Apocalipsis SOS (Relato)
Publicado en Sep 13, 2013
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Apocalipsis SOS (Relato)
-          ¡¡¡Planeta Tierra llamando a Sistema Universal!!! ¡¡¡Planeta Tierra llamando a Sistema Universal!!! ¡¡¡Planeta Tierra llamando a Sistema Universal!!! ¿Hay alguien ahí para salvarnos?
-          ¡Es inútil, coronel Gordinsky, es inútil! ¡¡Allá afuera no existe nada!!
-          Mantenga la calma, comandante Bakunov! ¿Qué noticias tenemos del Kremlin?
-          El último dato que he recibido es que la temperatura ha superado ya los 50 grados centígrados sobre cero y se han registrado, al menos, un millón de muertos.
-          ¿Qué prevén para las próximas horas?
-          Que la temperatura seguirá ascendiendo y que los muertos llegarán a un número muchísimo más que un millón.
-          ¡Voy a insistir de nuevo, comandante Bakunov!
-          - ¡No lo haga más, coronel Gordinsky! ¡Es inútil perder energías cuando los dos sabemos que allá afuera no hay nada ni nadie!
-          ¡Escuche bien, comandante Bakunov! ¡No se queje tanto porque usted y yo somos dos privilegiados!
-          Ventajas de ser parte importante del Politburó, coronel Gordinsky.
-          Entonces haga el favor de estar agradecido a Dios y saque dos coca colas bien frescas. Estar aquí metidos, a una temperatura ideal y estable de 20 grados centígrados sobre cero forma parte de nuestros privilegios en lugar de estar muriendo achicharrados.
-          ¿Coca colas ha dicho, coronel Gordinsky?
-          ¡Sí! ¡He dicho dos coca colas!
-          ¡Pero no es eso un producto del capitalismo decadente?
-          ¡Déjese ahora de chorradas castristas e infantiles y saque dos coca colas de la nevera pero bien frescas! Es necesario darle gracias a los Estados Unidos de vez en cuando.
-          ¿Y lo de Dios? ¿Por qué da usted gracias a Dios?
-          ¡Sólo cumpla mis órdenes y obedezca! ¡¡Voy a insistir de nuevo!!
 
El comandante Bakunov se limitó a encogerse de hombros y dirigirse hacia la nevera a por dos refrescantes latas de coca cola.
-          ¡¡¡Planeta Tierra llamando a Sistema Universal!!! ¡¡¡Planeta Tierra llamando a Sistema Universal!!! ¡¡¡Planeta Tierra llamando a Sistema Universal!!! ¿Hay alguien ahí que pueda salvarnos?
-          ¡Pierde usted el tiempo lamentablemente, coronel Gordinsky! ¡¡Qué lástima es no tener ahora aquí, junto a nosotros, a dos calientes bolcheviques!!
-          ¿Se refiere a dos calientes camaradas?
-          Eso es, coronel Gordinsky. ¡Dos calientes bolcheviques de las de Gainsbourg!
-          ¿Dos rameras del Volga, comandante Bakunov?
-          Remeras del Volga, coronel Gordinsky, se nos obliga a decir remeras del Volga. No lo olvide…
-          ¿Está usted amenazándome quizás, comandante Bakunov?
-          No es eso, mi coronel. Es que debemos usar eufemismos por si alguien nos está escuchando.
-          ¿Y usted me habla a mí del capitalismo decadente de los Estados Unidos donde a las cosas se las llama por su verdadero nombre? ¿Qué me dice usted del consumismo decadente de los rusos que tenemos la fortuna y el privilegio de formar parte del Politburó?
El comandante Bakunov guardó silencio, abrió las dos refrescantes latas de coca cola y se sentó de nuevo ante la pantalla cósmica,  al lado del coronel Gordinsky a quien le ofreció una de las dos latas.
-          ¡Es necesario insistir de nuevo, comandante!
-          ¡Haga usted lo que quiera, coronel, pero yo no creo para nada en Dios!
-          ¡Lo que estoy intentando hacer no es encontrarme con Dios sino que exista alguien allá afuera y nos pueda salvar, aunque sea Dios!
-          ¡A eso se le llama tener fe, coronel Gordinsky!
-          Fe con efe mayúscula, comandante Bakunov. No lo olvide jamás.
-          Para el poco tiempo que nos queda de vida intente usted lo que quiera. No va a dar resultado alguno.
El coronel Gordinsky volvió otra vez…
-          ¡¡¡Planeta Tierra llamando a Sistema Universal!!! ¡¡¡Planeta Tierra llamando a Sistema Universal!!! ¡¡¡Planeta Tierra llamando a Sistema Universal!!! ¿Hay alguien que nos pueda salvar?
