Ojalá no vuelva a nacer mañana
Publicado en Sep 01, 2009
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- Repítelo una vez más, quiero oír tus labios danzar mil veces esta noche. - Sólo pídelo_ Se le oyó decir al joven_, es tuyo, lo que no quiero es que te aburras de él, me costó trabajo escribirlo.
- La modestia te queda mal _ Retumbó una voz femenina_, tienes mil poemas y versos, tantos cantos a la luna y a la puesta de sol. Eres un romántico de las estrellas y de mis ojos.
Ella sólo calló para estallar en risas cándidas, los ojos de Él se iluminaron junto a una sonrisa oxidada. Esa noche sólo llanto cubría sus rodillas, sus labios no se inmutaban a expresar dolor o gozo. Era silencio falaz en medio de su soledad infinita. Quien lo diría, tres horas más tardes hasta Él reiría y Ella soñaría.
La risa terminó luego de unos segundos de reconfortante sonido. Él se acomodó en la descuidada cama que le sostenía, mirando hacia la ventana que proyectaba estrellas y lunas, su alma exhaló.
- Deberías aprendértelo_ Aseveró el con una sonrisa aun mayor a la anterior, como si esa fuese la primera broma de su vida_ no estaré a toda hora repitiéndotelo.
Calmando la amalgama de emoción en su rostro miró fijamente al firmamento, ese que se colaba sutilmente en su cuarto ahora atrapaba sus ojos. Ella no pudo evitar notar la dulzura en sus intenciones, junto a la pasión de sus movimientos, aun sin comenzar a recitar ella ya estaba encantada. Sin dilatar más el momento Él comenzó con su más querido verso:
 
Bien lo sabes o si no te lo digo
En mis brazos encontraras cálido abrigo
No sólo lo digo como el más sincero amigo
Sino como quien te quiere, el que siempre sueña contigo.
 
Su boca no se cerraba aun cuando Ella le interrumpió súbitamente.
- Acepta en retrospectiva mi alma, el pasado y el presente reflejan nuestro futuro... ¿Es así no?
- No _ Se le oyó decir secamente a Él.
-¿a no? Que torpe.
Un corto silencio precedió a una risa apagada, esa que terminaría en carcajadas.
- Qué malo eres_ dijo amorosamente Ella.
- Tú tienes una condición interesante a las chanzas, tienes cara de "moléstenme" _ Balbuceó él entre risas.
- ¿Puedo darte un abrazó?
- Claro_ dijo Él con un tinte de sorpresa en su rostro_, los que quieras.
Se sonrió ligeramente mientras golpeaba suavemente el edredón que cubría la desarreglada cama. Buscando los ojos de Ella en la oscuridad, el joven abrió los brazos esperando otro cuerpo recargado en su pecho. Cerró los ojos cobijado con la oscuridad apenas aplacada por la luna y los luceros, asentó una sonrisa en su faz e intentó atrapar a su amada en un solo movimiento.
- ¿Qué pasó?_ Preguntó súbitamente ella ante el prolongado silencio.
- Nada_ respondió tristemente a la voz telefónica de su amada_, es el polvo de la calle que entra por la ventana abierta y el ruido de los grillos que quise oír un momento antes de decir cualquier otra cosa.
Su mueca de desencanto no dejó de proyectarse sobre la pared ahora iluminada por la luna. Menguante aun, mas lo suficientemente luminosa como para revelar una lágrima correr por su rostro, caer desvalida y estallar con su pena sobre la cama. Era esas veces de abrazo sutil con las que Él tomaba la bocina del teléfono, el único asidero que le impedía a su alma salir volando por la ventana. Las pausas se hicieron más largas, los silencios incómodos.
- Me voy a dormir_ Dijo mecánicamente Ella con un timbre apesadumbrado en su telefónica voz_, ¿podrías repetirlo una vez más?
Él No dijo nada, simplemente guardó un silencio glaciar hasta colgar. Dejó la bocina en la base del teléfono. Sus ojos a punto de salir desperdigados como balas de salva se fijaron en la luna mentirosa. Por más que intentó no pudo contener las lágrimas en sus ennegrecidos ojos. Caían las gotas raudas por su cara, saltando, recorriendo turísticamente los valles y concavidades de sus facciones trémulamente iluminadas por una luz neblinosa.
La luna se ocultaba, junto a sus compañeras estrellas. Sólo unos rayos de argenta luz golpeaban su acurrucado ser, en aquella cama deshecha. Ese rostro vuelto hacia donde yacía el teléfono descolgado. Ese triste aparato que, desde sus cinco años de soledad jamás había conectado. La noche y sus ojos se ocultaban tras el pasar de las horas, se sumían de apoco en un letargo suave y calmo. Se apaga la luna, se apagan sus pupilas "ojalá no vuelvan a nacer mañana", deseaba Él fervientemente. Lo repitió una vez más, hasta que por fin cayó dormido, sonriendo como hacía mucho no se le veía hacerlo.
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Foto del autor Pablo Jaramillo
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Descripción

Una noche...

Palabras Clave: noche soledad encuentro ojos luna estrellas

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos


Creditos: Pablo Jaramillo J

Derechos de Autor: Pablo Jaramillo J


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Sebastian Rodriguez Cardenas

"Bien lo sabes o si no te lo digo
En mis brazos encontraras cálido abrigo
No sólo lo digo como el más sincero amigo
Sino como quien te quiere, el que siempre sueña contigo." Nos vamos a Caragena definitivamente, que buen cuento un uso magnifico de la smilidesinencia que tanto me gusta y el ver simplemente maravilloso; mis palabras sobran con un texto tan complejo, tan elaborado. Felicitaciones y mis respetos.
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September 02, 2009
 

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