El verdadero origen de la concha de las tortugas (por José de Toledo)
Publicado en Jul 18, 2013
El verdadero origen de la concha de las tortugas (por José de Toledo)
¿De dónde viene la concha de las tortugas? Esta pregunta lleva rondando desde hace mucho tiempo a los biólogos evolutivos, y hasta ahora no se podía responder con seguridad. Existían algunas alternativas, ideas que parecían razonables y bien asentadas, pero ninguna que se pudiese dar con toda seguridad. Ahora, un artículo recién publicado puede hacerlo con total tranquilidad. Las dos ideas que se barajaban eran bastante distintas. La que parecía más creíble de primeras decía que el caparazón de los quelonios – el grupo biológico al que pertenecen las tortugas – provenía en parte del esqueleto interno y en parte de estructuras externas, de unas escamas modificadas parecidas a las que pueden tener hoy en día los caimanes. Las tortugas se parecen más a los pájaros que a los lagartos. Sin embargo, la que ha resultado cierta es la alternativa. El caparazón de estos animales apareció únicamente como modificación de las costillas y las vértebras. Toda la estructura proviene del esqueleto interno, sin que hayan participado escamas ni partes duras de la piel, epidermis esclerotizada, en lenguaje técnico. Pero, ¿cómo han llegado los investigadores a esta conclusión? Lo que han hecho es seguir una vieja idea de la biología evolutiva, la que dice que “la ontogenia recapitula la filogenia”. Con esta frase tan rebuscada, los biólogos se refieren a que durante el desarrollo de los embriones se van pasando por fases que recuerdan a los pasos evolutivos que han seguido las especies. Siendo precisos, el paso desde un embrión a una cría por sus diferentes estadios no recuerda todos los pasos de la evolución. Pero sí que permite tener una idea de qué ha pasado. En el caso concreto de las tortugas, al analizar con cuidado cómo desarrollan su concha, se puede ver qué partes del cuerpo utilizan para ello. Y lo que queda claro es que los componentes, los “ladrillos” con los que se construye la concha, son costillas y vértebras. Dentro del huevo, mientras estos animales van creciendo, las costillas crecen y se ensanchan. El cambio más sorprendente se da en las vértebras. Estas empiezan recordando a las de cualquier otro animal, iguales a las del resto de reptiles. A lo largo de la incubación del huevo se van ensanchando y creciendo por encima de lo esperado, se van hipertrofiando. Cuando termina este proceso se fusionan y forman el caparazón, la parte de la espalda de la concha. En el último momento se unen a las costillas, creando la estructura de protección de las tortugas. La intención que tiene el grupo de investigación responsable del artículo es seguir estudiando la evolución de las tortugas. Tal y como explican, los últimos análisis genéticos demuestran que las tortugas descienden de un grupo de animales cercanos a los caimanes y a los dinosaurios, no de un tipo muy antiguo de reptiles. Y una vez que se ha demostrado que la concha proviene de estructuras modernas, queda claro que los quelonios no son simplemente un accidente evolutivo, como muchas veces se ha pensado.
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