La odiosa tarea de espaol
Publicado en May 09, 2010
Cuando estaba en secundaria, el maestro de español nos dejó una tarea de pura ¨intelectualidad¨, teníamos que escribir una historia corta. Nosotros, que apenas habíamos leído con mucha flojera, solamente, los libros que la Secretaría de Educación nos daba gratuitamente. Pensamos que el docente estaba desequilibrado. Cómo se le había ocurrido semejante locura, pero teníamos que intentar, pues ese texto nos ayudaría a mejorar nuestra calificación final.
A la semana siguiente, orgullosamente, todos presentaron sus historias. Por mi parte, yo sólo pude escribir la mitad de una hoja, naturalmente, con horrores gramaticales. Recuerdo que terminé la historia de ese relato con una frase muy llamativa, por la cual el maestro me felicitó y mis compañeros me aplaudieron. Pasaron los años y yo seguía leyendo exclusivamente los libros de la escuela, así que poco conocía de la literatura universal y menos sabía, quienes eran los grandes escritores de la llamada ¨ literatura latinoamericana ¨. Terminando la universidad yo había consultado, por compromiso, esos libros gordos llenos de conceptos técnicos, que nos formaron, según, como arquitectos. Desgraciadamente, en la práctica no sabía, ni que era un andamio, pero practicando mi profesión empecé a supervisar la construcción de casitas, después de casotas y por último de edificios, aprendiendo las técnicas de los maestros albañiles. Como todo un profesional, también comencé a ir a eventos culturales. Ahí escuché por primera vez los nombres de Pablo Neruda, Gabriel García Márquez, Eduardo Galeano, Mario Bennedetti y por supuestos de Carlos Fuentes y Octavio Paz. Cuando ellos me preguntaban sobre sus libros, yo cambiaba la conversación y les hablaba de Le Corbusier o de Frank Lloyd Whrigt o de la Bauhaus. Después de varias reuniones, decidí ¨tomar el toro por los cuernos¨; es decir, me fui a la librería más cercana a comprar varios libros de esos escritores, para no seguir rebuznando, fue así que leí cien años de soledad. Tanto me fascinó este libro, que lo tuve que leer varias veces, hasta que ya no volví a soñar el pueblo de Macondo. En unos de esos días de verano, descansando frente al mar, estaba disfrutando de la lectura de gran maestro Mario Bennedetti, leí con sorpresa que me había copiado esa última frase, la cual había escrito en la secundaria: La vida es garantía de muerte. En vez de pensar en demandarlo, me alegré que él hubiera escrito con otras palabras la ideas de un mexicano desconocido, así que no me quedó más remedio que olvidar la mía para adoptar unas de sus grandes frases: ¨Después de todo la muerte es sólo un síntoma de que hubo vida¨. Desde entonces yo he seguido ¨fraseando¨ y por no apuntar mis ideas en un cuaderno he perdido muchas de ellas, por lo que he decidido desde este momento imprimir mis sentimientos que han surgido en el proceso que comencé a escribir este texto: -Soy un realista utópico, porque sé que viviendo se pueden realizar cosas imposibles, pero con la muerte no hay más allá. -No puedo ser infiel, porque invento a diferentes mujeres. -Aunque mis libros de novelas y poesías están en el armario del olvido; soy feliz, porque mi existencia es reconocida por los míos. -Veo el sol, la luna y las estrellas; y me pregunto, donde estaré yo. -No soy para ti nada, pero que me importa, mientras tenga vida. -Para mi la fama y el éxito son cosas muy relativas. Es como sí anduviera en Taxi Mercedes Benz en Alemania y en Latinoamérica te asesinaran por querértelo robar. -La muerte me alejará, pero mis escritos se quedarán. -Mi sobrino mi dijo que yo era un genio, porque ya había escrito un libro y yo le contesté que soy un hombre común que ve menos televisión que la mayoría y lee menos libros que los intelectuales. -Para los olvidados: Estoy rodeado de gente humilde, trabajadora y luchadora, a quien amo mucho. A pesar de que a la mayoría quiero ayudar, no puedo, porque yo también ando en la lucha cotidiana... -Para el niño escritor que leía relatos cortos y poemas a sus amigos en la escuela primaria, pero por ser pobre tuvo que abandonar su pasión para ir a trabajar como peón a una construcción... -Me han preguntado, si soy de la derecha o de la izquierda y yo contesto que de ninguna de las dos manos, porque los dos miembros están sucios. Finalmente puedo decir que, seguramente, vendrán otras ideas que yo escribiré sin la obligación de hacer una odiosa tarea de español...
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Verano Brisas
leticia salazar alba