-          ¿Se ha convencido ya de que es inútil creer que vamos a salvarnos? ¡¡El fin del Comunismo es el fin de la Humanidad entera!! Por lo menos eso es lo que nos dicen que digamos desde que somos niños…
-          ¡No es hora de decir tonterías infantiles, comandante Bakunov! ¡¡La Era de la Internacional no se la cree ni quien la inventó!! ¿Le apetece un cigarrillo rubio?
-          De acuerdo, mi coronel. Le acepto un cigarrillo rubio. Pero le recuerdo que el autor de La Internacional fue Eugéne Pottier, todo un revolucionario del movimiento obrero internacionalista. Un hombre convencido de que el poder debe ser de las masas famélicas y desnutridas.
-          ¡Menuda estupidez! ¿Cómo puede ser posible que una famélica legión de hambrientos y desnutridos se adueñe del mundo si es solamente una legión de famélicos que no tienen donde caerse muertos? Perdone mi crudeza, comandante Bakunov, pero cantar eso es una verdadera estulticia.
-          ¿Estulticia?
-          Sí. He dicho estulticia por lo de nuestra costumbre de usar eufemismos.
-          Piensa usted con mucha lógica, coronel Gordinsky. Ahora que me detengo a pensar en La Internacional me parece una verdadera majadería.
-          ¡Exacto, comandante Bakunov! Es una verdadera majadería y no pequeña precisamente. Por eso mismo Pottier murió en medio de la miseria. ¿Cómo podemos desarrollar a los pueblos si desarrollamos la pobreza de los pueblos? ¡Vamos! ¡Tome el cigarrillo y deje que yo siga teniendo Fe!
El coronel Gordinsky sacó dos marlboros de su cajetilla.
-          ¡Ostias, mi coronel! ¿Fuma usted marlboros?
-          ¡Eso es! ¡El fuerte sabor americano!
-          ¿Y eso no es traicionar a nuestros principios?
-          Sólo hago lo que hacen decenas y decenas de cantautores mientras engañan a sus pueblos con músicas revolucionarias. ¿De qué principios me está usted hablando, comandante?
-          ¡Del que hablaba “El Che”, mi coronel!
-          ¿”El Che” hablaba de principios o hablaba de finales?
-          ¡Me está usted haciendo pensar!
-          ¡Eso es lo que intentaron siempre evitar!
-          ¿Qué tuviéramos pensamientos propios?
-          ¡Exacto! ¡Se llama alienación mental por culpa de las ideologías! Y ahora deje que lo intente de nuevo.
El comandante Bakunov estaba demasiado entregado a la labor de gozar de su coca cola y de saborear su marlboro como para seguir discutiendo con el coronel Gordinsky.
-          ¡¡¡Planeta Tierra llamando a Sistema Universal!!! ¡¡¡Planeta Tierra llamando a Sistema Unviersal!!! ¡¡¡Planeta Tierra llamando a Sistema Universal!!! ¿Hay alguien que nos pueda salvar?
El comandante Bakunos se limitó a canturrear con ironía…
-          ¡Ni en rey, ni en dioses ni entribunos, está el supremo salvador!
-          En ese caso, comandante, sí que estamos perdidos de verdad. ¿Alguna nueva noticia del Kremlin?
-          ¡¡La peor que usted, con toda su Fe a cuestas, puede conocer mi coronel!! ¡¡¡Toda la Tierra está ardiendo por los cuatro costados y las temperaturas suben ya hasta los 60 y los 70 grados centígrados sobre cero!!! ¡¡¡Vamos a desaparecer todos carbonizados!!!
-          ¡¡¡Es necesario confiar!!!
-          No es por llevarle la contraria, coronel Gordinsky, pero es de seres necios confiar en lo imposible.
-          ¡¡¡Planeta Tierra llamando a Sistema Universal!!! ¡¡¡Planeta Tierra llamando a Sistema Universal!!! ¡¡¡Planeta Tierra llamando a Sistema Universal!!! ¿Hay alguien que nos pueda salvar?
-          Lo que está usted haciendo es un lamentable pérdida de tiempo y exponiéndose tontamente a terminar loco del todo.
-          ¿Qué sabe usted sobre el poder de la mente, comandante?
-          No me han educado para eso. El poder de la mente es el poder del Partido.
-          ¡Pues eso es la alienación, comandante Bakunov! Y la alienación sí que es una enajenación mental por si no lo sabía.
-          ¡Están buenas las coca colas y excelentes los marlboros, coronel Gordinsky!
Ahora le tocó el turno al coronel para ironizar mientras canturreaba…
-          ¡América! ¡América! ¡Qué maravilloso es poder vivir en América!
-          ¡¡Creo que usted ha enloquecido, mi coronel!!
