Hay nubes negras, al borde de estallar en tormenta devastadora. 
Crujen las grietas de la tierra seca (huelen el llanto en un quebranto lacerante).
Mis pasos son silenciados por un crepitar calamitoso, y las piedras rugen al adivinar mis lagrimas.

Hacía tiempo que esperaba una noche eléctrica.

Sueño con morir calcinada por un rayo certero, y que de mis cenizas se nutra una semilla.
Que nazca un sauce alimentado por mis penas, cuyas ramas ondeen con el viento creando la ilusión de una danza melancólica, solitaria, perturbante.. 

Se dilatan mis pupilas, negros son ya mis ojos escrutando esta oscuridad enervante mientras una ráfaga de viento gélido me cala los huesos.
Se hielan mis dedos, crujen se parten y caen débilmente al suelo.

Una procesión de hormigas.. ¿Es posible que sienta sus pasos?
Aparecen los soldados, llamados por el olor de la carne que yace pálida en el suelo, en alto grado de descomposición. No hay asco cuando cunde el hambre...
Se alejan rápidamente, y no puedo mas que observar con ojos tristes como parte de mi desaparece inevitablemente, por mi desidia.

Soy un esperpento en medio de la nada, esperando un rayo de luz que me rescate repentinamente de la oscuridad incesante que día y noche martillea mis sentidos.
No encuentro mas salida que la muerte para olvidar que no tengo vida.