La pista doble (El Chivatazo).
Publicado en Jul 02, 2013
Vamos, primero, con la falsa pista de Raúl del Pozo: "Algunos escriben porque es su oficio, otros por encargo, convencidos de que ésta es una profesión que hay que dejarla a tiempo. Un día descubren que el ego es despreciable, la vanidad signo de estereosclerosis y uno de los métodos secretos en deporte, en política, en la escritura y en la vida en general. También se agota ese narcisismo de tertulia. En la del Gijón a la que yo asistía, llegamos al acuerdo tácito de que no se hicieran elogios ni desaires de los escritores presentes, partiendo de la base de que el elogio al otro enfurece y la crítica produce verdadero placer.
Esa táctica hoy resulta inútil porque el oficio de escribir es un acto público, casi como el de orador, y más expuesto que nunca a la reprobación o al palmoteo. Antes, a los columnistas no los pateaban hasta que estrenaban una comedia; ahora te pueden patear una columna 10 minutos después de ser publicada en el infinito "saloon" de las redes. Como escribió Pla, en cuanto uno se pone a escribir para el público entra en la categoría de injustificable, de proscrito, y estás más expuesto que nunca a la reprobación. De mí están diciendo algunos colegas que me he convertido en el portavoz de Bárcenas. Me parece que olvidan que uno de los placeres de esta profesión es meter al asesino en el escritorio de "Primera plana", que traducido a nuestros días sería cometer un delito para que te encierren y lograr grandes historias en Soto del Real. Yo he visto cómo Yale recibía en Barajas a Ironside en una silla de ruedas, cómo Tico Medina se disfrazaba de mendigo para poder hablar con Indira Gandhi o cómo Julio Camarero se colaba en el corredor de la muerte para entrevistar al asesino de la luz roja que iban a ejecutar. Ese estilo de periodismo ya no se lleva, pero es eterna la lucha de éticas que se refleja en la película "La falsa pista", donde se dice que hay dos tipos de escritores: uno que está cavando la tierra, abajo en el hoyo; por encima de él hay otro hombre también periodista echando la tierra hacia abajo. "Entre ambos siempre hay un duelo, la lucha del tercer poder del Estado que nunca acaba". Siempre se ha escrito al servicio de alguien, sin saberlo o sabiéndolo, como Aretino, que le dijo a uno de los áulicos de palacio: "Si estos 400 escudos se me concedieran para toda la vida yo pregonaría la fama de nuestro rey". El glorioso autor de los "Sonetos lujuriosos" estaba harto de colocar sus sátiras venenosas al pie de la estatua de Pasquino. La objetividad nunca fue cualidad del mercenario, del cortesano o del periodista, del que hace recados del poder". Y ahora voy yo. Ahora me toca a mí y quien venga detrás que mire para otro lado de la página o que se entretenga en hacer pajaritas con el papel del water mientras lee, cómodamente sentado, mi texto. A Raúl del Pozo se le ha olvidado ¡porromponpón y pon el porrón! citar a un porrón de periodistas que pertenecen a otros dos tipos muy bien cualificados y calificados en los exámenes de junio gracias a sus "queridos papás y mamás que les estarán escuchando": los que hacen la pelota y los que no saben qué hacer. Los que hacen la pelota siempre están peloteando más que los pelotaris filipinos de Manoli o de Manila (de las dos clases los hay) y los que no saben qué hacer (porque ya aprobaron todas las asignaturas en junio gracias a "papá" y a "mamá") siempre acuden a todas las invitaciones de presentación de cualquier libro con tal de hacer acto de presencia y lograr méritos suficientes para convertirse en periodistas que hacen la pelota... o sea, lo suficientemente cotillas como para salir en la tele aunque sean más feos que "Míster Propper". Entre los que ya son pelotas y los que aspiran a ser pelotas haciendo de cotillas podemos incluir a un cierto porcentaje (digamos que el 15 por ciento por no decir 16 por ciento para que no me llamen exagerado o 14 por cierto para que no me llamen cortado) de periodistas "palustres" a lo vicario magro de la Santa Universidad Complutense de Madrid y otros villorrios como la ubicada en Cantimpalos y en donde abundan los chorizos que sacan, entre tajada y tajada, el curso de Ph supergenial. Los "palustres" a lo vicario magro, con anuencia del Santo Padre de las Letras