"EL CAMINO A BELEN"

 Un hombre anciano  llegó a un pequeño caserío acompañado de un pequeño perro negro grosero y bravo y amarrado con un lazo de su cuello. El hombre tocó en la puerta de la primera casa y saludó.
 Aló, buenos días, buenos días...Nadie respondió. Ya se marchaba cuando el perro se
 enfureció ladrando y parándose en las patas traseras, como queriendo morder a la
 señora que se asomó a la puerta.
        Aló señor, a sus órdenes, qué se le ofrece? 
 Limosna no doy, somos pobres, contenga fuerte a su perro,  puede morder a los niños.
 Tranquila señora que Burrito no muerde, sólo hace bulla. ¿Puede informarme por dónde
 es el camino a Belen?
 Los niños de la señora que se asomaban a la puerta comenzaron a tararear la famosa
 canción de las navidades: tarara, tararan, voy camino de belen, tuqui, tuqui, tuqui,
 voy camino...
 Los niños reían burlescamente, siguieron entonando la canción: con mi burrito voy camino
 de belen, si me ven, voy camino de belen...
 Burro que ladra no muerde, dijo el niño mayor. jajajajaja, reían más con el chiste.
 Cállense, respeten al señor- gritó la mama.
 No es nada mi señora, los niños son así. Puede decirme del camino a Belen?
 Sí señor, siga por ese sendero loma arriba como media hora.
 Gracias señora.
 Juan el pescador (así le decian en su pueblo de pescadores donde vivía) continuó por
 el camino señalado loma arriba. Cansado y un poco agotado se sentó a un lado del camino.
 Apareció una burra y una señora iba sentada atravezada en el lomo del animal, buscando comodidad.
 Buenos días buen hombre, puede sostener la burrita mientras  descanso? Vengo de lejos, voy
 para el dispensiario del caserío.
 Sí señora, está usted enferma?
 Solo estoy preñada y este muchachito me muele a patadas. Viene del caserío? para dónde vá?
 Sí señora, voy a Belen, dicen que este es el camino, conoce?
 Yo vivo por ese lado, al lado de la YE. Pero van bien, siga el camino de la derecha,
 falta poco. Y a qué va por allí señor, dicen que por allá todo es muerte. -dijo la señora.
 Son cosas personales, ya se puede montar en su burra, yo tengo que continuar.
 Gracias señor por su ayuda, que dios lo acompañe y lo bendiga.
 La señora continuó el camino montada en su burra.
 A Juan el pescador lo acompañaba ya un colorcito tierra en toda su piel. Cansado, mal comido y le faltaba la medicina que le recetaron en el dispensario, no tenía dinero. Tampoco podía  vender  las dos gallinas que llevaba en el costal y por su perro Burrito nadie le ofrecía.
 El cruce con la señora en el camino lo dejó pensativo: qué me paso? yo no soy así, al menos debí regalarle una gallinita a la señora, pobrecita, el hambre los va a matar a los dos.
 Una hora después Juan llegó a Belen. Entró a la casa y allí no había nadie. Entró hasta la cocina y solo una vasija encontro con aguadepanela, el fogon estaba apagado, se bebió la aguadepanela.
 Gritó: hay alguien aquí? oye hija!, dónde estás? soy yo, soy Juan el pescador, ola! ola!
 Se sentó en la cama y en una mesita encontró un papel escrito, lo miró, lo miró y un llanto
 desgarrador afloró en su figura. Qué desgracia Dios mío, no sé leer y me encuentro sólo sin nadie que se apiade de mi y, usted menos señor mío.
Después de llorar un rato, se quedó dormido.
 Despertó.   Buscó leña, prendió el fogon, consiguió yuca y plátano, mató una
 gallina, hizo un sancocho, lloró y lloró largo rato,  dejó caer sus lágrimas en la olla para  condimentar con  su llanto  su gallina. En la cocina no había nada.
 Ya había terminado de comer, cuando alguien llegó a la casita. 
 Buenas tardes señor, usted quién és?
 
Soy un vecino de por acá arriba. ¿Donde está la señora Belen? Aquí le traigo unos centavitos que pidió prestados para ir donde el médico.
 Hace poco llegué y aquí no hay nadie, soy Juan.
 Pobrecita la señora, preñada y su marido en la cárcel por matar un guerrillero terrorista que la violó, qué injusticia, definitivamente Dios no está alineado con los pobres, a dónde se habrá ido?
 Cuando llegué encontré un papel pero yo no sé leer, usted  sabe interpretarlo?
 Sí señor.
 Juan le pasó la boleta y el vecino leyó:
 Compadre Melquiades, me cansé de esperar su ayuda y no llegó, estoy muy enferma, me voy montada en la burra para el caserío, veré si encuentro ayuda, siento morirme con mi hijo. Mi papá se llama Juan el pescador y hace veinte días lo espero, hace 15 años no nos vemos, creo no me conoce, si llega dile que me busque, que soy Belen, él me puso el nombre en homenaje a la virgen, que lo quiero mucho.
 BELEN.
 Juan el pescador y Melquiades bajaron corriendo al caserío, alli solo encontraron una señora
 comprometida en  recolectar un poco de dinero para un cajón.
 Señores, una ayudita para un entierro.
 ¿Quién murió? Preguntó Juan.
 Belen, la del camino.
 Juan cayó desmayado.
 CHUMBIMBON, jULIO  13 2013
 Manizales Colombia.