Tardes-noches otoñales (Reflexiones)
Publicado en Sep 24, 2013
Si Sócrates fue el que dijo que "sólo sé que no sé nada"... ¿qué diría la madre de Sócrates? Me planteo esta interrogativa cuando contemplo los acontecimientos mundiales que están creando El Siglo de Las Paradojas. ¡Qué lejos queda ya El Siglo de las Luces y qué lejos queda ya la Época Helenística! Recordando a Helena...
Del Estado del bienestar hemos pasado a simplemente estar que ya es más que milagroso. Estar en este mundo, tal como se están poniendo las cosas humanas, es una heroicidad similar a las que describieron Homero o Virgilio. ¿Quién se atreve, hoy en día, a hablar de los Estados? Nos queda solamente la certeza (y aún esto ya está siendo bastante dudoso) de que existen 3 Estados. No me refiero a los Estados Unidos, Alemania y Rusia sino al sólido, al líquido y al gaseoso. Sobre todo al gaseoso viendo lo que sucede por el Medio Oriente. A este paso los Reyes Magos no vendrán del Oriente sino de lo que quede en pie, que me parece que no va a ser lo suficiente ni para tener palacio propio. ¿A cuál de estos estados nos están haciendo pertenecer? La irresistible ascensión de Doña Ángela me hace recordar a los querubines y a los serafines, Del querer de los querubines nos queda la esperanza y del fin de los serafines nos queda este estremecimiento mundial en donde los que odian matan a los que odian. Tal es el caos que, recordando a Vázquez Montalbán, los que no tenemos nada que perder nos conformamos con seguir tomando un café con leche en cualquier lugar del planeta y, si tenemos algo que nos sobre, hasta una copita de anís La Castellana para librarnos de Las Cadenas y El Mono. En cuanto a las abstracciones ya tenemos bastantes en este mundo de marujas que dicen que es normal. No sé, pero Maruja Torres nos saldrá, un día de estos y con su feminismo a cuestas, con alguna novela titulada "Te trataré como a un maruja". Tiempo al tiempo. Ideas claras, mantener la serenidad y tener tantas expectativas (con un mogollón de aspiraciones) es lo que nos queda en este planeta donde abundan las pasiones de los hombres. Si Lutero levantase la cabeza se daría de bruces con Lenin y viceversa. La conjuntivitis y miopía de los políticos nos ha llevado a estos extremos. Y menos mal que ahora están apareciendo formidables extremos en los equipos de fútbol para deleitarnos las tardes-noches otoñales. Nota Final: Que Apapucio nos confiese a todos porque estamos todos mal y reconozco, ("mea culpa y ora pro nobis") que no sé nada, pero absolutamente nada, de Apapucio.
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José Orero De Julián
Getzeman Gonzlez
Divertidas pero críticas reflexiones. Es ameno de leer, pero también invita al análisis político...
Saludos.