que quizás sea el director de El País o el director de El Mundo (por lo mucho que molan), aspiran a publicar al menos un pie de página de alguna fotografía de cachalotes comiendo boquerones en vinagre en Casa Mingo algún que otro domingo, en el Natural Geographic por aquello de dárselas de listos con las listas que les engañan vendiéndoles noticias "basura" sobre lo que le ha dicho la vecina de la Pantoja al taxista o al taxidermista de Paquirrín a cambio de que las inviten a alguna hamburguesa o a comer "pastiches" de macarrones con setas a ser posible no tan venenosas como lo que les cuentan a estos ingenuos "palustres". El caso es sobrevivir... pero hay muchos de esta clase de periodistas "trepas" que se convierten hasta en marineros por la barriada de Chueca y por dejar en bien lugar a los que cantan lo de Asunción, Asunción, que ya te lo decíamos nosotros y nosotras que ese niño que ha sacado el título gracias a su papá y a usted que a lo mejor es su mamá o su mamá es otra pues que terminará de marinero porque ni fuma, ni bebe, ni juega al balón. Rienzi, que sabía tanto de periodismo que era todo un as dentro del AS, sabía que "En los deportes, prever lo que puede ocurrir es casi tan importante como lo que realmente ocurre", que se lo había contado el periodista deportivo Bob Costas al que algunos, con envidia, le llaman Bobo de las Costas porque en este oficio la envidia es la que sobresale como punta del iceberg de la comunicación insocial. Algunos están buscando "víctimarios" por Alcalá de Henares o Alcalá de Guadaira pero no tienen ni idea de que el famoso Alcalá Galiano dejó dicho que "Lo que puedo decir y digo, con la más estricta verdad es que, durante el curso de esta relación, cuya única causa de interrupción han sido esos puritanos a quienes he dedicado mis horas en exclusiva durante tanto tiempo, desde cualquier punto de vista, tanto intelectual como moral, no tengo razones sino para felicitarme por la amistad que he hecho con usted; y en cuanto a la función de esta situación particular en cuestión, nunca he oído, ni espero oir de nadie que, según mi criterio, esté tan cualificado y dispuesto para competir con usted". Dicho en tiempos de revueltas garbanceras político-cómicas sobre los cortesanos y por supuesto que sobre los cortesanos sabía también mucho un tal Castiglione. Los periodistas pelotaris de Manoli o de Manila (de las dos clases hay) es como si tuvieran la fiebre amarilla del amarillismo profesional tirando algo así como a naranja con limón o a limonada con más vitaminas que las anfetas que se introducen a escondidas; pero resulta que, quizás por eso mismo, padecen mucho de avitaminosis cuando están con las gallinas del corral que les toca a cada uno de ellos. Quizás en Corralejo también lo sepan mientras las canarias están en la pelu o viendo una peli en medio de un silencio absoluto roto solamente por una carcajada justo cuando el bueno mata al malo. Los periodistas que no saben qué hacer se quedan mirando, con la boca abierta, y por eso les entran las moscas y el moscatel hasta por los colmillos durante las fiestorras a las que acuden para ver si pescan algo y poder escribir sabrosos cotilleos sobre los desaparecidos de Afganistán aunque sea solo para decir que saben algo más que comer calamares en su tinta. Algunos de ellos tienen la ocasión propicia de sacar alguna fotografía sobre chompas de cuero en ofertas de rebajas y en cueros para salir en las revistas "rosas". ¡Y es que en actual mundo de la Fotografía se han colado periodistas con la Canon en la mano! ¡Dios mío! ¡Que vistas más panorámicas que se ven desde el tejadillo de El Ventorrillo! Supongo que algunos lectores o lectoras, o lectores y lectoras al mismo tiempo, se estarán preguntando de qué panorámicas hablo y es que desconocen que conozco La Costera de haber estado por algún tiempo entre los costaneros subiendo y bajando la costanilla. Continuará después de que cene algo porque esto de escribir da muchas ganas de comer... y como ya he comido/cenado Gracias a Dios (aunque por ello lloren como magdalenas los envidiosos de las ideologías ateas con lágrimas de cocodrilo por supuesto y se va el caimán se va el caimán camino de la carretera) pues "prosigamus". ¡Prosigamus dijo Erasmus, el de Rotterdam y no el anónimo efebo de