Historia de "Thaler" (Novela) -Capítulo 10-
Publicado en Jul 17, 2013
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 Historia de "Thaler" (Novela) -Capítulo 10-

17 de octubre de 1908. Domicilio privado del matrimonio Dennis Raton y Margaret Smithson, en la calle Alameda de San Francisco de Los Ángeles, Estados Unidos. 

- ¡Arriba las manos, forastera!

Margaret Smithson, que se encontraba friendo un par de huevos en la sartén, al sentir que alguien la agarraba por detrás, a la altura de su cintura, se volvió inmediatamente y estampó la sartén en la cabeza de Dennis Raton mientras los huevos a medio freír resbalaban por el rostro de éste.

- ¡Pero mujer, que me fríes vivo!
- ¡Dios mío! ¡Perdona Dennis!
- ¡Es lo que me faltaba para completar el día!

Ella entonces, al empezar a limpiarle las manchas de los huevos con una servilleta mojada, se fijó en la cantidad de arañazos que tenía el rostro de su esposo. 

- Pero... ¿de dónde vienes, Adán? Parece como si hubieses estado en una pelea de gallos contra gallinas... ¡Jajaja!
- No te rías de mis desgracias, Evita...
- Evita acercarte otra vez a mí de esa manera. Imagínate que si en vez de haber tenido una sartén en la mano hubiese tenido una olla de hierro. Te hubiese convertido en fiambre... 
- Dejemos el asunto así. 
- ¡De eso nada! ¡Ven acá, Adán de los adanes!

Margaret Smithson agarró a Dennis Raton por el cuello y, acercándose al pilón de fregar que estaba lleno de agua, metió la cabeza de su esposo durante unos segundos...

- ¡Agh! ¡Aagghh! ¡Aaaggghhh! Que... que... que... 

Ella le sacó la cabeza fuera del agua.

- ¿Qué?
- Que... que... que...
- ¿Puedes decirme ya qué?
- Que... que... que...

Margaret volvió a meter la cabeza de Dennis otra vez en el agua del pilón de la cocina...

- ¡Agh! ¡Aagghh! ¡Aaaggghhh! Que... que... que... 

Ella volvió a sacar la cabeza de él del agua del pilón. 

- ¿Se puede saber qué?
- Que... que... que...

La esposa de Dennis Raton volvió a repetir la maniobra...

- ¡Agh! ¡Aagghh! ¡Aaaggghhh! Que... que... que...

Cansada de todo el juego ella volvió a sacar fuera del agua la cabeza de su esposo. 

- ¿Qué te pasa?
- Que... que... que... 
- ¡Pero qué!
- ¡¡¡Que me asfixias!!! 

En esos momentos, asustada por lo que pudo haber sucedido, Margaret Smithson dio un paso atrás con la fatalidad de que pisó una cáscara de plátano que se encontraba en el suelo y se dio todo un costalazo cayendo sentada sobre su trasero.

- ¡¡Mi trasero!! ¡¡Mi trasero!! ¡¡No puedo mover mi trasero!!

Dennis Raton, aprovechando la ocasión, quiso salir de estampida pero, todavía amodorrado por el suplicio del pilón de agua, tropezó con el cuerpo de Margaret y cayó de bruces contra el suelo de la cocina.

- ¡¡Mis narices!! ¡¡Mis narices!! ¡¡No puedo saber dónde están mis narices!!

Margareth Smithson pudo, al fin, intentar levantarse apoyándose en uno de los cajones, semiabierto, del mueble de los utensilios mas... al tirar hacia ella... el cajón salió despedido y todo su contenido cayó encima de ella que volvió a derrumbarse en el suelo, lo cual hizo mucha gracia a Dennis Raton. 

- ¡¡Jajajajaja!! ¡Pareces un mostrador de un comercio de vajilla casera! 
- ¿De verdad parezco un mostrador de un comercio de vajilla casera?

Al ver que ella había agarrado un cuchillo de cortar carnes y embutidos, Dennis palideció de repente. 

- ¡Por todos tus pariente vivos, Margaret, era solamente una broma!
- ¡Déjate de bromas porque voy en serio!
- ¡¡Dios mío!! ¡¡¡Ten piedad de mí!!!
- ¿Qué piedad ni qué narices? ¿Puedes hacer el favor de ayudarme a levantarme del suelo?
- ¡Espera a que lo consiga yo!
- ¡¡Date prisa que se me acaba la paciencia!!

Ante la cada vez más furibunda Margaret Smithson, Dennis Raton, aguantando el dolor de sus narices, pudo ponerse en pie. 

- ¡¡¡Narices!!!
- ¿Te niegas a ayudarme para poder levantarme?
- ¡¡¡No!!! Pregunto que dónde están mis narices.
- Tus narices bien visibles están por lo que se han hinchado pero cuando te coja de desorejo vivo.
- ¡¡¡No, Margaret!!! ¿No ves que las necesito para poder sujetar mis gafas cuando leo el periódico?
- ¡¡¡O me ayudas a levantarme o mañana sales en la prensa!!!
- ¿Como víctima de un accidente casero?
- ¡¡¡Exacto!!!

El vecino de la casa de al lado dio unos fuertes golpes en la pared y se escuchó su ronca voz gritando...

