Esa bella dama llamada música.
Publicado en Jun 27, 2013
Y parece que fue ayer, todavía lo recuerdo.
Poco a poco deslizaba mis manos sobre él, de una forma torpe, sin saber bien qué tenía que hacer o cómo hacerlo. Y ahora, como si fuese ayer, aquí sigo. Después de tanto tiempo dejándolo un tanto de lado es cierto que tengo la sensación de haberlo perdido un poquito, de volver de algún modo al principio. Pero no. Sé que no, sé que en realidad solo es cuestión de un poco de tiempo para volver a ser los que éramos, de hecho en estos últimos días parece que se va recuperando un poco aquel entendimiento, aquella sensaciones. Ese ir y venir, empezando por ser dos, y consiguiendo ser uno en más de un momento. Esa sensación que te invade, cuando realmente notas que lo estás haciendo bien, cuando realmente sientes, aunque sea durante una milésima de segundo, que el resto del mundo no existe, o si lo hace, no importa. Ese momento en el que simplemente no piensas en otra cosa, lo disfrutas, lo sientes realmente, dentro de ti, sin saber cómo, lo notas en lo más hondo de tu ser, recorriendo cada rincón de tu alma, estremeciendo tus sentidos, llenándote de esa emoción tan difícil de describir, por no decir imposible, y a la vez también, difícil de llegar a sentir en ocasiones. Pero cuando llega, cuando realmente lo sientes, piensas que todo ha valido la pena, que ese esfuerzo, esa dedicación, realmente ha dado sus frutos. Es entonces y solo entonces cuando realmente piensas: Lo tengo claro, mi camino está con él. Por eso me arrepiento en parte de haberlo dejado durante prácticamente tres años, buscándolo únicamente en contadas ocasiones, y la mayoría de ellas terminando enfadada, no con él, sino conmigo misma. Pero no importa, creo que en parte eso ha sido lo que realmente me ha hecho darme cuenta de lo que lo necesito, creo que ese distanciamiento es el que me ha hecho ver que realmente lo necesito. Él es el único que me llena, como nadie ni nada nunca lo hará. El único que realmente siempre ha estado ahí para mí, esperándome para llevarme allí donde yo quiera y sea capaz de ir sin moverme de una simple habitación. Es el único capaz de reducir todo el mundo a esos pocos metros cuadrados, el único capaz de inundar, con una simple melodía creada por lo dos, todo cuanto nos rodea en ese momento. Él es el único capaz de hacerme sentir que sirvo para algo, solo tengo que saber como hacerlo, no frustrarme, intentar disfrutar, aprender de los fallos, mejorar día a día, intentar esforzarme cada día un poquito más. Y por eso, después de diez años a su lado, aunque los tres últimos lo haya ignorado bastante, me he dado cuenta de que es en esos momentos en los que todo falla, esos momentos en los que te sientes sola, sin nadie, vacía… Él es el que hace que todo tenga un poquito de sentido, el que hace que me sienta acompañada, entre él y yo, conseguimos crearla a ella, a esa preciosidad que me hace sentirme llena, esa preciosidad que me lleva acompañando prácticamente desde que nací… Y así, entre él y yo, nace ella, esa bella dama a la que tantos ansiamos poseer: Para quien no lo haya entendido, él no es una persona, por supuesto que no. Es mucho mejor que eso, él es simplemente: ~El piano~
Página 1 / 1
Agregar texto a tus favoritos
Envialo a un amigo
Comentarios (0)
Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.
|