De Amelia
Publicado en May 17, 2013
Hace unas pocas horas tu nombre llamó a mi nombre y te vi tocar desde el cosmos las melodías de tu piano, danzando sobre sus dedos caían gota a gota las ondas del soneto de Amelia, quien en tu recuerdo baila y baila como ángel que cae del cielo y vuela. Con esas manos dibujas esas alas blancas que tanto anhelas, y es al ritmo del violín, y las tonadas de tu piano que no descansa la silueta de su vuelo, que con las hojas de otoño se confunden en la briza. Provocan en el interior de una enredadera el siseo del viento en una mañana fría, en una ventana que rechina bajo lluvias en noches descalzas como niña. Te escucho más que como te oyen todos. Los astros y las constelaciones vienen a presenciar. Y como todos, bajan las nubes, y la noche viene con Apolo a investigar, junto a los pasos de Morfeo deja a todos despiertos para oír ese lamento tuyo, por ella, quien en tu mente, es un bosquejo que se dibuja con cada movimiento de tus dedos en el piano. Y pasan todos caminando en busca de tu sombra que recito de verso en verso, mientras el universo retrocede a los recuerdos del bing bang, desde que son las doce en Londres y desde que son las doce aquí en América. Cuando te escondes en ese piano no hay nadie más que yo, quien por mucho te anhela, y que te dibuja atenuandome de tu imagen entre ceja y ceja, sobre esta butaca a los pies del salón, observo la profundidad de tu llanto, el que callas, cuando por escuchar el sonido del piano, puedes escucharla a ella, se mueve entre las campanas de las doce aquí, y en Londres. Sin dejar de presenciar esa duda que tienes en tu cabeza, si te detienes, pierdes su recuerdo, si sigues... te quedas con la memoria desapareciendo. Mueres de apoco solo por verla a ella moviéndose a la sinfonía de tus dedos, como marioneta y marionetista, tienes el privilegio de sus pasos en lo mas alto de tus cuencas, que de a cortos retoques se quedan vacía. Oímos y vemos como pasan los días y las noches en el cuerpo azul, y las constelaciones de tu nombre te rodean en un mar de astros mas lejanos que la misma oscuridad. Yo te percibo en la metodología de mi mente, como el centro del universo al cual tu espíritu pertenece y que retrocede mi reflejo, en tu reflejo, forjado en voz por mi retina. Y veo como ves, que de donde no caen lagrimas, caen las palabras de tu sibemol, dejando un rastro de notas en todo el salo, en el suelo están escritos en idiomas muertos los recuerdos de tu amor.
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