Nerón que no pasó a la Historia porque Nerón no era holandés! Quizás mi colega del pozo, por aquello de que se llama Raúl y que por lo tanto quizás sea fanático seguidor de Raúl González "El Siete", ha abierto el grifo de los muchos grilletes que no se callan durante toda la noche como Pepitos Grillos atacando a nuestras conciencias y por eso, hablando de "El Siete" (no los del tendido de la Plaza de las Ventas sino de los entendidos del Manzanares) se pasan todo el partido hablando mal de Raúl porque come merengues y no duerme sobre colchones. Bueno sería que tanto "cri-crí" sociata del cotilleo universal sirviera para que los de la Universal Pictures (Pictures aunque ultimamente parezcan Picutres) me propusieran la Gran Idea de llevar al cine en multicolor alguna de mis obras mientras Dios me sigue ayudando en esto de salir adelante. Lo que me diferencia de mi colega Del Pozo es que él es de columna fija y yo soy de columna de Hércules por lo que tengo que resistir para que me llamen cronista. Por eso yo es que siempre estoy obligado a lanzarme al vacío pero con la red puesta y por eso la película podría ser mi novela "La Red" que está buena de verdad. Quizás por eso escribí "La Red" para darle envidia al Almodóvar por mi excelente gusto al elegir a las "protas" para gusto y delicia de los que somos normales. Volviendo a lo de las columnas diarias a lo mejor resulta que para que te den una oportunidad tienes que vestirte de lagarterana o de "El Lagartijo" quien, en una de sus tardes gloriosas, brindó las dos orejas y el rabo, que había cortado a un pastueño, a una señorita desconocida entonces pero que algunos dicen, ahora, que era La Maja Desnuda de Goya. O a lo mejor es mejor que no alcance yo la fama no vaya a ser que se muera de envidia mi concuñado Antonio y, claro está, no quiero tener problemas de conciencia con los queridos de su querida iglesia y es mejor seguir siendo solamente uno del montón nada más... porque morirse de envidia puede ser muy doloroso y yo de Dolores paso del todo y no se la deseo a nadie no vayan a confundirme con Fu Manchú como hace mi cuñado Diego cuando se despista y me toma por quien no soy mientras quien sí que lo es se hace el sordo, el mudo, el ciego y, sobre todo, el santo varón. Pero olvidemos ya las vainas y sigamos con lo nuestro... Ahora me da por recordar y cantar lo de mejor era cuando yo me creía que tú también me querías pero ahora veo que no y seguir con lo de Carmen se marchó con otro y Bertín se quedó haciendo pío pío piopapío papío pio pio piopapío papá. Que no se enfade Osborne porque Terry, aunque es más feo, se la ha quitado aunque, en honor de la verdad, nadie sabe de qué Carmen estoy hablando yo y es que uno alucina con tantas Cármenes como hay en "Made in Spain" y en "Spain is different". En realidad sólo son peleas entre universitarios ingleses o tal vez españoles a la inglesa que es un plato que nunca me ha gustado jamás porque forma parte del menú Oxford versus Cambridge y a mí esos mejunjes y esas mezclas extrañas no forman parte de mi dieta. Ahora resulta que, hablando de Andalucía, hasta los elefantes saben tocar las castañuelas, que es lo más alucinante que he visto yo aunque lo supera eso de que hay por hay suelto una hormiga que baila claqué disfrazado de motorista. Y es que ya lo decía Félix Rodríguez de la Fuente: "a los animales también hay que quererlos". Cosas de periodistas pelotas y periodistas que no saben qué hacer como el sastrecillo valiente que es un cuentista nada más. Aviso a los navegantes: tirar tomates contra tu propio chalé madrileño, don Juan Antonio, es dejarlo perdío del tó. Algo así como un pifostio más grave (que sea leve su falangitis don Juan Antonio) que lo que sucedió en la época de Esquilache. ¡Buen tabaco fumen todos ustedes, los de los suculentos sueldos y las opíparas herencias de las alforjas vacías! Para hablar de burros ya hemos hablado bastante. Si no se lo creen pregunten lo de la pipa al Inspector Dan. Quien no lo entienda que consulte "El Alcázar" y las bases ideológicas de Don Blas... Piñar por supuesto... y en cuento a fumar las pipas de la paz les recomiendo que compren picadura selecta pero no se piquen ustedes tanto porque yo es que ya paso de tó, de tó y de tó.
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