Esencial (Reflexiones)
Publicado en Jun 11, 2013
Decía el francés Jean Anouilh que "lo esencial para un líder es tomar una decisión". Alrededor de la primera decisión de un líder independiente entramos en una nueva dimensión: la nueva forma de distinguirnos con respecto a los demás. Entonces es cuando se aprende, en las eternidades vividas ante un vaso de café y en las jornadas experimentadas mientras formulamos lenguajes propios, cambios negando lo anterior, nuevas formas de filosofar contra los vacuos maestros de las movidas que echaron a perder a generaciones enteras, ir siempre contra los pensadores que dejaron tras de sí "cadáveres" de la existencia humana.
Los "modernos" de la poesía y el demiurgo altisonante de la experimentación anunciando, eran solamente la "muerte" anticipada de unas juventudes que, en arras de sus propias egolatrías, dejaron de ser jóvenes para convertirse en prematuros vacíos. De esta manera, lo esencial en estos momentos es crear nuestra propia "sastrería" para vivir sin seguir a aquellos "pijoflautas" (vocablo extraído de las columnas "doradas" de Raúl del Pozo) que sólo crearon "progres" perezosos, símbolos de la extraña guerra entre los conservadores a ultranza y los "picaflores" que chupaban de flor en flor mientras las arañas trepaban por el hilo de sus pensamientos. No había, entonces, nada que envejeciese tanto como las proclamas de los vanguardistas y el esclerótico impase de los carcas. Ambos aparecían, ante la juventud perdida, como expedicionarios bajando del Olimpo y, entre ambas corrientes enajenadas, lo esencial es detenernos a pensar en lo esencial de ser líder de tus propias palabras. En el baile de la realidad, lo mejor es viajar lejos (cuanto más lejos mejor) de sus "tumbas" y creando... creando para salvar nuestras propias canciones salvavidas. Crecer guionizando nuestras propias películas vitales y no hundirnos en la persecución de sus glorias de los que pululaban (digamos a lo Buñuel, a lo Bertolucci, a lo Kubrik, a lo Pasolini, a lo Allen, a lo Trouffaut, a lo Fassbinder e incluso a lo Almodóvar) para intentar convertirse en "contadores de los encantos". Ser siempre nuestra propia visión y nuestra singular manera de crear nuestras ilusiones, nuestra irrenunciable emotividad, nuestro genuino humor y nuestros propios personajes que nunca viven entre quienes sólo se preocupan por alcanzar el "récord de las Academias". Hoy tenemos que ser capaces de vivir en nuestro rincón pero luchar por convertirlo en el verdadero camino de nuestros sanos espíritus. Mucho más positivos que ser los secundones de quienes "cacarean" para convertirse, solamente, en gallos y gallinas "ponedoras" en el corral de los que viven fagocitando sus horas para comer nuestras ilusiones. Y es que, tras pasar varios años fuera del tiempo, podemos alcanzar nuestro propio lugar. Y eso sí que es ser un verdadero líder...
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