Zandajos.
Publicado en Aug 12, 2013
"Vivir en contradicción con la razón propia es el estado moral más intolerable". Lo dijo, en su momento, el escritor ruso León Tolstoi; pero se lo podrían aplicar, a sí mismos, la inmensa mayoría de los políticos del mundo incluyendo, por supuesto, a alguna que otra política. ¿Qué es la política? Es el arte de contradecirse para no cumplir con lo prometido en los decires de las campañas electorales. La Historia Universal está llena de todo esto. Yo lo voy a decir en poesía para no ser tan vulgar como todos ellos: "Cuando pasan de persona / al grado de politicastro / da lo mismo Fidel Castro / que ser como Maradona".
Cuando un político habla, la mentira se anuncia, se prevé, se palpa, se hace visible... y eso es una falta de estado moral que, la verdad sea dicha, sería muy necesario que acudieran, todos ellos y todas ellas, a la consejería de algún psiquiatra en lugar de tener a tanto mangante como consejeros. Como dijo Abraham Lincoln: "La verdad es casi siempre la mejor vindicación ante las calumnias". "Si algo no se hizo bien, hay que salir y decirlo, y eso la gente lo entiende". Lo ha dicho, en el día de ayer, Arantza Quiroga y lo digo yo en el día de hoy. Este mundo, para lo políticos y las politicas, es como el juego de la oca: "De oca a oca y tiro porque me toca", "De dado a dado y tiro porque me traslado" y "De puente a puente y tiro porque me lleva la corriente". Vamos a ver si al final la oca se cansa o no se cansa de tanto sivergüenza tirando y comenzamos todos a darnos picotazos como los ánades silvestres; porque silvestre está ya el asunto. Tan silvestre que hasta al gato le da ya vergüenza ajena de que exista tanto piolín. Lo que es inconcebible, además de increíble, es que estando ya en el siglo de los prodigios (ibídem "La ciudad de los prodigios" de Eduardo Mendoza) aún estemos haciendo las cosas públicas propias de la política como chapuzas que, a lo Pepe Gotera y Otilio, se hacían en las ágoras griegas y en los senados romanos. Cualquiera que se dé una mínima idea de todo lo que está sucediendo no hace falta ser demasiado inteligente para darse cuenta de que el vaso de agua ya ha llegado hasta el borde y se está rebasando la paciencia. Pero hablando del borde de los vasos de agua, los políticos y las políticas (erre que erre como los burros trotones) son más bordes que un zandajo. Y llamarles zandajos es lo más inocente que se les puede llamar.
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