Venga, sube la música. Súbela, súbela. Me encanta, es mi canción preferida. Me saca una sonrisa. Me anima. Me ayuda a olvidar.

Súbela. La adoro. Es increíble.
Sus ojos son penetrantes, y su voz, la más tierna del mundo.
Sus gruñidos, son absurdos, divertidos.

Noto como el viento corta mi cara,
como la brisa de verano.
Subida en una moto, sin casco,
sin cinturones, sin paracaídas.

Desternillante mis risas,
mi media Luna en la cara,
sus miradas sabor vainilla,
y mis besos, en tu almohada.

Me da igual si suena a verso,
si es eterno, si es ya nada.
Sentirme viva es lo que me interesa
lo que me llena, lo que me inunda por dentro.

Pero sube la música. Súbela, súbela.
Qué difícil encontrar canción favorita,
entre tantas y tantas.
Esa es rara, diferente, incoherente, es, es como tú.
Desordenado, complicado, hecho mar.
Si fueras una canción, esa es la que serías.

Guitarra en mano, sonido deslumbrante,
tu mirada, tu roce, tu tacto,
mi cara al despegarse.

Súbela, deja que la escuche mientras pueda,
el Carpe diem de las canciones, así es como tú suenas.