La peor mentira (Reflexiones)
Publicado en Jul 02, 2013
Si pensamos en la frase de Miguel de Unamuno ("a veces, el silencio es la peor mentira") y la aceptamos como una verdad, nos encontramos ante el gran dilema humano: decir la verdad o callarnos para siempre. Miguel de Unamuno no andaba muy equivocado al decir que, a veces, lo necesario para poder decir grandes verdades es empezando a hacer limpieza en nuestro propio lugar literario: la casa común de los humanos sean hombres o sean mujeres. Al pan es necesario llamarlo pan y al vino es necesario llamarlo vino pero hay quienes a ambas cosas las llaman algo así como porquerías dialécticas.
Que Isabella Rossellini (la hija de Ingrid Bergman y Roberto Rossellini) transforme sus monólogos cortos (más bien cortos de inteligencia por cierto) en un desenfreno pornográfico sexual de animales es un infame uso del lenguaje; una especie de porno verde a lo bestial. Quizás hasta después de esto escriba y publique un "Bestiario" que la haga todavía más famosa de lo que es. Algunas mujeres como ella, al querer equipararse con los hombres, no dan ni una a derechas. Isabella Rossellini, como otras como ella, resultan ser patéticas cuando desean ser espléndidas y esplandentes. Y es que no llaman a las cosas por su nombre. Han roto el silencio para introducirse en lo inmundo. Vaya mundo. Resulta que eso no fue lo que quiso decir Miguel de Unamuno. Mucho mejor es abrir la boca y no guardar silencio... pero para abrir la boca en público hay que saber qué clase de palabras vamos a decir. Particularmente, yo prefiero la amistad de un relámpago que el beso de alguna como ella que tiene la boca llena de porquerías. Porque el relámpago alumbra pero la boca fangosa te llena de inmundicias. Hablar. Sí. Hay que hablar de ciertos temas. Pero sabiendo lo que se dice y, sobre todo, cómo se dice cuando estamos ante el público. Porque resulta que hay seres pequeñitos y pequeñitas que nos están viendo y nos están escuchando. A lo mejor es que Isabella Rossellini, de repente y en pleno ardor feminista, ha querido dejar de ser una oca preciosa para convertirse en una gansa horrible. Quizás cuando se mire al espejo se vea de esta manera. Como dice el lema: "La Lengua limpia, fija y da esplendor"... pero "la Rossellini" ha debido decidirse por las marranadas porque, en el fondo de su interior "feminoide", quizás sueña con ser la reencarnación de Camilo José Cela o, tal vez, William Bourrough en pleno almuerzo desnudo. Debe ser que ha leído mucho a James Joyce. Y es que, en este mundo, donde hay tantos "Ubús" reyes, ahora resulta que van apareciendo demasiadas "Ubús" reinas. Comparen, damas y caballeros, comparen. Porque es cierto que hay que hablar de ciertos temas pero, sobre todo, hay que saber de lo que se habla y, aún muncho más que eso, hay que saber cómo se hablan dichos temas y hasta dónde se debe hablar. Quizás es que "la Rossellini" sea de las que ya no desean ser princesas y se convierten en sapos parteros. Tal vez no le vendría mal una "camisa de fuerza" o, mejor aún, un tapabocas para no tenerla tan abierta. Es cierto lo que decía Don Miguel de Unamuno. A veces, callarse, es la peor mentira y por eso cuando alguien no sabe cómo hablar de ciertos temas hay que llamarlo borrico o, en este caso, mula parda.
Página 1 / 1
Agregar texto a tus favoritos
Envialo a un amigo
Comentarios (0)
Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.
|