-          Déjeme en paz y siga con su pesimismo. Le advierto que no va a llegar a ninguna parte si sigue pensando de esa manera. Si es que a esa manera se le puede llamar pensar.
-          ¿Y usted? ¿Qué sucede con usted?
El coronel Gordinsky siguió insistiendo…
-          ¡¡¡Planeta Tierra llamando a Sistema Universal!!! ¡¡¡Planeta Tierra llamando a Sistema Universal!!! ¡¡¡Planeta Tierra llamando a Sistema Universal!!! ¿Hay alguien que nos pueda salvar?
-          ¡¡Déjelo ya, coronel!! ¡¡Me pone los pelos de punta!!
-          ¡Escucha un momento, pipiolo! ¿Cuántos años llevas afiliado al Partido Comunista?
-          Solamente cinco…
-          ¿Y en solo cinco años ya has llegado a ser todo un comandante? ¿Quiénes son tus padrinos, muchacho? ¿Tan pronto has llegado a ser todo un señor comandante?
-          ¡¡Camarada comandante y no señor comandante!! ¡¡¡Camarada y no señor para que no me confunda!!!
-          Ja… ja… y ja… ¿Me vas a decir a mí que no vives como todo un señor a costa del pueblo que se muere de hambre y gracias al apoyo de todos tus padrinos? ¡Es muy raro que en tan sólo cinco años de militancia hayas logrado ya ser comandante!
-          ¡Entrega, fidelidad y sacrificio! ¡Esas son las tres columnas básicas que me han convertido en el comandante más joven de Rusia!
-          Falta una columna para ser las cuatro. ¿Cuál es la cuarta columna básica, señor comandante?
-          Servicio total para la Causa.
-          Cuéntele a otro más inocente que yo, y que sea mucho más niño, esa historia…
-          ¿Qué insinúa, mi coronel?
-          Mire, comandante… usted y yo sabemos lo que es insinuar dentro del Partido Comunista y lo que supone y significa eso…
-          Entonces le recomiendo que no siga hablando de esa manera tan despectiva o se enteran…
-          Ya no me importa decir la verdad porque resulta que ahora el mundo se está destruyendo. ¡Diga la verdad, señor comandante Bakunov! ¡¡Y olvídese por completo de que yo le llame camarada a usted!!
-          La verdad es siempre lo que ocultamos para no reconocer lo inevitable.
-          Parece que, de repente, se ha vuelto usted muy inteligente, señor comandante. 
-          Es que soy muy inteligente.
-          Pues entonces déjeme continuar con mi labor.
-          ¡Me da lástima su cabezonería, coronel Gordinsky!
-          ¡¡¡Planeta Tierra llamando a Sistema Universal!!! ¡¡¡Planeta Tierra llamando a Sistema Universal!!! ¡¡¡Planeta Tierra llamando a Sistema Universal!!! ¿Hay alguien que nos pueda salvar?
-          ¡Mi coronel! ¡Pésimas noticias! ¡Sigue aumentando, cada vez más, el número de millones que están muriendo abrasados por el Sol!
-          Que Dios tenga misericordia de todos ellos y de nosotros.
-          ¡¡Lo siento, coronel Gordinsky, pero le obligo a que cese en sus funciones y, de paso, antes de que le ejecuten,  le sugiero que deje de tener Fe en Dios!
-          Vuelva a enfundar su pistola, comandante Bakunov y, de paso, antes de que le pegue dos tortazos, le sugiero que deje de decir bobadas. ¡No estamos jugando a buenos y malos! ¿Me entiende, muchacho?
-          Yo no estoy jugando.
-          Le repito que ya lo de ser buenos o ser malos pasó a la Historia. Ahora no tiene importancia alguna. Se acabó hace décadas lo de separar a los que se les llamaba malos por no ser ortodoxos y enviarlos a los gulags. Ahora lo que importa ya no es eso, así que guarde su pistola y deje de portarse como una criatura. Lo único que nos puede salvar es que alguien, allá afuera, nos pueda escuchar y que tenga tiempo para salvarnos.
Bakunov volvió a enfundarse su pistola…
-          Si tenemos que morir que sea de hambre pero no achicharrados.
-          Ventajas de ser del Politburó… ¿no es cierto, señor comandante?
-          Tengo hambre, mi coronel.
-          Pues le tengo que advertir que los víveres se están agotando, comandante Bakunov.
-          ¡Mientras yo como algo usted siga con su inútil empeño, coronel Gordinsky!
-          ¡Sólo un Diluvio Universal puede impedir el fin de la Tierra, comandante Bakunov!
-          ¡¡Dios ha muerto, mi coronel!!
-          ¿Cuándo fue eso?
-          Cuando murió el hombre que lo inventó.
