La imagen de El Nazareno de San Pablo se encuentra en la  Basílica de Santa Teresa, Caracas. La obra representa a Cristo cargando la cruz, vestido de color morado, de dolor, camino a su crucifixión. Cuenta la tradición que cuando el escultor terminó la talla, el Señor le preguntó: -"¿Dónde me has visto, que tan perfecto me has hecho?"
En 1.597 una epidemia de viruela azotó a los caraqueños, por eso, El Nazareno fue sacado en procesión. Al pasar por un limonero, unos limones quedaron enredados en la corona de espinas y cayeron al suelo, los acompañantes los recogieron, dándolos como remedio a los enfermos, quienes sanaron rápidamente y ahí comenzó la gran devoción.
  Todos los Miércoles Santos, para pagar promesas o pedir favores, miles de feligreses vestidos de nazarenos acompañan en procesión a la venerada imagen, adornada con miles de orquídeas.
(Adaptado de Wikipedia).
Sobre la familia Vargas se ciernen negros nubarrones, Rosalía y Roberto casi ni se hablan y duermen en cuartos separados, aunque cumplen cabalmente con las obligaciones del hogar. Robertico, el mayor de los dos hijos, de 8 años, se recupera de una leucemia que le fue detectada a tiempo y por los efectos de la quimioterapia perdió todo el cabello. Carmencita, de 6 años, tiene una escayola en el pie izquierdo, producto de una caída cuando bajaba por las escaleras del edificio para dirigirse al colegio.
Este miércoles santo, 31 de marzo, Robertico vestido de nazareno entró al dormitorio de Carmencita y le dijo en su inocencia, que iba a Santa Teresa a pedirle al Señor para que le saliera el pelo, no quería que sus amiguitos en el colegio lo siguieran llamando Cocoliso, Ella le pidió que le llevara a El Nazareno un ruego suyo, pero no le quiso decir de que se trataba.
    Cuando quedó sola, como pudo se arrodilló, con las manitas unidas y mirando al techo imploró: - Señor: le pido de todo corazón que papá y mamá se contenten, que sean cariñosos entre ellos, que conversen, que vuelvan a dormir en la misma cama, que mamita no se encierre más en el baño a llorar y que papito vuelva a sonreír, que se besen y se abracen, como antes lo hacían, con ternura, con mucha ternura. Ah! y que Robertico regrese con bastante pelo. No importa que mi pie tarde en curarse.
    Carmencita con dificultad corrió al balcón cuando sintió la corneta del auto de su papá, vio que Robertico se bajaba y al corrérsele la capucha morada que cubría su cabeza, notó que seguía sin pelo, triste y cabizbaja se retiró a su habitación.
    Cuando Robertico entró al apartamento, ella le salió al encuentro, todos quedaron sorprendidos, se había cortado con una tijera su cabello y se lo ofrecía al momento que le decía: aquí estuvo El Nazareno y dejó esto para ti, él llorando la abrazó, mientras ella con una sonrisa se lo colocaba en su cabecita, pero esa sonrisa lentamente se fue apagando y de sus ojitos brotaron un par de lagrimones, pues al mirar a sus padres, ellos también lloraban , fundidos en un tierno abrazo y acercándose a sus hijos, se abrazaron  los cuatro.