Jazmn
Publicado en Aug 13, 2009
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La cabeza me iba a estallar. Cada respiración se acompañaba de un punzón que me taladraba la sienes desgarrándome la piel, incrustándoseme en el cerebro, exaltando las sensaciones hasta lo absurdo, lo inadmisible.  
Siempre había sufrido de jaquecas, pero esta era inusual. Parecía tener vida propia.  Mientras más luchaba, más se ensañaba. No cedía un milímetro en el combate.
    Sin motivo aparente, mi abdomen se hinchó descomunalmente. El fenómeno me tomó por sorpresa con las manos sobre  mi estómago y los dedos entrelazados. Vertiginosamente las dimensiones de mi figura estaban transformándose y por primera vez en horas, dejé de pensar en la migraña; toda mi atención se concentró en zafar mis dedos, que para ese momento estaban totalmente trenzados y yo era incapaz de liberarlos. Los nudillos se me blanquearon de tanto esfuerzo. Ya no era dueño de mi cuerpo.
    Algo en mi interior comenzó a moverse violentamente, como intentando salir, buscando liberarse de mis entrañas.  Recordé cómo la abuela de mi esposa me insistía con frecuencia que el mejor remedio para los dolores estomacales y de cabeza era el té de jazmín. Esa idea me parecía absurda, me sonaba a placebo, a un truco barato para engañar los sentidos del enfermo distrayéndolo del dolor. En aquellos, espeluznantes segundos, lo único que deseaba era algo para que esa sensación de asco e hinchazón desapareciera. En vez de alivio, lo que llegó intempestivamente fue un poderoso espasmo en mi cuerpo que hizo que me arqueara sobre la cama sentándome de golpe. Quise gritar, para implorar a todo pulmón por ayuda, pero de mi garganta salió un remedo de voz. Un gruñido grave y tosco que  bramó algo indescifrable.
Estaba seguro que perdía la razón y grité:
-¡Déjame!
Y tal cómo llegó aquella pesadilla, se disipó en el aire.
Caí rendido sobre mi cama, repasando aterrado el evento. No había más migraña. Tenía la garganta seca y los labios agrietados; mis manos se habían liberado y el abdomen había recuperado su habitual tamaño. Un zumbido agudo llenaba todo el ambiente y a la distancia reconocí, a toda una jauría de perros que se acercaba furiosa y veloz hacia mi casa. No había perros en el barrio dónde vivía, a la mitad de la ciudad, rodeado de avenidas transitadas y tráfico interminable.
Tomé del buró la jarrita de vidrio con agua y me serví un vaso, haciendo que ambos titiritaran aterrados junto conmigo.
Bebí, ansioso y al terminar me serví un segundo trago que dejé a la mitad, derrumbándome exhausto por la experiencia hasta quedar profundamente dormido en medio del aullar de cientos de perros postrados afuera de mi casa como montando guardia.
Me despertó el sonido del teléfono. Me levanté a tientas comprobando que seguía siendo de noche, y del otro lado de la línea escuché la voz de mi cuñada.
-¿Arturo? Preguntó conmocionada.
-Acaba de morir mi abuela. Y rompió en llanto.
- Fue algo muy sorpresivo, ¡estaba bien!, solamente tenía una gripe normal y estaba ronca, pero… No lo podemos creer todavía.
No podía emitir un solo ruido, no sabía qué decir, cómo reaccionar. Todos en la familia sabían del estrechísimo lazo que unía a mí mujer con su abuela. Estaba atónito.
-Fue espantoso, se hinchó como si la hubieran inflado; su cuerpo se desborda de la cama, no cabe en ella. Es cómo una pesadilla.  
Agregó cada vez más descompuesta.
-¡Y los malditos perros que no dejan de ladrar! No sé de dónde salieron, hay una jauría afuera de la casa.
Instintivamente busqué con la mirada el vaso con agua que había dejado sin terminar a un lado de mi cama, tratando de asegurarme que todo era un sueño, pero seguía ahí.
Suspiré profundamente, confundido, petrificado y al hacerlo,  inmediatamente se me llenaron los pulmones con el suave y delicado aroma del jazmín.
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Foto del autor Arturo Palavicini
Textos Publicados: 57
Miembro desde: Jul 06, 2009
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Descripción

Palabras Clave: Muerte Posesin

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin


Creditos: Fotografa Image Bank

Derechos de Autor: Arturo Palavicini


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Arturo Palavicini

Nydia:

Mil gracias por comentar el cuento amiga, que bueno que te gusto
saludos.
Arturo Palavicini
Responder
August 13, 2009
 

nydia

VAYA ME PUSISTE NERVIOSA JAJA PERO ESTA PADRE TU MANERA DE INTERPRETAR LA FICCION,POR UN MOMENTO ME ESTREMECÍ...
BESOS MIL..
NYDIA
Responder
August 13, 2009
 
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