Los Abuelos (Relato) -3-
Publicado en Jun 22, 2013
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- "Imagino el espacio, fría paloma sin límites; visión pasajera de la nada que planea ausente de experiencia; voz iluminada de alborada; anchuroso paisaje en la quietud de un solo instante; alfa y omega del olvido. Imagino al ave, lágrima etérea de los siglos; vuelo suspendido en un cuadrante de resplandor proyectado hacia el momento; viaje afilado por el viento, atropellada encrucijada en la planicie de un solo misterio, fragmento y conciencia de la imagen. Imagino el llanto, rostro de pupila y de sonido; vértice de horizonte sin frontera que almacena brisas de lamento, ritmo blanco sobre la faz; inacabable línea en el camino de un solo sentido; llama y rescoldo del silencio. Imagino el gesto, libro fechado en las tareas del vivir, cristal matizado del pasado que respira envuelto entre la niebla; huella sembrada de clamores, anhelado manantial en el secano de un único motivo; descanso y fatiga de la angustia. Imagino el mensaje, sueño escrito en la memoria, hemisferio del proyecto fecundado con espermas de acentos desprovistos; nombre escrito en el pretil de la conciencia; rutilante huella en la distancia de todos los tiempos, luz y sombra del Destino. J.J.Elizalde"
 
Ella volvió a tomarle de las manos.
 
- ¡Pero si es hermoso, Andoni! Siempre me he preguntado, sin hallar respuesta, por qué escribiendo así intentas ocultarlo a los demás. ¿Por qué no haces saber al mundo entero la verdadera dimensión de ti mismo?
- Pasó el tiempo, Arantxa... y el tiempo es una distancia indetenible, una fracción de vida que sólo significa levedad. ¿Ves ese vencejo? ¿Cómo poderlo detener si no es derribándolo de una certera pedrada? Pero si se le derriba... ¿que logramos? ¿Detenerle? No. Si se le derriba sólo logramos destruirlo. Así es el tiempo. Si lo detenemos lo destruimos, 
- Siguen siendo fuertes...
 
Andoni iturralde volvió a cerrar los ojos...
 
Desde el mismo instante en que Txikito de Olite había logrado igualar el marcador todo dependía ya sólo de la Fe. Iturralde podía vencer, quería vencer, pero... ¿sabía vencer? ¡Eso era! ¡Poder, querer y saber! O abandonar.
 
Fuerza. Agilidad. Astucia. Todo Iturralde se vuelve fuerza, agilidad y astucia. La pelota choca, una y otra vez, contra el muro, detonando profundos y secos sonidos. Y rebota, una y otra vez, sobre el piso, quemando en las palmas de las manos de ambos pelotaris. Corta el aire con un prolongado silbido. Vuelve a chocar contra el muro y, de nuevo, el rebote y las manos calientes y ardorosas y Txikito de Olite demostrando ser el campeón... ¡La agonía de Iturralde convertida en tragedia griega donde los hombres deben sucumbir, inexorablemente, ante los dioses!
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Descripción

Relato.

Palabras Clave: Literatura Prosa Relato Narrativa.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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