LA HORA DE PARTIR
Publicado en Jul 30, 2009
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El día se presentaba como un típico día de invierno, lloviznando con mucho frío, un día oscuro y gris que me puso nostálgico, también triste con mi partida; había llegado lo que por mucho tiempo tratamos de evitar.

La estación con sus amplios andenes y largos pasillos está con mucha gente, es difícil transitar, pero con el pasar de la hora se va quedando casi vacía; mientras tanto, me ubico en un banco a esperar, muy separado del resto de los pasajeros y gente que aún transita de un lado a otro, mi viaje está programado para las 23 horas.

Quería estar solo para poder pensar en Ella, siento deseos de volver, pero ya es demasiado tarde. Me empiezo a llenar de nostalgias, te extraño antes de partir. Por mi mente pasan todos los momentos, días maravillosos de nuestro amor ¡Cuántas cosas vivimos! ¡Cuántas tristezas y alegrías juntos! ¡Cuántas noches de pasión, cuánto amor nos entregamos!

Mis ojos se humedecen, parece que fue ayer que te conocí, todavía te amo como el primer día. ¿Por qué debemos separarnos? ya todo está dicho, y todo se ha acabado.
Sigo sumergido en mis pensamientos sin darme cuenta cómo la estación comienza a quedar desocupada  ¡cuánto la extrañaré, oh Dios! si nos amamos, ¿por qué tengo que dejarla? sé también que ella me quiere.

Mientras se acerca la hora de mi viaje sin retorno, pienso... Atrás quedará su alegría de vivir que contagiaba a todos, su ternura, su fragilidad; atrás quedará mi corazón y mi alma destruida, aquella promesa de seguirme donde sea ha quedado sepultada por la indiferencia; atrás quedarán recuerdos maravillosos. Miro mi reloj y ya no falta nada, camino lentamente hacia los andenes de salida de trenes; en el fondo de mi corazón alimentaba la secreta esperanza que algo sucediera para no abordar el tren ¿Cómo voy a renunciar a su amor?

Ya no queda tiempo, enciendo un cigarrillo, me quedo envuelto en mis pensamientos, y con un dolor que me desgarra por dentro  ¡Quisiera detener el tiempo y correr a sus brazos y decirle que la amo!

De pronto, un silbato agudo me saca de mis pensamientos,  se  anuncia  la  partida,  debo  abordar  el tren  con  la tristeza  reflejada en  mi rostro, me ubico en mi asiento, frente a la ventana, con mi vista divagando entre la poca gente que va quedando en la estación; el tren casi se ponía en marcha... ¡Mi corazón se acelera queriendo escaparse de mi pecho! cuando... entre la gente la vi corriendo hacia mí ¡Era Ella, sí, era Ella!  Creí morir de felicidad, ya frente a mí la besé, nos abrazamos largo rato, estábamos los dos sin saber qué hacer; y sin decir palabra alguna bajamos, y en ese momento comprendimos que nunca más debíamos separarnos.

Solos en la estación, ya no había viaje, no había tren, nos quedamos abrazados, mirándonos, mientras la estación vacía se quedaba
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Foto del autor JUAN CARLOS
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Miembro desde: Feb 01, 2009
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Descripción

EL NO QUERER ACPTAR LA REALIDAD. LAS DESPEDIDAS QUEDAN GRABADAS.

Palabras Clave: LA PARTIDA VOLVER QUEDARSE AMOR.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



Comentarios (11)add comment
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Karla Duran

Felicidades Amigo!! Excelente Texto!!!

Saludos...

Karla
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July 30, 2009
 
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