- ¡¡¡Ya está bien, señores o lo que sean!!! ¡¡¡Si quieren seguir peleando vayan al Zoológico de Nueva York donde admiten animales de toda clase!!!
- ¡¡¡Usted quién se ha creído que es!!!
- ¡¡¡Escuche bien, Señor Raton!!! ¡¡¡O dejan de pelear en voz tan alta o llamo a los del Servicio de Animales para el Zoológico!!! ¡¡¡Al menos tengan la educación de pelear en voz baja y sin armar tanto ruido!!! ¡¡¡Ustedes no dejan comer con gusto a nadie!!! 
- ¡¡¡Pues vaya usted también a Nueva York a comerse unos buenos congrios que falta le hace por lo delgaducho que son usted y su señora esposa!!!
- ¡¡¡Si sigue así la cosa ahora mismo voy a cantarle las cuarenta en bastos!!!

Margaret Smithson calmó a Dennis Raton...

- Lleva razón el vecino. Ayúdame a levantarme y charlemos como dos buenos enamorados.

Una vez en pie los dos, Margaret Smithson hizo que Dennis Raton se sentara ante la mesa de la cocina y frente a ella.

- Vamos a ver... hoy es día de paga... ¿cuánto has traído a casa?
- Es que no te lo vas a creer...
- ¡Te han subido la paga! ¿Es eso, verdad?
- Eso es lo que ando buscando desde hace diez años...
- Exactamente desde que nos casamos... pero... ¿a que es verdad que te han subido la paga mensual?
- Es que no te lo vas a creer...
- ¿Cuánto? ¿Cuánto te han pagado?
- Me da un poco vergüenza decirlo...
- ¡Venga, no seas tímido! ¡Seguro que lo que te han subido te lo mereces!
- Pues sí. Me merezco lo que me han pegado... digo... pagado...
- Por lo menos te han duplicado el sueldo. Dime que sí.
- Sí... sí... sí pudiera ser verdad... 

Dennis Raton sacó a "Thaler" de su bolsillo...

- ¡Toma, Margaret! ¿Qué te parece? ¿Verdad que es lindo?

Margaret Smithson cogió el dólar con su mano diestra y se le quedó mirando fijamente...

- ¿Es una broma, verdad?
- Es un dólar, querida esposa.
- Ya veo que es un dólar... pero supongo que será que te lo has encontrado tirado en alguna sucia calle de esta hermosa ciudad. ¿Y la paga? ¿Dónde está la paga?
- Es que no te lo vas a creer...

Margaret Smithson se guardó el dólar en su faldriquera mientras se levantó amenazante y se dirigió a su esposo...

- ¡Sucio! ¡Eres más mentiroso que Edwin Porter dirigiendo películas de miedo! ¡¡Suelta la pasta gansa!!
- ¡¡No seas gansa por primera vez en tu vida y escucha!!
- ¿Que yo soy gansa? ¡¡Repítelo si te atreves!!
- ¡¡No eres una gansa pero te estás portando peor que una oca salvaje!!

El tortazo que le atizó Margaret a Dennis hizo que este cayera de la silla y arrastrara en su caída el jarrón lleno de agua que siempre estaba sobre la mesa y que, al caer al suelo, estalló en mil pedazos, salpicando la cara de Margaret.

- ¡¡Mi maquillaje!! ¡¡¡Has estropeado mi maquillaje!!!

De nuevo unos fuertes golpes sonaron en la pared.

- ¡¡¡O dejan ustedes las broncas para otro día más propicio o reúno a todos los vecinos y los colgamos vivos!!!

Dennis Raton y Margaret Smithson se sintieron abochornados y volvieron a sentarse cada uno en su silla.

- De verdad, Dennis. Saca todo lo que te han pagado.
- Solamente me han pagado un dólar... y gracias a Dios que me han pagado un dólar...
- ¿Me estás queriendo decir que te han dado la liquidación?
- Te estoy intentando explicar que casi me liquidan.
- Pues yo estoy ahora dispuesta a liquidarte del todo.
- Espera... espera... que eso no es lo peor...
- ¿Qué es lo peor?
- Que yo mismo me he despedido de la zapatería de Don Antonio.
- ¿Me estás diciendo que tú mismo te has despedido de la Zapatería Carmelo?
- Yo mismo... pero con la ayuda de Asborn...
- O sea.... que has estado bebiendo coñac de importación hasta que has perdido el sentido y no has sabido lo que hacías...
- Algo parecido pero sin coñac...
- ¡¡¡Ahora mismo te liquido ipso facto!!!

Dennis Raton pudo escapar saltando por la ventana de la cocina que, al ser un piso bajo, estaba a la altura del suelo del jardín y, saltando la valla de éste, se perdió por las calles de Los Ángeles de California mientras Margaret Smithson se consolaba a sí misma...

- Está bien. Me sirve para ir a la peluquería y arreglarme bien para la cita con mi admirado y admirador Clark.  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 
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Foto del autor José Orero De Julián
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Descripción

Novela de Ficción y guión literario para Cine y Televisión.

Palabras Clave: Literatura Prosa Novela Relatos Narrativa Guión Cine Televisión Ficción.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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