BUENO, HERMANITA
Publicado en May 20, 2013
Demasiado altos los muros del callejón, hermanita. Esta acuosa estrechez de ladrillos viejos recubiertos con musgo, me atemoriza. Caminaré sin mirar atrás para confirmar si me sigues.Aún como fantasmas cualquiera de los dos, no me dejarías solo. Oscurece, hermanita. De nuevo oscurece. Por este callejón que ignoro a dónde me conduce, siempre es cualquier hora de la madrugada o del atardecer. Esto no es un laberinto. No puede serlo para ninguno de los dos, ¿verdad, hermanita? Me amedrentan los laberintos. Tengo miedo hasta del más pequeño de ellos no porque me extravíe allí dentro, sino porque cuando me resigno al extravío encuentro entonces numerosas salidas sin buscarlas. Jamás me habrías pedido entrar en uno, hermanita. Cada vez más estrechos y altos los muros de este callejón, hermanita, oscuro como el color de tus ojos cuando no odias.Confío en ti y en las voces delante de mí. Frente a tu silencio, esas voces me alarman un poco al no identificar el idioma. Algo peligroso dicen, en una lengua desconocida para mí. Hermanita… ¿qué haces ahí crucificada?
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