintiendo los rayos de sol, disfruté de su recuerdo. Mantuve lo más posible ese delicioso sueño en la retina. Un maravilloso sueño como no había tenido desde que lo dejé de ver.
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Claudia Riquelme
Un saludo y millones de gracias,
LaNegra
Diego Lujn Sartori
¡Qué cuento! ¿Qué sueñp!
Muy bien.
Te invito a leer mis cuentos y poesías: la mujer del río en destacados, tengo cincuenta años, si muero y todo lo que creas que te pueda gustar. Si algo te gusta comentalo y sugierelo a tus amigos.
Diego
Claudia Riquelme
Saludos de LaNegra
miguel cabeza
Saludos
Richard Albacete
Claudia Riquelme
Saludos de LaNegra
Claudia Riquelme
Saludos de LaNegra
Richard Albacete
Arturo Palavicini
Mientras más al final del texto está la clave del "rompecabezas" mejor.
FELICIDADES Negrita
Saludos.