Entre la épica y la burla. Entre lo patético y la bufonada. ¡Qué noche la de Roche! Nunca un perdedor nato recibió mayores ovaciones en un campo de fútbol. Lo extraño no es que España haya dado una paliza a Tahití con un 10-0 que hace ya Historia. Sino que lo extraño, esta noche del 20 de junio del año 2013 después de Jesucristo, es que España no haya dado una paliza a Tahití con un 20-0 que podría haber sido mucho más real por lo visto sobre el terreno de juego. Aún así, a pesar de que sólo han sido 10-0, España ha batido otro récord más para su Siglo de Oro del Fútbol Profesional. Jamás antes y quizás jamás después una Selección Nacional de Fútbol Profesional ha metido 10 goles en el Maracaná. ¡Lo ha conseguido España a pesar de la rabia, la envidia y la frustración de la "torcida" brasileña!
 
5-31-33-39-48-57-64-66-79-90. Parece el resultado de la Bono Loto. Sólo han faltado los niños de San Ildefonso y la canción de fondo de Feliz Navidad. Si España hubiese marcado todas las oportunidades clarísimas de gol que se fallaron ahora estaríamos hablando de una veintena en lugar de una decena. Es normal. Once Campeones del Mundo enfrentados contra diez aficionadillos y un solo profesional nos han dado una demostración entre la tragedia griega y el espectáculo simplemente circense. No sé si tomarlo en serio o tomarlo en broma. La alineación que ya queda grabada en letras de oro para la Historia Mundial es: Reina; Azpilicueta, Albiol, Sergio Ramos (Navas, 46'), Monreal; Javi Martínez; Cazorla (Iniesta, 76'), Silva, Mata (Cesc, 69'); Villa y Torres.  
 
Si la impotencia real de un guardameta de fútbol en el Maracaná tuviese que llevar un nombre ese sería el de Roche. Sin embargo todos los tahitianos ruegan al Cielo por la piedad que, a veces, se veía en la mirada de los nobles futbolistas españoles. Una piedad sin bajar nunca los brazos; una piedad que los hace más humanos. Los ídolos divinos de la Polinesia suscitan muchas preguntas: ¿cuál era su supuesto efecto mágico? Los "vikingos de los mares del Sur" cincelaron seres monstruosos de grandes ojos sobre sus altares: ¿eran dioses? ¿Demonios? ¿Seres de otros mundos? Los poetas polinesios conjuraban en sus cantos un pasado legendario que ellos llamaban "la noche de las tradiciones". Creían en el creador Taaroa y en seres divinos que fundaron su cultura y que venían de "más allá de la tierra", desde donde los mensajeros de los dioses visitaron sus islas. Para ellos, la cuna de la humanidad se hallaban en las "islas andantes" o gigantescas conchas que iban a la deriva delante de las costas o flotaban en el cielo. Tane, el señor de la selva y de la luz, llegó de este modo a la isla Huahine, que se encuentra a unos 170 kilómetros al noroeste de Tahití. A él estaba consagrado el lugar más sagrado, el "marae mata'ire a-rahi": 28 plataformas artificiales con superestructruras alargadas forman el centro oculto más grande de todos los mares del Sur. De creer a los antiguos mitos, los dioses se hallaban a gusto en esta isla, y los indígenas muestras a los visitantes el "lecho de Tane", donde el dios dormía sobre una plataforma de piedra cuando visitaba a su pueblo.
 
Esta noche no sólo pasará a la Historia de la Humanidad por ser la fecha en que España goleó por 10-0 a Tahití sino que, mucho más alllá del fútbol, Dios (ante la sonrisa de Jesucristo y la gracia del Espíritu Santo) ha derruido por completo al dios principal tahitiano llamado Taaroa, que luego tomó el nombre de Oro, a los muchos dioses menores de Tahití y a toda la brujería brasileña aliada con ellos. La victoria de Jesucristo ha sido total. El 10-0 marcado por los españoles así lo ha demostrado una vez más. Creo en la Verdad de Dios llamado Jesucristo como creo que la verdad sobre un campo de fútbol es que la Fe mueve montañas. Aunque a los de la "torcida" brasileña les de rabia, envidia y frustración... si ya Wagner hablaba, a través de su música, de "El ocaso de los dioses", los futbolistas profesionales de España han dado el golpe mortal. Porque no existen los dioses. No hay dioses sino un solo Dios Verdadero.