-          Escuche, comandante Bakunov. Llevo cincuenta largos años formando parte del Partido Comunista Ruso porque me afiliaron nada más nacer y quiero vivir, si pudiera ser, otros cincuenta años más para poder decir que soy centenario… pero usted es un pardillo al que le faltan todavía muchas décadas para saber que quien ha muerto de verdad ha sido Karl Marx. Sobre la muerte de Dios hay una división de opiniones en todo el Mundo, digamos que de un 50 por ciento para el sí y de un 50 por ciento para el no; pero en cuanto a la muerte de Karl Marx no existe duda alguna porque el 100 por 1000 de la población mundial lo afirma sin duda alguna.
-          Tiene usted suerte de que el planeta se esté quemando sin solución de podernos salvar nadie porque si no fuera así lo primero que haría yo sería delatarle ante el Politburó.
-          Solamente he dicho la verdad así que no me enmiendo en nada. Y, de paso, ya veo que siguen existiendo mierdas como usted dentro de los chivatos. Pero Dios es nuestra última y única esperanza.
-          ¡¡Haga lo que quiera, coronel Gordinsky, pero deje de dirigirme la palabra porque no deseo seguir conversando con usted.  Parece un acérrimo cristiano.
-          Y usted no lo parece sino que es un fanático marxista.
-          ¡¡He dicho que no quiero seguir hablando con usted!!
-          ¡Silencio! ¡Siempre toman ustedes los fanáticos marxistas el silencio como la mejor manera de no dialogar cuando alguien les cuenta varias verdades porque piensa… ¿no es eso, comandante Bakunov? ¡No hacen ustedes guardar silencio a los disidentes eliminándoles a través de la fuerza bruta!
-          ¡¡No deseo seguir razonando!!
-          ¿Es que ha razonado alguna vez en su todavía corta vida? ¿Cuándo ha razonado usted fuera de las ideas marxistas, comandante?
-          ¡¡Le repito que no deseo seguir razonando!!
-          Entonces no vuelva a sacar la pistola a no ser que usted se arriesgue a quedar eliminado porque seré cristiano o no seré cristiano pero para darle a usted un par de ostias si tengo la suficiente fuerza. Si quiere usar la pistolita sáquela de nuevo, póngala en una de sus dos sienes, la que más le guste de las dos, y apriete el gatillo. ¡Le aseguro que si lo hace ya no razonará jamás!
Ante el total y absoluto silencio del comandante Bakunov, el coronel Gordinsky volvió a insistir.
-          ¡¡¡Planeta Tierra llamando a Sistema Universal!!! ¡¡¡Planeta Tierra llamando a Sistema Universal!!! ¡¡¡Planeta Tierra llamando a Sistema Universal!!! ¿Alguien nos puede salvar?
-          Como dijo usted antes, señor coronel… sólo un Diluvio Universal puede ya salvar a la Tierra y nadie, por muy niño que sea, se puede creer esa absurda historia del Diluvio Universal.
-          ¡¡Espere un momento y deje de hablar ahora como cotorra, señor comandante!! ¿Qué es eso que aparece en la pantalla?
-          ¡¡Un cuerpo extraño de color azul que viene directo contra la Tierra a una velocidad súper megatómica!!
-          ¡¡Dios mío!! ¡¡La Tierra va a saltar partida en billones de pedazos como ese cuerpo entre en contacto con nuestro planeta!!
-          ¡¡¡No existe Dios, mi coronel!!! ¡¡¡Desengáñese ya!!! ¡¡¡Si de verdad existiera no permitiría la destrucción de su propia obra!!!
-          ¡¡¡Así que admite que la Tierra es obra de Dios!!!
-          ¡¡¡No quise decir eso pero ya no importa!!! ¡¡¡Ese cuerpo nos va a convertir a todos en polvo cósmico!!!
-          ¡¡¡Acaba de entrar en la atmósfera terrestre!!!
De repente una explosión rotunda llenó de luz cegadora toda la Sala de Operaciones y, en ese mismo instante, se desató un verdadero Diluvio Universal por lo torrencial de las aguas que caían del cielo.
 
-          ¡¡¡Está lloviendo a mares, mi coronel!!!
-          ¿Qué dicen desde el Kremlin?
-          ¡¡¡Que es un Diluvio Universal, que se están apagando todos los fuegos de la Tierra y que la temperatura se ha vuelto tan normal que en todas parte, mientras lleuve sin parar, hay 19 grados centígrados sobre cero.
-          ¿Sigue usted pensando que Dios no existe, señor comandante?
El comandante Bakunov se puso de rodillas, agachó su cabeza y solamente musitó una brevísima oración…
-          ¡Eres Grande, Dios mío!
-          Dios de todos nosotros, comandante Bakunov.
-          Dios de todos nosotros, coronel Gordinsky.
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Relato.

Palabras Clave: Literatura Prosa Relato Narrativa.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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