Hubo ya tiempo atrás, un desalineado hombre que caminaba tranquilamente por la orilla del lago, con la mirada caída en las hojas secas que se encontraban en aquel lugar, aquellos ojos en su cansado rostro mostro un mundo donde solo existía la pena y la preocupación. Contemplaba como las hojas del suelo se movían de un lado al otro, miraba con total vacio aquellos pies que lo mantenían andando, aquel hombre llego a detenerse después de haber caminado varios minutos, después, sin más, decidió brincar dentro de aquel lago.  El hombre sabía nada muy bien, sin embargo, él no quería hacerlo, no sentía que debiera, el hombre hundido no por las transparentes aguas de aquel lago, sino totalmente hundido en su propia miseria que parecía vivir día tras día.
Parecía ser el final de aquel hombre, lo único que veían sus ojos era como la luz del sol incandescente era movido por las aguas de aquel lago donde decidió su final para su desdicha, sin embargo, el mundo al que el renuncio decidió ayudarlo, en cuestión de momentos una mano le sostuvo su brazo, el hombre sorprendido por esto, sin embargo, aun así no se esforzaba por tratar de vivir, aun así, la persona que le sostenía estaba totalmente dispuesto a ayudarlo, el hombre podía sentir el esfuerzo, la pelea contra sí mismo por parte de aquella persona, ambos lograron llegar a la superficie del mar, el hombre no podía ver claramente quien le había salvado, aquella persona lo jalo hasta la orilla del lago, sacando el agua que ya tenía en el cuerpo del hombre pudo hablar.
-No debiste salvarme, quiero morirme ya, he cometido un sinfín de males en este mundo, incluso a las personas que mas amaba y aun así, se me permite vivir, incluso he llegado a tomar la vida de niños- decía el hombre mirando al suelo, tratando de quitarse el agua de los ojos para poder ver mejor. Una figura borrosa se acerco hacia él, coloco su mano en aquel mojado hombro.
-Solo vine aquí a pescar algo para la comida, estaba en mi bote cuando te vi hacer tu clavado, al principio pensé que no debía entrometerme, pero decidí ayudarte, no debes morirte por tu pasada desdicha, debes vivir por tu futura felicidad, tú que has visto la maldad en tus ojos, la crueldad en tus manos, la oscuridad en tu alma y la tristeza de tu corazón, puede pelear por un porvenir mejor para ti, un mundo en donde esa parte tuya sea de ejemplo, de guía para tu vida- dijo aquella forma borrosa, después quito su mano y se alejo del hombre.
Cuando el hombre logro ver con más claridad, veía como la figura borrosa que se estaba alejando y mostraba solo la espalda hacia él, era la de un simple niño, caminando tranquilamente, como si nada hubiera pasado, el niño volteo la mirada, pinto una gran sonrisa hacia el hombre y lo despido alzando su mano en signo de un adiós. El hombre, conmovido por la acción y las palabras de aquel niño, siguió su consejo, se fue de aquel lago dispuesto a cambiar su vida.
Tiempo después, un anciano se encuentra en aquel muelle, pescando tranquilamente bajo el gran cielo azul y encima del lago cristalino, se da cuenta el anciano que llega una pareja con un niño sostenido de sus manos, el padre no es más que aquel hombre deprimido, solo que ahora tenía una sonrisa en el rostro, la feliz familia se colocan al lado del anciano pescador, el hombre voltea su mirada hacia él, el pescador sonríe y le dice….
-Me da gusto que hayas peleado por esta vida, ya no tengo que volver a rescatarte otra vez-.