Cuando la mente enferma, parte de nuestra percepción de la realidad se vuelve vaporosa, mullida.
Y entonces somos criaturas vulnerables y frágiles.
A mas tiempo de lapso emocional influido, más imborrable se hace la huella en nuestra mente sometida.

Un golpe seco, te puede despertar del letargo levemente para darte cuenta de que nada es lo que parece, para que puedas ver las zarpas de la enfermedad clavando sus uñas en tu piel. Es en ese momento cuando todo se decide; te sometes o escapas. 

Yo escapé, y la liberación trajo consigo un sabor amargo en el cielo de la boca que poco a poco se va haciendo dulce. 

Los arañazos son profundos y no siento el dolor, ya no. Mi sangre ataca al veneno, engullendo sus armas y violándolo contra la pared de mis venas.

Ahora controlo mis emociones de una forma lógica y real, muy lejos ya de esa equivocada visión de un mundo mágico y colorido donde todo era posible con solo imaginarlo. 
Falacias es lo que eran!

Cuando aprendes a no esperar nada bueno de la vida, disfrutas con mas intensidad las sorpresas que se pueda presentar. Se valora todo de una manera mas objetiva.

Un mimo puede escapar de su caja de cristal para palpar el mundo tal y como es, un lugar de alegrías pocas y decepciones varias.
Y será feliz por el simple echo de tener las evidencias al alcance de su vista y por tener la habilidad de saber reconocer la falsedad de los seres que emponzoñan mentes sanas para su recreo.

Cada cual vive a su manera, esta es la mía y mi camino ya está libre de abrojos y neblina.

Ni odio, ni amo, ni siento, ni padezco.
Vuelvo a ser la que era antes, y eso en cierto modo me hace feliz.