3. Una luz en la oscuridad
Publicado en Aug 27, 2009
Recuerdo hace mucho tiempo atrás una tensión que me paralizaba cada vez más: tener el llamado de Dios, por un lado, y seguir amando a la mujer que mi vida había cambiado. No sabía con seguridad qué hacer ya que temía mucho perder porque si dejaba a Dios de lado sabía con certeza que le había defraudado y, si dejaba a la que tanto amaba, mi vida se convertiría en infeliz y desdichada. En un principio me incliné por la mujer a la que tanto amé y me sentí tan contento como nunca lo pensé pero también recordé que a Dios con la mano estirada dejé y creí que eso no podía ser y, por ello, recapacité: "o lo uno o lo otro pero nunca los dos juntos." Y es así que en un determinado momento, una luz se me vino al pensamiento: "sigue el llamado que Dios te hizo para que te convenzas si esto es lo que para ti Él quiso y no te preocupes por la mujer que tanto amas: deja que esta buena mujer se vaya y, cuando descubras que no es lo tuyo a lo que Dios te llama, verás cómo un día una mujer más amada hayas." 16 de febrero de 2007 Jonathan Aquije
Página 1 / 1
|
JORGE MARTIN