Barcelona y su picaresca (La ciudad de los prodigios / Eduardo Mendoza)
Publicado en Jul 15, 2013
Según los editores de Seix Barral, "La ciudad de los prodigios" es la obra más ambiciosa y extensa de Eduardo Mendoza. Pero al leerla se nos queda planteada una incógnita: ¿supera o no supera a "El laberinto de las aceitunas"? Posiblemente aquí se produzca la cuestión de que cualquier comparación siempre es odiosa. Y es que, hablando del odio, parece como si Eduardo Mendoza, en "La ciudad de los prodigios" se formula tomar a burla ciertas cuestiones que sus coetáneos barceloneses se lo toman demasiado en serio. En "La ciudad de los prodigios", Eduardo Mendoza utiliza un humor sarcástico, una especie de "humor negro" para desmitificar la creencia de que Barcelona fue siempre lo que las personas han creído. En realidad, al leer la novela, uno se da cuenta de que la verdadera grandeza de Barcelona, como ciudad superior a cualquiera otra de España, no pasa de ser solamente un mito.
Al desmitificar a Barcelona y a los barceloneses, Eduardo Mendoza nos presenta la verdadera grandeza que encierra toda gran urbe y que, como paradoja social, se basa siempre en unos comienzos vulgares, simples y hasta anárquicos. Cuando leemos "La ciudad de los prodigios"nos enfrentamos a una cuestión esencial: ¿qué es lo que hace que, al final, Barcelona sea una ciudad abierta?. En esta novela podemos descubrir ciertas claves para llegar a esa conclusión.Y resulta que, al final, Barcelona es una ciudad incluso más abierta que las famosas ciudades de París o Londres. La grandeza de Barcelona nace, precisamente, de sus propias contradicciones. La lucha entablada entre lo urbano y lo rural supone la historia personal de cada individuo dentro de las grandes ciudades. Quizás sea la mejor interpretación que se ha hecho sobre una gran urbe que crece desde una periferia marginal y marginada. Ante el crecimiento exhaustivo de la burguesía barcelonesa, Eduardo Mendoza contrapone la picaresca como base constitutiva de tal crecimiento humano. ¨La ciudad de los prodigios" es,más que una novela histórica (a pesar de la abundante cantidad de datos históricos que en ella descubrimos) una novela picaresca con mucho de cuento o relato imaginativo. Siempre he proclamado que lo imaginativo es la realidad elevada a la potencia de lo singular. Por eso es recomendable leer esta novela para desmitificar cierto aspecto de la modernidad y para, al mismo tiempo, recrearse en las fantasías satíricas y la fabulación libérrima. Onofre Bouvela es eso mismo unido a la realidad social. De obligada lectura para entender el humor no catalán pero sí a la catalana puesto que, en realidad, Eduardo Mendoza no es un barcelonés cerrado en sí mismo (como ocurre con muchos habitantes aborígenes de esta ciudad) sino que saca a relucir la génesis andaluza de sus propios orígenes. Andalanes, cataluces y la verdad idiosincrásica de los barceloneses; productos, muchos de ellos, de lugares del sur. ¿Es una revelación interpretativa de "El sur" de Víctor Erice? Quizás sí. Quizás algo de esa picaresca de estar y no estar, un poco burlesca de si misma, sea lo más interesante de "La ciudad de los prodigios". Y es que lo prodigioso de toda novela interesante es que lo interesante no depende de lo más admirado sino de lo más admirable.
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